Siempre he escuchado historias sobre la ubicación estratégica de Lima para el sector aeronáutico, incluso remontándome a las historias de mi familia política, cuando allá por 1946 el bisabuelo de mi esposa dirigió Peruvian International Airways, aerolínea llamada también la “avenida aérea de las Américas”, confiando en el enorme potencial de conectar el sur con el norte del continente. Hoy, casi 80 años después, la oportunidad sigue vigente.

Todos los peruanos esperamos con mucha ilusión la inauguración del nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Es un hito que contribuirá a que Lima se consolide como el principal hub o centro de conexiones aéreas de la región, que amerita ser abordado con una visión sectorial e integrada.

Por eso, es una tranquilidad que las aerolíneas ya seamos parte de la comisión que viene trabajando para garantizar las operaciones del nuevo aeropuerto. Sin embargo, nos preocupa visibilizar las observaciones y advertencias que llevamos a la mesa de diálogo.

En ese sentido, debemos señalar que una inauguración hacia el 18 de diciembre, como se ha venido anunciando, será contraproducente considerando que las fiestas de fin de año se caracterizan por alto tráfico de pasajeros, con lo que podrían presentarse situaciones que impacten en la experiencia del viajero y en la imagen de nuestro remozado Jorge Chávez.

Asimismo, resaltamos que es imprescindible garantizar, desde el inicio de su funcionamiento, la operatividad al 100 % de todos los servicios que giran en torno al nuevo terminal, asegurando el uso simultáneo de dos pistas de aterrizaje y la nueva torre de control, que hoy aún no se aprovechan al máximo y que a futuro deberían representar un incremento constante de la capacidad de atención de vuelos, para alcanzar los beneficios promocionados de la ampliación.

Por la magnitud de la inversión, es importante sacarle el mayor provecho a partir de promoción del turismo y no afectar a los usuarios con tarifas desmesuradamente más caras, que terminarán reduciendo la cantidad de viajeros.

Por eso, es preciso plantear políticas que apunten a convertirnos en un destino con infraestructura nueva, pero que sea capaz de competir con lo que otros en la región ofrecen a los pasajeros.

Algunos países han dado pasos en ese sentido, en periodos en los que necesitaban promover el tráfico. En Chile, Ecuador y Colombia, por ejemplo, se redujeron las tasas para generar mayor tráfico de turistas. En Panamá, se permite que los viajeros que hagan conexiones en el aeropuerto de Tocumen puedan permanecer hasta 7 días en el país, para luego continuar su viaje sin cargos adicionales, conquistando así a un mercado de turistas en tránsito y contribuyendo a que el país se fortalezca como hub.

Estamos seguros de que, trabajando de manera coordinada con el Gobierno y concesionario, lograremos la infraestructura aeroportuaria que el Perú necesita y que los peruanos nos merecemos.

José Raúl Vargas Feldmuth, gerente general de SKY en Perú.