En China, Mo Yan, premio Nobel de Literatura 2012, es considerado el máximo exponente de la ‘literatura de las raíces’, una tendencia de los autores chinos por volver a sus orígenes en el campo para comprender el sentido y la naturaleza de la vida y la muerte. Allí ha construido su universo narrativo, tejiendo tramas reales a punto de narraciones fantásticas y tradiciones populares chinas, con personajes del mundo rural que encarnan la tumultuosa historia china del siglo XX. Mo Yan ha hecho de este género una vuelta sin retorno.
Mo Yan es un cuentacuentos por naturaleza que habla poco y escribe mucho. Aunque no siempre fue así. De niño, como lo ha contado demasiadas veces, no le permitían hablar, así que de adulto firmó sus libros como “Mo Yan”, lo que literalmente significa ‘No hables’. Su nombre real es Guan Moye y, como todos los nombres chinos, tiene un significado vinculado a la época histórica en que nació, seis años después de la fundación de China Popular. Yifan Li, el único traductor chino de sus libros al español, sostiene que Moye significa ‘emprender una obra’, lo cual revela que las aspiraciones de sus padres se cumplieron. Actualmente, para cobrar regalías, Mo Yan ha tenido que adoptar este seudónimo como su nombre real.
Usted ha traducido Rana (2011) y Boom (2013). ¿Cuáles son las dificultades que ha enfrentado?
En el caso de Rana, el estilo y el dialecto. En el idioma chino, el lenguaje escrito y el lenguaje oral son muy variados. Cada uno con términos diferentes para representar el mismo concepto. El autor ha escogido dos estilos muy controvertidos del lenguaje oral. Por un lado, tiene el formato de carta; por el otro, el guion de un drama. Desde el punto de vista lingüístico chino, el lenguaje de la carta es informal, mientras que el lenguaje dramático pertenece al dialecto histórico. Además, ha mezclado el uso dialectal de su pueblo natal [Gaomi, Shandong]. En el caso de Boom, la mayor dificultad se concentra en la mitología tradicional china, a partir de dos hilos conceptuales, uno explícito y otro implícito.
Se ha dicho que el estilo de Mo Yan es un “realismo alucinatorio”, debido a que incorpora en su narrativa elementos mágicos de las tradiciones y cuentos populares chinos. ¿Cómo lo describe?
Mucha gente fija la mirada en lo mitológico; sin embargo, esto solo sirve de herramienta para enfatizar el concepto nuclear que el autor quiere expresar. En todas sus obras, el estilo que nunca ha cambiado es el realismo. Sus novelas están basadas en hechos reales. Quiere llamar la atención para enmendar los acontecimientos del pasado por un futuro mejor, porque ha dicho muchas veces que la literatura no debe ser una tapadera de las vergüenzas. Cada obra suya tiene una ideología muy clara. En mi opinión, es un “realismo ideológico”.
¿Qué función desempeña el poder?
El tema más importante que Mo Yan quiere trasmitir a los lectores es la supervivencia. Sus protagonistas son gente humilde, víctimas de su propio destino. En China hay un refrán que dice “la carne de los débiles es la comida de los fuertes”. Los campesinos y mujeres pueden ser fácilmente manipulados por los poderosos. No se trata de la denuncia de épocas históricas, sino de la crueldad que habita en el corazón de la gente.
¿Cómo describe el humor?
Es un humor satírico y un juego de palabras, desde el nombre de los personajes. Lamentablemente no es posible reproducirlo por completo en español, debido a las diferencias lingüísticas y culturales. En el humor chino hay dos tipologías principales: el humor frío y el humor clásico. El primero se burla del narrador y el segundo de una persona ajena o de un fenómeno social.
Varios títulos incluyen términos como vino y zanahoria. ¿Cuál es el valor de la comida en China?
China es el gran país de la gastronomía. Casi todo está vinculado a la comida. Tenemos muchos refranes, aforismos y proverbios derivados de ella. Por ejemplo, chidekai significa ‘comer bien’, pero también describe a una persona acogedora. Desde la dinastía Tang, el licor forma parte de la cultura literaria y la tradición china. Los protocolos de servir y tomar el licor pueden revelar el nivel cultural de una persona.