(Foto: Jorge Coaguila)
(Foto: Jorge Coaguila)
Pablo Lavado

 e siguen cobrando interés en las últimas semanas: el presidente Vizcarra ha presentado la agenda de  y productividad, el Consejo Privado de Competitividad ha planteado una serie de acciones que apuntan al incremento de la productividad y a la reducción de la informalidad.

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Estamos en un escenario que se debe aprovechar para la aplicación de medidas positivas, pero que a su vez requerirán un tiempo y, por ello, continuidad a lo largo de los años y de las distintas autoridades. La semana pasada se publicó una nota de política sobre informalidad por Norman Loayza, economista del Banco Mundial. Se presenta un resumen de lo que es informalidad y por qué existe, qué tan prevalente es en el mundo (la tasa es de aproximadamente 70%), las causas y consecuencias de esta y los objetivos de la formalización (para el caso peruano, ver el artículo publicado con Daniela Campos en el balance de investigación de políticas públicas 2017 del Consorcio de Investigación Económica y Social). Lo más interesante es la sección que plantea los principios y los componentes de reforma de una estrategia de formalización.

Loayza plantea cuatro principios: (i) reducir la informalidad, pero no a cualquier costo y ni de cualquier forma, ya que podría traer desempleo, pobreza y más criminalidad; (ii) hacer más atractiva la formalidad en lugar de solo penalizar la informalidad; (iii) formalizar el trabajo y la actividad, no necesariamente a todas las firmas, concentrándose en empresas emergentes, medianas y grandes; y (iv) implementar una integral estrategia de formalización, no por partes. 

Luego, describe cinco componentes de reforma: (i) flexibilizar el mercado laboral, aspecto que empieza a tomar forma en el Perú, (ii) reformar la protección social, a fin que de que el trabajador esté protegido y se reinserte al trabajo, tal como lo demuestra la estrategia de flexiseguridad del Gobierno Danés, (iii) incrementar la productividad de la fuerza laboral, a través de la mejora de la educación, capacitación continua, calidad de la gerencia y calidad de la infraestructura pública e instituciones gubernamentales, (iv) un eficiente sistema de justicia y marco regulatorio, y (v) racionalizar el marco impositivo, siendo clave el IGV y el uso de tecnologías de información por la Sunat para no solo (per)seguir a los formales, sino también para identificar los bolsones de actividad informal.

Por supuesto, es necesario contextualizar las ideas presentadas a cada país. Para el Perú, cuatro ideas, sin ánimo de ser reduccionista: (i) incrementar la productividad del sector agrícola, (ii) fomentar la educación técnica desde la secundaria, (iii) apuntar al aseguramiento universal en salud, incorporando al Seguro Integral de Salud en el paquete de la formalidad, y (iv) cerrar la brecha de género. Todos, como sociedad, debemos empezar a actuar como país y pensar en el Perú que podemos heredar a nuestros hijos, dejando de lado los intereses particulares. Aprovechemos esta oportunidad.