Cuando vemos que quedan al descubierto quienes mienten, engañan, abusan de su poder, tienen conflictos de interés o actúan con “ética elástica”, vemos también a muchos “confundidos” que parecen no saber lo que es correcto y lo que no lo es. Quizá podemos repasar ahora algunas ideas.
1. ¿Actuar siempre con honestidad y transparencia sirve de algo? Sí, es el único camino para construir una reputación a prueba de balas y calumnias. Y para darle valor real a nuestra marca personal.
2. ¿Ser correcto es una estrategia para tener buena imagen y mejor reputación? No, la buena imagen y reputación son consecuencia de las acciones correctas hechas por conciencia. No lo son “para la foto” o para quedar bien con los demás.
3. ¿Se puede mentir, falsear o engañar y quedar impune? Cada vez menos. La tecnología en manos de todos asegura que todo se sabrá tarde o temprano y amanecerá publicado en alguna red social o WhatsApp muchas veces retrasmitido.
4. ¿Es la corrección una conducta del pasado? No, todo lo contrario, cada vez somos más conscientes del impacto de nuestras acciones con una mirada más amplia e inclusiva frente a sus consecuencias a todo nivel, incluyendo la sostenibilidad, los más vulnerables y el planeta.
5. ¿La permisividad es complicidad? Si. No podemos ser cómplices silenciosos de nadie. El que “todos” hagan algo incorrecto, no es excusa válida para justificarlo o hacerlo.
6. ¿La “ética elástica” – esa que algunos estiran según su conveniencia personal – es causada por la falta de valores? Sí, aunque quienes son arrogantes tienden a tratar acomodar las normas en su beneficio.
7. ¿Podemos confiar en quien engaña, miente o “estira” la verdad en algún ámbito de su vida y se justifica separando, por ejemplo, su vida personal de su vida profesional? Difícilmente. ¿No somos acaso siempre la misma persona, es decir, uno solo, integro, independientemente del entorno o circunstancia en la que nos encontremos?
8. ¿Cumplir a cabalidad con la palabra dada - cumplir con lo prometido - es todavía valioso? Sí y en todas las áreas de nuestra vida ya que es el camino a la confianza. Tomarla a la ligera es la manera de no merecer la confianza de nadie.
9. ¿Cómo podemos reconocer a una persona correcta? La prueba del “no” es muy útil para eso. Las personas íntegras saben decir no a tentaciones de poder o ganancias rápidas o fáciles.
10. ¿Tener conflictos de intereses es menos “grave” que mentir o estafar? No, aunque muchos prefieren pensarlo así. Competir deslealmente por ejemplo es igual de grave y el precio lo paga la reputación y la imagen profesional.
11. ¿Paga ser correcto, actuar éticamente? Definitivamente, sí, más aún si proyectamos nuestra vida, carrera o sueños con una mirada de mediano y largo plazo.
La idea no es ser santos ni paranoicos, pero si ojalá cada vez más consientes de nuestro comportamiento y responsables de las consecuencias de nuestras acciones. Nuestra reputación y nuestra marca personal son el reflejo de lo que somos y de cómo nos vemos a nosotros mismos. Toca trabajar también en quienes queremos ser.