En la recta final de la campaña navideña, tan esperada para el consumo masivo, San Fernando hace su primer balance de cómo van las ventas y colocaciones de pavo este año de reactivación. Los vales de pavo que suelen representar el 60% del total de los pavos colocados, se han ido recuperando a diferencia del año pasado, al igual que -poco a poco- la oferta disponible de esta ave va en ese camino, aunque aún falta para llegar a sus números prepandemia, comenta Jéssica García, gerenta de márketing de San Fernando.
En conversación con Día1, la ejecutiva analiza qué pasó con los precios, los factores que encarecieron el precios frente a otros años, así como el balance de las innovaciones que han desplegado este año y los pasos ya firmes para e 2022, fecha en la que estiman recuperar el nivel de producción de hace dos años.
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—¿Cómo va la venta de pavos a estas alturas del mes?
La campaña está bastante bien, hemos estado trackeando tanto la demanda como la oferta este año. Después de un año tan fuerte como el 2020 por la pandemia, la venta institucional cayó. No solo redujeron gasto sino despidieron gente, por lo que necesitaron menos vales. Y el principal ingreso para nosotros es por vales. Como este segmento estuvo deprimido era difícil estimar la recuperación y en el caso de los pavos es complejo. Hemos estado viendo, apostando a la recuperación del pavo y ya estamos finalizando venta en algunos canales.
—¿Desde cuándo se empiezan los pedidos y las colocaciones?
Las negociaciones empiezan desde mayo. Y vamos bien, vamos tranquilos, con una recuperación de la venta frente al 2020, pero todavía no llegamos a los números del 2019. No obstante, estamos cerca, y con la disponibilidad necesaria. Hasta el momento se han vendido 250 mil pavos y 850 mil vales en esta campaña navideña, cumpliendo con los objetivos y proyecciones que nos trazamos. El promedio de las ventas por canje-el canal institucional- es el 60% para esta campaña.
—Se ha visto un incremento importante de precios en los pavos frescos que superan los S/16 o S/18 en los mercados y algunos comerciantes estiman que llegará hasta S/20. ¿qué está sucediendo?
Por el lado de consumidor, la venta tiene varias fases. El canal directo al consumidor, en nuestro caso solo tenemos el e-commerce y vendemos en los supermercados. El volumen principal se da a través de los grandes canales, los mismos mercados de abastos. Nosotros no jugamos mucho en los mercados de abastos porque vendemos el pavo industrialmente. Yo creo que a veces lo que está sucediendo es que el consumidor deja la compra del pavo (no el canje comprometido) y sale a buscarlo dos o tres días antes de Navidad. Ahí se da otro tipo de movimiento. Si el mercado de abastos ve que hay mucha demanda, va a subir su precio.
—¿Cuánto de la oferta de San Fernando es pavo vivo y cuánto pavo congelado?
Nosotros en el pavo congelado y empacado, no en pavo vivo. El 60% de los pavos se venden y consumen en Navidad, el resto se canjea para después, otros momentos en el año. Por lo general, a partir del 20 de diciembre, los consumidores empiezan a canjear y comprar sus pavos. En nuestro caso, los nuestros se canjean, los producimos todo el año para tenerlos listos cuando el canal institucional, ‘retail’ y tiendas afiliadas inician los pedidos en julio.
—Desde San Fernando también comentaron que hoy la demanda supera a la oferta.
Así es. La oferta toma un montón en recuperarse. La economía todavía no se recupera, hay empresas golpeadas, incertidumbre por la situación política, todo esto hace que algunas empresas se cuiden, busquen ahorros. Además, la subida del dólar te impacta, esto hace que algunos productores chicos, que venden pavo vivo, se desanimen y se demoren en criar pavos al ver que suben tanto los costos. Que la oferta se recupere depende de muchos factores. Creemos que se hubiera podido recuperar [la oferta de pavos] sino fuera por el alza del tipo de cambio y la incertidumbre económica. El próximo año, creo, ya podría estar recuperada.
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—¿Cuáles fueron los principales costos que presionaron la cadena de producción?
