(Foto: El Comercio)
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En estos años, el Perú se beneficia de la denominada “transición demográfica”: el momento cuando el número de personas en edad de trabajar supera al número de menores y de

En la historia económica, es uno de los períodos con mayor potencialidad de crecimiento y desarrollo. Pero para los peruanos, la transición demográfica ocurre cuando todavía tenemos más del 40% de niños menores de 3 años con anemia y cuando no hay claridad sobre las oportunidades laborales para la juventud en un mundo cambiante.

En este panorama, solemos perder de vista a los adultos mayores, es decir, a los mayores de 65 años. El INEI reporta que los adultos mayores constituyen el 6,9% de la población–más de dos millones de peruanos–. Las mujeres predominan en este grupo, por lo que ya se habla de una feminización de la vejez. Junto con estos datos, poco más de 400.000 recibe pensión, lo que nos sugiere que la gran mayoría de los adultos mayores o bien sigue trabajando o representa un dependiente más para sus hijos. O quizá es la persona que permite que la mujer o la pareja trabaje al cuidar a los menores en el hogar, dando cuenta de una contribución económica, conocida como economía del cuidado. 

A futuro, no parece que el número de pensionistas aumentará, ya que solamente el 25% de la PEA actual contribuye a algún sistema de pensiones.

Nuestro país cuenta con el Plan para el Adulto Mayor 2013-2017. Buena parte de las responsabilidades de la implementación de este descansa en los gobiernos locales, lo que tiene sentido desde el punto de vista de la cercanía al ciudadano y de la necesidad que cualquier política pública orientada a servir al adulto mayor tenga que ser universal lo que, por cierto, no parece estar realmente claro en el sentido común.

La efectividad de la implementación depende de los recursos disponibles, por lo que las localidades más pudientes ofrecen más servicios.

¿Cuál ha sido el nivel de cumplimiento del plan 2013-2017? Todavía no lo sabemos. El , ente rector del tema, todavía no pone a disposición una evaluación de su cumplimiento. Estando en el 2018, sería razonable ya contar con nuevos lineamientos de las políticas públicas orientadas al adulto mayor.

La política pública más conocida orientada a los adultos mayores es Pensión 65. Tiene que ser claro que esta política tiene como objetivo aliviar la pobreza extrema en tanto afecte a los adultos mayores que no cuentan con una pensión. Así, es administrada como un programa social del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), con criterios de focalización y no de universalidad.

En su reciente visita al Perú, Jorge Bergoglio, el papa Francisco, afirmó: “Escuchen a los ancianos. Ellos tienen una sabiduría que los pone en contacto con lo trascendente y les hace descubrir lo esencial de la vida”.

(Esta columna fue escrita por la profesora principal del Departamento de Economía de la PUCP e investigadora del IEP, Roxana Barrantes)

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