Este mes, se cumplen cinco años desde que se reportó oficialmente, el primer caso de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, China. Poco después, la Organización Mundial de la Salud declararía la epidemia y posterior pandemia y la llegada a nuestro país de este terrible virus no se haría esperar.
Los efectos del COVID-19 fueron severos a nivel global y devastadores para el Perú. El más triste, sin dudarlo, fue ser testigos de más de 200.000 muertes a causa de este virus, del sufrimiento de la población y el impacto económico en las familias.
Nuestro país, durante los 25 años previos a la pandemia, logró crecer 4,5% al año en promedio y pudo, junto con las reformas implementadas en diferentes sectores, reducir la pobreza de niveles del 58,7% en el 2004 a 20,2% a finales del 2019. Hasta que llegó el virus.
Lo que ocurrió luego, lo conocemos todos. Se estima que en el 2024 el crecimiento fue del 3,2% y, con eso, el crecimiento promedio en los últimos cinco años fue de solo 1,6% Los niveles de pobreza, según las últimas proyecciones, se ubican aún sobre el 27%. Más de 10 millones de personas salieron de la pobreza entre 2004 y 2019. Más de 2 millones volvieron en los siguientes cinco años. ¿Fue a causa del virus? Ciertamente, no.
La reducción de la pobreza viene con el crecimiento económico, impulsado por la inversión y motivado por los niveles de confianza, tanto de los consumidores como de las empresas. El BCR demostró cómo el indicador de confianza se correlaciona positivamente con la inversión y, por ende, con la tasa de crecimiento. Y son factores determinantes en la construcción y fortalecimiento de la confianza la estabilidad política y jurídica, la promoción de políticas que impulsen la inversión privada y pública de manera eficiente, resolver retos estructurales como informalidad y la inseguridad ciudadana, entre otros. Al final del 2024 no podemos decir que avanzamos de manera positiva o suficiente en estos factores. Los análisis y opiniones sobre las causas y consecuencias de ello abundan.
Hubo, por supuesto, buenas noticias en el 2024: La inauguración del Puerto de Chancay, la organización de la APEC, la próxima inauguración del nuevo Aeropuerto Jorge Chávez, la reactivación del proyecto Tía María y otras más que nos hacen mirar el 2025 con optimismo. Nos toca seguir impulsando el crecimiento desde nuestros lugares. Requerimos que todos los actores: sociedad civil, Gobierno y empresas participen activamente en la recuperación de los niveles de confianza que generarán, al final, bienestar para todos.
A cinco años del inicio de la pandemia, debemos elegir si queremos ser como Santiago Zavala, aquel personaje de “Conversación en la Catedral” de Mario Vargas Llosa que, desde la puerta de “La Crónica” miraba la avenida Tacna, sin amor, y se preguntaba: “¿En qué momento se había jodido el Perú?” o si actuamos con las palabras del poeta César Vallejo que, en uno de sus “Poemas Humanos”, nos decía “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”. Elijo a Vallejo.
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