El último derrame de petróleo registrado en Lobitos y los oleajes anómalos que azotan las playas del norte del país genera preocupación en los empresarios y trabajadores que dependen netamente del turismo, el cual se incrementa en fiestas de fin de año y durante la temporada de verano que comprende enero a marzo.
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En Tumbes, los restaurantes y hoteles ubicados en las costas de las playas: Acapulco, Zorritos y Contralmirante Villar, se encuentran “devastados”, refiere Lilia Herrera, directora regional de la macrorregión Tumbes de la Cámara de Comercio.
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Por su parte, Juan Carlos Iglesias Lanfranco, presidente de la Asociación Hotelera de Zorritos, cuestionó la disposición del gobierno regional por suspender las actividades de recreación programadas el 31 de diciembre y el 1 de enero, pues pone en riesgo la economía de cerca de 100 hoteles en este distrito, los cuales estaban al total de ocupación solo para las fiestas de fin de año.
“Esperábamos la llegada de 3.000 turistas entre hoy y mañana, pero a dónde van a llegar. La disposición del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) es prohibir que hagamos fiestas e ingresar al mar, esto nos va a afectar mucho. Ellos tienen la capacidad para ayudarnos a limpiar, pero no lo hacen. Vamos a tener que comunicarnos con los turistas, y los que decidan venir que vengan, pero los que no, vamos a tener que darles facilidades para reprogramar o cancelar”, indicó.
En tanto, Piura no solo se ve afectada por los oleajes, también por el derrame de petróleo de Petroperú registrado hace aproximadamente una semana en la playa de Lobitos, contó Mateo Gomez, presidente de la Cámara de Comercio de Piura.
“Durante la temporada de verano, entre las últimas semanas de diciembre y febrero del próximo año, esperábamos entre 25 a 30 mil turistas, pero ahora proyectamos una caída del 20% que no van a venir, primero por el derrame de petróleo en Lobitos y ahora con los oleajes, ya son dos cosas que han coincidido en el tiempo”, refirió.
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Durante esta temporada, los hoteles piuranos usualmente están al 80% de su capacidad, ahora se encuentra al 40%. En el caso del transporte los viajes se redujeron drásticamente; por ejemplo, si un transportista hacía seis viajes de Talara a Lobitos, ahora solo hace 1 o 2 por el oleaje.
“Si esta situación se mantiene en toda la temporada, estamos hablando de pérdidas por encima de los US$ 9 millones; sin embargo, el oleaje va a cesar, entonces tenemos enero y febrero para recuperarnos, las playas se tienen que limpiar”, comentó a El Comercio.
Por otro lado, las playas de Trujillo en La Libertad no se vieron afectadas por el oleaje; pero el turismo en la región todavía no se recupera y se encuentra a 50% a nivel prepandemia. Para estas fiestas de fin de año esperan la llegada de 50.000 visitantes vía aérea, en el caso de quienes viajan por tierra, la afluencia podría crecer 18%, con respecto al verano pasado. La misma cantidad se espera mantener en febrero y marzo, comenta Fernando Guerra, presidente de la Cámara de Comercio de La Libertad.
“Nuestro problema es que el turista no se queda. Antes su estadía duraba 7 días, ahora a penas 1 o hasta 3. Tenemos que trabajar campañas de turismo seguro pues todavía es un problema que preocupa a los visitantes, además de diversificar la oferta porque el turismo se concentra en Huanchaco, Moche y Salaverry, pero tenemos otros corredores en la sierra o en Guañape (Virú), para explotar”, indica.