Redacción EC

¿Qué hace extraordinario un textil prehispánico? Muchas veces, el argumento de la belleza puede ser el más superficial. Los especialistas prefieren advertir razones más concisas: la singularidad de sus fibras, el hilado de las hebras, el material utilizado, la narrativa de su diseño. Elena Phipps, doctora en Historia de Arte Precolombino de la Universidad de Columbia, junto con Carmen Thays Delgado, encargada de la colección textil del Museo Nacional de Arqueología, Entropología e Historia del Perú, han urdido “Arte y saber del textil”, quincuagésima primera entrega de la colección editada por el BCP “Arte y tesoros del Perú”. Tras coordinar con los principales investigadores en textiles prehispánicos, ambas expertas nos dan cuenta de los últimos hallazgos.

— Hay una complejidad en el estudio de los textiles que hace difícil al neófito valorar su importancia. ¿Cómo apreciar los textiles prehispánicos en su real dimensión?

Elena Phipps: El arte textil peruano es fundamental para comprender una historia de miles de años. Pienso que hay diferentes maneras de entrar al tema. Muchos entran por el color o el diseño, y a partir de allí van profundizando en la significación de estas técnicas.

— Piensan que el estudio del textil se ha visto desplazado frente al de la cerámica, por ejemplo?

Elena Phipps: En general, quizás por su complejidad, los tejidos han sido los que menor atención tienen en los estudios. Pero actualmente en el Perú y el mundo existe mucho interés por los tejidos andinos, por estudiar sus fibras, tintes o suturas. Cada cierto tiempo, cuando los arqueólogos salen al campo, encuentran nuevos tejidos. ¡Y alguien tiene que entender su significado!

Carmen Thays: El despertar del interés en el textil viene de principios del siglo XX, a partir de los descubrimientos de Julio C. Tello de tumbas en la zona de Paracas. La cantidad y belleza de los tejidos encontrados despertó un gran interés internacional. Debemos ser conscientes de que el textil es un patrimonio mundial. Estos primeros descubrimientos recibieron muchas contribuciones de investigadores tanto extranjeros como locales. A partir de ahí, se fue fortaleciendo la idea del textil como una herramienta para el conocimiento del pasado. Una herramienta peculiar, pues para entenderla hay que sumar diferentes perspectivas: lo tecnológico, lo cultural, lo ideológico. El diseño constituye parte del carácter de una población en determinado momento histórico. Una publicación como esta permite consolidar tres ejes temáticos para organizar la información del pasado a partir del textil, algo que va más allá de su belleza: los materiales y las técnicas textiles; las prendas y la identidad, así como el uso del textil en contextos rituales.

— Los textiles son objetos físicos y conceptuales a la vez. ¿Cómo estudiarlos sin perder de vista tanto su ejecución como valor simbólico?

Carmen Thays: Lo físico y lo conceptual son las entradas más importantes para el estudio de los textiles. En el libro desarrollamos el tema a partir de ejemplos de tejidos arqueológicos, pero también mostramos su pervivencia a partir de los tejidos coloniales y los tejidos etnográficos actuales.

— Los tejidos hallados en la cueva de Guitarrero, en Áncash, tienen 10.000 años de antigüedad. ¿Son los testimonios más antiguos?

Carmen Thays: La industria textil como tal empezó con una actividad muy incipiente: la cordelería. Fue una industria con diferentes ramas: la elaboración de redes para la pesca, la confección de bolsas de piedras para los cimientos de una construcción (como se encontró en Caral). Luego vienen la cestería y la petatería, y finalmente se trabajará con materias suaves para la indumentaria. Además de Guitarrero tenemos huaca Prieta, cerca de la desembocadura del río Chicama, donde se han encontrado también evidencias de la domesticación temprana del algodón, que datan del 6.000 a.C.

— En esta industria prehispánica del tejido, hay dos materiales fundamentales: el algodón de la costa y las fibras de camélidos de los Andes. ¿Cómo se dio este intercambio regional?

Elena Phipps: Se puede decir que el algodón en la costa se produce desde muy temprano. Asimismo, la domesticación de los camélidos los acercó también a la costa. El proceso de incorporar hilos de ambas fibras se da por intercambio entre las culturas.

Carmen Thays: Muy temprano hubo un fuerte movimiento de poblaciones a lo largo de los ejes de las tres regiones y los diferentes pisos altitudinales. A partir de la presencia de materiales como la obsidiana o el spondylus se ha podido advertir las diferentes redes de intercambio tanto para balancear los alimentos como para comerciar otro tipo de insumos. Cada población supo aprovechar los materiales que encontraron en su entorno ecológico más inmediato, y luego fueron estableciendo intercambios a partir de la movilización de las personas de un piso ecológico a otro.

— Se suele pensar el tejido como una práctica femenina. ¿Cuánta verdad hay en esta afirmación?

Carmen Thays: No necesariamente. Mucho se puede inferir a partir del trabajo etnográfico. En la sierra sur, por ejemplo, hay tejedores varones especializados en determinado tipo de objetos, como frazadas y ondas, cuya confección requiere de mucha fuerza. Recordemos que en el imperio incaico existían especialistas en tejido como los cumbicamayoqs; mientras que en los acllawasis existían mujeres que, además de adorar al sol y preparar la chicha para el inca, también hacían tejidos especialmente finos. Pienso que sí hubo especialización, pero no sé si exclusivamente en el trabajo del tejido en sí o más bien en cierto tipo de prendas para determinados usos.

— El libro nos revela que cada cultura tenía una forma de tejido distinto. ¿Se puede afirmar qué cultura prehispánica tuvo un mayor desarrollo textil?

Carmen Thays: Depende. Hay mucha diversidad en estas tradiciones. No solo en la forma del tejer, sino también en cómo se coloca la trama y la urdimbre para una prenda, femenina o masculina, de la costa o de la zona altoandina. Hay muchos elementos que nos sirven para caracterizar la procedencia de un tejido: la tecnología, el color, el diseño, las asociaciones. Como arqueólogos, tratamos de englobar estos conocimientos en su contexto. Sin embargo, sí podríamos decir que hay culturas que destacan más en lo textil que otras, aunque estas lo compensan con otro tipo de actividad. Pensemos, por ejemplo, en la cultura Lima, desarrollada en el valle del Rímac durante el Intermedio Temprano (200 a.C - 500 d.C). Su textilería era muy humilde.

Elena Phipps: Es difícil decir cuál es mejor. Muchos se enfocan en el diseño de su dibujos, pero también puedes encontrarte con un tejido blanco, sin mayor decoración, cuya calidad se encuentra en el interior del tejido. Cuando entiendes cómo está hecho, resulta extraordinario.



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