El ministro de la Producción, Piero Ghezzi, viene afirmando desde hace algún tiempo que la “obsesión de los peruanos debe ser la productividad”. Y es que uno de los grandes problemas de la economía peruana, que se hace más evidente ahora que desapareció el brillo del alto precio de los commodities, es precisamente la baja productividad.
Ser más productivo implica hacer más (producir más) con los mismos recursos o en su defecto, hacer lo mismo (producir lo mismo) pero utilizando menos recursos. Desde luego, es mejor cuando se trata de una combinación de ambos factores; es decir, cuando se puede producir más utilizando menos recursos.
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Uno de los sectores donde es más evidente la falta de productividad es en el sector público. A pesar de ello, no existen políticas específicas para incrementar la productividad de este importante sector de la economía. Mejorar la productividad del sector público tiene además importantes efectos sobre la productividad del sector privado, por lo que no se justifica que sigan pasando gobiernos sin una reforma efectiva del sector público.
La reforma del servicio civil, que dicho sea de paso hace tiempo que anda retrasada según su cronograma inicial, no es garantía de una mejora en la productividad del sector público. Al estar centrada en el ámbito laboral y principalmente en el aspecto remunerativo, en el mejor de los casos esta reforma implicará funcionarios públicos mejor remunerados, pero no necesariamente más productivos.
La productividad está estrechamente vinculada con la innovación y el conocimiento. Y el ministro Ghezzi lo sabe bien, porque ha promovido que se aprueben incentivos tributarios para empresas que inviertan en innovación.
Por eso, me llama poderosamente la atención que el Gobierno apruebe medidas para incentivar la innovación y con ello la productividad de los privados, pero se olvide olímpicamente de mejorar la productividad del sector público que, por definición, es un sector que controla directamente (o al menos debería hacerlo).
No sería mejor que el Gobierno, en el poco tiempo que le queda, seleccione uno o dos (no pido más) instituciones públicas (ojalá ministerios) y las modernice, invierta en tecnologías de la información, implemente mejoras en la gestión y los procesos y mejore con ello la productividad y el servicio que brindan.
¿Por qué en vez de que la “obsesión de los peruanos sea la productividad” no se cambia el discurso para que la “obsesión del Estado sea mejorar su productividad”?