Cuando se habla de flujo financieros ilícitos, se piensa en el tráfico de droga, armas y personas, además de turbios intercambios entre magnates y mafiosos.
Pero en realidad la mayor parte está a cargo de multinacionales y el sector exportador-importador, que aprovecha el terreno más prosaico de la subfacturación comercial para incrementar ganancias y reducir obligaciones impositivas.
En naciones en desarrollo frecuentemente aquejadas por problemas de financiamiento, se trata de sumas considerables. La estimación más conservadora es que superaron el billón de dólares en 2013 y registran un continuo aumento desde 2004.
UNA REGIÓN PRÓDIGA
Entre los 10 países con más flujos ilícitos en el mundo en desarrollo se encuentran las dos mayores economías de América Latina.
En un ranking encabezado por China y Rusia, México se encuentra en tercer lugar, Brasil en sexto y, si se extiende un poco más la mira, aparece Venezuela en el decimotercer puesto de las 149 naciones analizadas.
Joseph Spanjers, coautor del informe de la Global Financial Integrity (GFI) de Washington, le explicó a BBC Mundo que la investigación usó un criterio "conservador" para establecer la lista de países. "Sólo trabajamos con datos oficiales en un sector que se caracteriza por tener mucho en la sombra",dijo.
"Para darle un ejemplo, comparamos el intercambio de dos países tomando las exportaciones declaradas por el país A con las importaciones que recibió de esa nación el país B, según consta en la información oficial de ambas naciones. Si una vez que se toma en cuenta el costo del transporte y el seguro hay todavía discrepancias entre ambos registros, tenemos subfacturación".
"Pero nuestro cálculo no incluye la subfacturación de los servicios o el flujo ilícito en efectivo que se usa mucho en el tráfico de drogas o de humanos", aclaró Spanjers.
MÉXICO
Con la excepción de 2009, cuando se registra plenamente el impacto del estallido financiero, los flujos ilícitos crecieron en todo el mundo gracias al incremento de los tres pilares del actual modelo global: el comercio interno entre multinacionales, la desregulación financiera y los paraísos fiscales.
México no desentonó al respecto. En 2004, los flujos financieros ilícitos eran de más de US$34.000 millones. En 2013 la cifra se había más que duplicado, rozando los US$78.000 millones.
El promedio anual equivale a aproximadamente al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano: la cifra total de los 10 años supera los US$528 mil millones. Conviene poner números tan voluminosos en contexto para evaluar su impacto en la economía real.
Este año, en enero, el gobierno mexicano anunció que recortaría el gasto fiscal en unos US$13.000 millones para compensar la caída del precio internacional del petróleo y las adversas condiciones económicas globales.
En comparación, los flujos financieros ilícitos del último año investigado son seis veces mayores. "Es un tema de fuerte impacto económico en naciones en desarrollo", le dijo Spanjers a BBC Mundo.
"En algunos países la situación es peor. En este período China triplicó sus flujos ilícitos". "En México, en cambio, se duplicaron. Seguramente la subfacturación comercial corresponde a los intercambios con Estados Unidos que son tan importantes en el comercio con México", indicó.
BRASIL
En septiembre, el atribulado gobierno de la presidenta Dilma Roussef anunció recortes en el gasto público y aumentos impositivos en torno de los US$20.000 millones en una economía anémica que, más que ajuste, parecía necesitar un estímulo.
Si se compara este recorte con el drenaje de ingresos fiscales que suponen los flujos ilícitos se ve la dimensión de un problema que generalmente no tiene visibilidad pública.
Entre 2004 y 2013 estos flujos prácticamente se duplicaron hasta rozar los US$30.000 millones. En promedio esto representó un 1,3% del PIB -bastante menor que en Mexico–, pero su constante incremento habla de una economía cada vez más armada para procesar estos flujos. Los paraísos fiscales son la vía regia de este flujo ilícito de dinero.
El informe de GFI destaca la acción del gobierno en este aspecto. "Brasil aplica por ley un impuesto más alto a cualquier transacción que se haga con paraísos fiscales. Creemos que esto es un mecanismo muy útil a la hora de combatir estas prácticas", le comentó a BBC Mundo el especialista de GFI.
VENEZUELA
La comparación entre economía nacional y flujos ilícitos es particularmente relevante en la Venezuela de hoy. La caída de los precios del petróleo –que representan más del 90% de los ingresos por exportaciones del país– ha tenido un fuerte impacto en las cuentas del Estado.
Según afirmó en diciembre Alejandro Werner del Fondo Monetario Internacional (FMI), el déficit fiscal es "de dos dígitos, la inflación es la más alta del mundo y hay escasez extrema de divisas". Entre 2004 y 2013, el flujo ilícito financiero superó los US$12.300 millones anuales.
En época de vacas gordas una cifra de estas dimensiones puede pasar inadvertida pero, en medio de los actuales problemas, convertir una porción de esos flujos en ingresos impositivos sería un alivio para las cuentas fiscales.
Venezuela registra además una peculiaridad. Entre 2004 y 2007 registró amplios volúmenes de flujos financieros con un máximo en 2005 de más de US$25.000 millones.
La crisis de 2008 marcó un abismal descenso (a poco más de US$7.000 millones), pero a partir de 2009 volvió a crecer, aunque con altibajos.
En 2013 los flujos superaron los US$9.000 millones, es decir, un poco más alto que en los tres años previos, pero mucho más bajo que hace 10 años.
El crecimiento económico explica, en parte, esta diferencia. Entre 2004-2007 la economía bolivariana creció un promedio del 8% anual. Entre 2010-2013 lo hizo a alrededor del 3%.
Según Spanjers, esta tendencia descendente puede deberse a distintas razones. "Hay que recordar que los fondos ilícitos buscan la mayor invisibilidad posible", le dijo a BBC Mundo.
"Es probable que una porción creciente de esos fondos sean transportados en efectivo y, por lo tanto, escapen a un análisis de las fuentes oficiales de comercio o la balanza de pagos que usamos para nuestro estudio".
El gobierno de Venezuela no se ha pronunciado en los últimos tiempos sobre este tema. "La realidad es que, más allá del color político del gobierno, sea derecha o izquierda o centro, estos flujos ilícitos están muy arraigados en la dinámica económica de muchas naciones en desarrollo", le aclaró Spanjers a BBC Mundo.