Bloomberg.- Durante más de una década, el Perú ha sido una estrella en ascenso entre las economías emergentes debido a su rápido crecimiento, la reducción de la deuda pública y la saludable expansión de sus reservas internacionales, por todo lo cual se le ha considerado uno de los países más solventes de Latinoamérica.
Cuando se derrumbaron las materias primas, Perú, al igual que sus vecinos, se vio fuertemente afectado. Se redujeron los presupuestos gubernamentales, aumentó el desempleo y declinaron las exportaciones. Pero además pasaba otra cosa, y nadie reaccionó: la cantidad de compañías de dimensiones suficientes para mantener el mercado bursátil de Lima en la categoría “emergente” disminuía de manera peligrosa. Hace cuatro años eran cerca de una docena, mientras que ahora hay apenas tres.
El resultado es una posible catástrofe: una probable rebaja para junio del mercado bursátil de Lima a la categoría de “fronterizo” por parte de MSCI, cuyos índices son la referencia para más de US$9,5 billones de activos en todo el mundo. Si Perú cae a la categoría de países como Kazajistán, los inversores internacionales podrían ignorarlo, lo que significa que miles de millones de dólares podrían abandonar los fondos de inversión. El gobierno se esfuerza, pero el tiempo se agota.
“Las autoridades acaban de despertar”, dijo César Álvarez, jefe de economía y finanzas de la escuela de negocios Centrum Católica en Lima. “Necesitan prácticamente un milagro para que aumenten las operaciones en momentos en que la confianza de los inversores está por los suelos. La probabilidad de pasar a la categoría fronteriza es muy alta”.
El principal índice bursátil de Lima bajó 33% el año pasado, el peor retorno del mundo después del de Ucrania. El promedio de los volúmenes diarios de operaciones fue de US$15 millones en los primeros 11 meses de 2015, la mitad del nivel de igual período de 2012, a pesar de que el crecimiento económico de Perú, que durante más de 10 años fue el más rápido de América Latina, da muestras de estar recuperándose de la caída de las exportaciones de metales.
Algunos han responsabilizado al gobierno del presidente Ollanta Humala, que asumió en 2011. Señalan que el volumen de operaciones bursátiles se ha derrumbado 70 por ciento desde 2007 pero que hace apenas dos años que empezaron a tomarse medidas para impulsarlo, entre ellas bajar los costos de las transacciones y regular los trusts de inversión inmobiliarios. Sólo después de un ultimátum de MSCI en agosto el gobierno aprobó la eliminación de un impuesto de 5 por ciento a las ganancias bursátiles, que entró en vigor el 1 de enero.
FALTA DE MEDIDAS
Los críticos dicen que las medidas son escasas y tardías. Alfredo Thorne, fundador de Thorne & Associates, una firma de análisis, y miembro del directorio de la Bolsa de Valores de Lima, dijo que hay una larga lista de medidas que el gobierno debería haber instrumentado para atraer a los inversores y alentar a las compañías a vender acciones: permitir la venta de acciones por parte de compañías estatales, eliminar las restricciones a la forma en que los operadores atraen capital privado y crear nuevos valores para impulsar la negociación de bonos empresariales. Por otra parte, la reducción de los impuestos a los aumentos de capital sólo se aplicó a las acciones y no a otros productos.
El Ministerio de Economía y Finanzas dijo que no hay pruebas concretas de que las normas impositivas de los últimos años hayan contribuido a reducir la liquidez. Dijo que se han tomado medidas para aumentar las operaciones, tales como la eliminación de las restricciones a la cotización en bolsa de firmas de pequeña cantidad de capital y la flexibilización de las reglas para las ventas de acciones.
“La decisión de aprovechar estos mecanismos para incrementar liquidez es puramente privada”, dijo el ministerio.
A pesar de que se redujeron las comisiones y se dispuso la exención impositiva bursátil, Perú sigue siendo más caro que los vecinos Chile y Colombia, que son más grandes y líquidos. Además de sus problemas estructurales, Perú está en clara desventaja en la competencia por inversores extranjeros, dijo Carlos Rojas, socio gerente de Andino Asset Management, que tiene sede en Lima.
De reducírselo a la categoría fronteriza, Perú se vería obligado a salir en busca de una escasa disponibilidad de capital. Hay cerca de US$2 billones que se invierten en acciones de mercados emergentes, pero no hay más de US$20.000 millones invertidos en mercados fronterizos. Perú perdería su participación de 0,2 por ciento de la canasta emergente y obtendría una participación de 15 por ciento del segmento fronterizo que rehúyen muchos grandes inversores institucionales, según BlackRock Inc.