Paola Villar S.

Al lado izquierdo de la puerta de ingreso del mercado San Pedro, en Cusco, se encuentra el local de Pilar Condorhuacha, quien vende las típicas prendas cusqueñas que los turistas se llevan de recuerdo. Este último jueves fue el primer día que volvió a atender –con el alcohol en gel en mano–, tras haber cerrado por la cuarentena obligatoria ante el COVID-19. Si en un buen día de ventas y en temporada alta de turistas –un mes como julio, por ejemplo– la empresaria facturaba entre S/500 y S/600, ahora, a lo mucho, espera llegar a S/30 diarios.