Primero fueron los macroeconómicos. Han subido los fletes, hay proceso inflacionario fuerte, ha subido el costo del transporte por el petróleo, suministros en general como los empaques, una recatafila de subida de costos y gastos de todo tipo. Tanto a nivel mundial como local. Como país se sumaron la inestabilidad política y económica que impactó en todas las industrias. Ante ello tuvimos que hacer procesos continuos para generar eficiencias como empresa.
—En ese contexto, ¿apostaron también por otros productos del portafolio como sustitutos?
Claro, hemos trabajado, desde hace unos años, en un portafolio a base del mismo pavo, pero de un ticket menor. Los pesos comerciales son de siete, ocho o 10 kilos, por lo general. Pero si tienes una familia chica no necesitas pagar por tanto, ahí tenemos el medio pavo o lonjas [de pavo] para dos o tres personas. Es así que optamos por achicar la porción mediante otro tipo de soluciones, para familias chiquitas. También los ‘vale pack’ para cambiar por pavo o cerdo o su equivalente y pensando en la practicidad del consumidor estamos sacando nuestro aderezo de pavo de 800 gr. para echar al pavo, con buen sabor y menor ticket. Ya pensábamos lanzarlo antes de la pandemia, pero se aceleró. Sin dejar la oferta de pollo, que muchas familias eligen en la Navidad.
—¿Y por el lado de otras carnes como el cerdo?, ¿también ha afrontado sobrecostos similares al pavo?
En la carne de cerdo, así como en casi todas las industrias, sentimos también la presión de costos por su alimento. Nosotros criamos animalitos y su alimentación es hecha en base a macroinsumos, además del mayor costo de los empaques y hasta el transporte. Un componente que es parte del costo final, pero que también ha sido tocado. No obstante, somos una empresa grande, de escala, que trabaja en mejoras continuas. Cuando todo pase, seremos más eficientes.
—¿En cuánto se incrementaron los costos en la carne de cerdo?
En el caso del cerdo es similar la presión de costos frente al pavo o el pollo. La diferencia del cerdo está en la demanda. En nuestro caso esta se ha desarrollado durante la pandemia, cuando se dio un cambio de hábitos. Cuando estábamos en el confinamiento, el consumo fuera del hogar se trasladó adentro de casa y ahí se abrieron ocasiones de consumo para la carne de cerdo. Mientras que el consumo de esta carne desapareció fuera del hogar. Una vez que pasó el confinamiento, lo primero que se recuperó fueron las pollerías en el consumo fuera de casa. Pero otras carnes sufrieron más, como la del cerdo, cuyo consumo tomaría más en recuperarse. No obstante, ya se abrió ese consumo dentro de casa a futuro.
—¿Vieron oportunidades para impulsar su oferta para consumo en casa como marca?
Sí, por eso hemos lanzado empaques de cerdos horneados porque hay esa ocasión de consumo. Para Navidad también las tenemos.
—¿Con la pandemia se asentó la tendencia de buscar practicidad por parte del consumidor?
Sí, la gente necesita facilitarse la vida. Durante la pandemia fue más, la vida se trastocó, se generaron nuevos hábitos como la parrilla, por ejemplo. Un momento de indulgencia, donde se aceleraron las tendencias que se venían dando poco a poco.
—¿Se han abierto más canales para el recojo de pavos?
Sí, este año hemos reabierto las Paviferias. Pero también armamos una estrategia de la mano de la aceleración de la digitalización para que la gente compre sus vales en Internet y luego vaya a recogerlas, y tenga opciones de compra, transferir vale o agrandarlo. Es un proceso de adopción en el consumidor, para aquellos más digitalizados, más jóvenes. Aún hay mucha gente que prefiere el canje y compra física. La feria San Fernando es una tradición, mucha gente acostumbra a agrandar su pavo en la Paviferia. Son cinco en Lima y 18 puntos de canje adicionales con tiendas aliadas y otros 30 en provincias. Pero las ferias se han digitalizado, con ‘scaners’ para el código del vale y sea más ágil el proceso.
—También tenían la opción del delivery de pavos, el año pasado hubo problemas con este servicio, saturación.
