Le gustaba más que nada escribir poesía, y sobre su obra enmarcada en este género se sitúan los más profundos debates a favor y en contra de su calidad: que si es ternura o cursilería, que es demasiada simplicidad. Y la lista de razones es tan larga como innecesaria, puesto que hay algo que no se puede negar, como señala el poeta Marco Martos: su valor como intelectual, como escritor comprometido y como narrador.
Se trata, finalmente, de un escritor cuyo trabajo se aferra a un optimismo que puede que a muchos no les guste pero que, para ser justos, se encuentra bastante lejos de la autoayuda y más cercano a abrazar utopías. Mario Benedetti cumple cien años. Lo escribo en tiempo presente porque el escritor uruguayo —autor de más de 80 obras, muchas de ellas traducidas a más de 20 idiomas— sigue ganando lectores, aunque el mundo lleve once años girando sin su presencia física.
- La última vez con Mario Benedetti
- Biblioteca personal de Mario Benedetti ya está disponible en Internet
Nació en la ciudad uruguaya de Paso de los Toros el 14 de setiembre de 1920 y murió en Montevideo el 17 de mayo de 2009. Sus padres, Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, siguiendo sus costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres familiares como Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.
Mario Benedetti se enamoró de la poesía durante el tiempo que vivió en Buenos Aires —entre 1938 y 1941—, como contaría luego. Publicó su primer libro de poemas, La víspera indeleble, al regresar a Uruguay, en 1945. Desde entonces, no dejó de escribir poesía nunca más... aunque lo correcto es señalar que no dejó de escribir, a secas. En 1948, se estrenó como ensayista con el libro Peripecia y novela, y, en 1949, publicó su primer libro de cuentos: Esta mañana. En 1953, apareció Quién de nosotros, su primera novela, que, aunque bien recibida por la crítica, pasó casi desapercibida entre el público. En 1946 se casó con Luz López Alegre. Su matrimonio duró 60 años, hasta la muerte de ella.
Narrador y poeta
“Benedetti no es un poeta de vanguardia. No lo critico por ello. No tendría por qué ser Vallejo o Mallarmé. Su poesía no es precisamente innovadora y, aunque la crítica puede ser muy dura cuando se refiere al trabajo poético de Benedetti, puede equivocarse. Lo cierto es que estamos frente a un autor que acerca la poesía a millones de personas que normalmente no la leen”, comenta el poeta y profesor universitario Marco Martos, quien no duda en reconocer algunos méritos del escritor uruguayo. “Estamos hablando de un escritor cuya trayectoria intelectual y política es más que respetable. Ahora bien, sus logros más grandes están en la narrativa, particularmente en sus cuentos Montevideanos (1959) y en su novela La tregua (1960). Esta última, junto con Gracias por el fuego (1965), es parte de un corpus narrativo que no se puede desechar. Y tiene una garantía de continuidad porque aparece en libros escolares en Latinoamérica. Yo mismo uso sus cuentos en mis clases universitarias, así que supongo que sí me gusta”, añade con amabilidad.
El mismo valor le da el escritor y crítico literario José Carlos Yrigoyen. Para él, la poesía de Mario Benedetti es “demagógica, populista y tramposa: perfecta para darle ambiente a cualquier película de Subiela, rey de la impostura”. Se refiere a Eliseo Subiela, realizador argentino fallecido en 2016 que, en 1992, escribió y dirigió El lado oscuro del corazón, una cinta ciertamente pretenciosa, cuyo guion se apoya en poemas de Mario Benedetti, por supuesto, —el poeta hasta hace un par de cameos en la película— y de otros escritores, como Oliverio Girondo.
Pero, volviendo a nuestro agasajado centenario, Yrigoyen considera que la narrativa de Benedetti, en cambio, contiene altos valores que solo la mezquindad dejaría soslayar.
“Hay algo indeleble y resonante en ese mundo anónimo y pequeño de Montevideanos, o en la tierna melancolía de La tregua. En esa burocracia en la que Kafka proyectó el absurdo, Benedetti despliega un dolor de baja intensidad en medio de una agobiante rutina que recuerda a sus personajes lo perdido o lo que no fue. Es ahí donde encuentro en el uruguayo una hondura humana que lo legitima y justifica. Una cosa más: a pesar de mi posición frente a su poesía, El cumpleaños de Juan Ángel, su arriesgada novela en verso, es una joyita que no ha tenido la justicia que se merece”, afirma.
Amores y desamores
El trabajo de Benedetti se ha prestado para otros formatos, no solo para el cine —La tregua tiene una adaptación bastante buena—, sino también para la música. Si no lo ha hecho aún, busque en el mundo de internet a Celeste Carballo cantando “Mucho más que dos” o “Te quiero”, y encuéntrese con el espíritu del escritor uruguayo flotando entre las notas musicales que acompañan los versos de este poema/canción que se publicó por primera vez en 1974 como parte del libro Poemas de otros.
La poesía de Benedetti se presta mucho para los amores clandestinos, difíciles, lejanos, pero también para los amores correspondidos. ¿Tal vez para los primeros, para los más inocentes? Así lo recuerda la escritora Karen Luy de Aliaga, como el poeta que protagonizó sus primeras cartas de amor, como el escritor que la acompañó a enfrentar la vida cuando ella estaba aprendiendo a vivirla fuera del clóset. “Es un poeta con humor, a pesar de la melancolía de su poesía. Además, ¿quién no ama la poesía uruguaya? Algo que no me gusta personalmente es la rima, pero eso es en general y no solo de este poeta. Igual a Benedetti le perdonamos todo”, sostiene.
Y, sobre el debate que seguro será infinito, sobre si lo aman o no, para Karen Luy, Benedetti es como París: o lo amas o lo odias. “Creo que la belleza del trabajo de Benedetti es que te habla de cosas terribles como la dictadura, la soledad, la muerte, el exilio, el desamor con un lenguaje sencillo, cercano y hermoso. Tal vez ahora eso parezca ya muy de meme, muy mainstream. Estos poemas son de hace más de cincuenta años. Ahora no se los aguantamos a un Marwan, por ejemplo. Igual habría que leer más de Benedetti (saber, por lo menos, tres de los cinco nombres con los que fue bautizado), y no solo leer su poesía”, añade.
El Benedetti militante, además, no guardó silencio nunca. Tras el golpe militar ocurrido en Uruguay en 1973, dejó el cargo de jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo. Vivió en Argentina, Cuba, Perú y España. En su vida fue exiliado, deportado, encarcelado y liberado...y, mientras tanto, escribía. A propósito de su centenario Alfaguara acaba de publicar una Antología poética seleccionada por Joan Manuel Serrat, que incluye un prólogo del cantante. Benedetti y Serrat se conocieron cuando, en 1985, el español Joan Manuel Serrat publicó un disco titulado El sur también existe, cantando los poemas del poeta uruguayo.
En su centenario, y desde este espacio, me tomo la libertad de decirle al agasajado: gracias por el fuego.
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