El efecto negativo que tuvo el COVID-19 en la economía global fue el más fuerte desde la segunda guerra mundial, y aunque la recuperación fue muy rápida, el remezón removió de manera definitiva las estructuras económicas de muchas industrias. Inclusive, en el mejor escenario de recuperación económica en que las vacunas y tratamientos del virus estén listas este año, el mundo nunca será igual.
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Desde hace ya varios años, mucho antes de que se desate la pandemia, estamos experimentando el avance progresivo de una serie de tendencias seculares, que poco a poco estaba transformando los ecosistemas de negocios. Entre las principales tendencias estaban: el surgimiento del comercio online en desmedro del tradicional, la digitalización de los procesos empresariales, el avance del cloud computing, el trabajo remoto en las empresas, la telemedicina, la digitalización de los pagos, etc. Si bien es muy cierto que el avance de estas tendencias ya estaba en marcha mucho antes de la pandemia, ésta las ha potenciado y en los últimos meses han avanzado a pasos de gigante.
Debido a la posibilidad de contagio de COVID-19 a través de superficies físicas, las personas se vieron forzadas a minimizar las visitas a los centros comerciales y las transacciones en efectivo. Asimismo, las empresas de servicios se han visto forzadas a acelerar sus procesos de digitalización con el fin de poder atender el flujo de masivo de clientes que demandan otros tipos de canales de servicio.
El gran desarrollo de la digitalización genera de manera paralela el beneficio de otras industrias, como el clould computing. La economía digital necesita una infraestructura donde se pueda almacenar toda la información. Se necesitan procesadores que corran las instrucciones, programas que contengan las instrucciones y programas que protejan la información tanto de la empresa como de los consumidores.
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El potenciamiento de estas tendencias ha marcado claramente el retorno de las acciones en el mercado bursátil. Este año, el rendimiento de los índices ha sido extremadamente disparejo entre los sectores que los componen. Por ejemplo, las empresas tecnológicas que son las principales beneficiarias de estas tendencias han liderado notablemente los retornos. El mercado ha subido gracias al buen desempeño de las FAAMG (Facebook, Amazon, Apple, Microsoft y Google), que eclipsaron al resto de compañías del S&P500. Por ejemplo, Amazon, que no sólo se dedica al comercio online, sino también es el líder en clould computing, compite con Netflix y Spotify en el negocio de streaming, tiene grandes desarrollos en el campo de inteligencia artificial y robótica. Con todas sus líneas de negocio ampliamente beneficiadas por la aceleración de las tendencias seculares, su acción ha subido 80% en el año.
Por otro lado, los sectores compuestos por empresas que no se benefician por el surgimiento de estas tendencias se han visto negativamente afectados, como por ejemplo el sector energía o el financiero.
Con el continuo potenciamiento de estas tendencias, deberíamos esperar que las empresas que sepan posicionarse adecuadamente para beneficiarse de las mismas deberían ser las ganadoras. Estas tendencias están transformando la forma de hacer negocios, y definitivamente llegaron para quedarse.
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