Sí, hemos reforzado el sistema de ‘delivery’. Ahora está activo solo para Lima y esperamos que la demanda siga creciendo. Hemos invertido tiempo y dinero en mejorar nuestros activos digitales y el diseño de experiencia frente a eso. Tenemos ‘chatbots’, la ‘app’ sincronizada con Waze y Google Maps para encontrar la ruta correcta para los sitios de canje, entre otros servicios.
—¿Cuál es la proyección para las ventas a través del canal e-commerce?
Estamos esperando que 60 mil usuarios descarguen nuestro aplicativo y que al menos 2 millones de usuarios tengan algún nivel de contacto con nuestros medios digitales sea consultas o compra de vales. Hay empresas muy grandes que han adquirido vales digitales a través del e-commerce. También otros usuarios corporativos con empresas pequeñas, que compran 10 a 50 vales también por este canal.
“No creo que [para el 2022] se solucionen las variables (macroeconómicas a nivel global, tipo de cambio e incertidumbre política y económica), pero sí tendremos más o menos claro a lo que nos vamos a enfrentar”.
—¿Ampliarán el ‘delivery’ a provincias?
Para cubrir provincias con el servicio de ‘delivery’ dependerá de que tenga masa critica (demanda) que lo justifique.
—¿En cuánto se han recuperado las ventas del canal ‘food service’ como las pollerías?
A partir de la segunda mitad del año pasado se empezó a ver la recuperación del ‘food service’ luego de una primera mitad muy dura por el confinamiento. Muchas de ellas ya llegaron hoy en día a sus volúmenes prepandemia y otras ya registran crecimiento, sobre todo algunas pollerías, por la costumbre del consumidor peruano de comer pollo a la brasa. Además, en gastronomía, se han intensificado otros canales y han ido mejorando en volumen de ventas con la ampliación del aforo. Las pollerías son muy importantes para nosotros. Pero también hemos reforzado nuestra venta al ‘shopper’ con productos de valor agregado para el ‘retail’.
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—¿Cuál ha sido el balance de las bandejas de pollo congelado empaquetados que impulsaron el año pasado por la pandemia en las bodegas? En su momento fue una apuesta de inocuidad para el consumidor, pese a que los peruanos y peruanas se caracterizan por elegir productos frescos.
Es parte importante de la estrategia para acercar el producto al consumidor, tiene un segmento que lo consume. El producto llega congelado, y si bien la tendencia del peruano es consumir fresco, salva al consumidor ante algunas situaciones por el tiempo de vida útil de producto. Al inicio de la pandemia, la gente buscaba productos empacados de origen, sin importar si eran congelados, querían que viniera empacado como una garantía de que no había sido manipulado más de lo necesario y así una menor exposición del COVID-19. Ahí respondimos con este producto y también con otros saborizados.
—El año pasado comentaron que estaban preparando su retorno a los productos ‘ready to eat’ y verían el momento adecuado para lanzarlo, ¿ha llegado ese momento?
Todo sigue en marcha. Tenemos un portafolio de productos para lanzar y cifras comprometidas con los accionistas. El consumidor está evolucionando, ya las familias venían cambiando. Hemos hecho un trabajo fuerte de segmentación para definir estos productos, así que alguno tendremos en el 2022. Tenemos varios proyectos, solo este 2021 vamos a cerrar con 85 SKU (tipo de productos) nuevos.
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—¿Cómo han visto la competencia en este contexto?
Todos hemos tenido que reinventarnos, así que la competencia se ha intensificado.
—¿Cuál es la proyección para este cierre de 2021 e inicio del 2022 en San Fernando?
Ha sido un año bueno para la empresa, con la recuperación de las líneas, pero con retos de costos que no son ajenos a ninguna industria. Pero notamos una recuperación del consumo y una preferencia marcada. Esperamos que el 2022 sea un poco más estable. No creo que se solucionen las variables (macroeconómicas a nivel global, tipo de cambio e incertidumbre política y económica), pero sí tendremos más o menos claro a lo que nos vamos a enfrentar. No con problemas más estables, pero sí con menos sorpresas. En el 2020 y 2021 tenías sorpresa de todo tipo.
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