Por Myriam Pajuelo*
Doctora en Astronomía y Astrofisica
Primero que nada, en ciencia no se establece el carácter utilitario de las misiones, si esto se menciona es para conseguir presupuesto (grandes cantidades de dinero), pues cuando se investiga y se busca uno no sabe muy bien qué va a encontrar. Lo que se desea es responder preguntas fundamentales de ciencias planetarias: ¿cómo se formó nuestro satélite? (se tienen buenas teorías, pero siempre hay que contrastarlas con mediciones como su temperatura, composición, qué hay en su interior, etc.). ¿Cómo evolucionó la Tierra? En esto la Luna nos ayuda bastante, pues preserva su registro de impactos, ya que, a diferencia de la Tierra, no tiene ni atmósfera ni superficie dinámica, así podemos estudiar esa historia de nuestro planeta que ha sido en gran parte borrada. Lo que sí se sabe es que siempre que hay proyectos de investigación científica, hay subproductos que se dan como beneficios colaterales: se desarrollan técnicas, materiales, métodos, que luego “sí servirán” para algo más prosaico.
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La Luna es el único cuerpo planetario que ha sido previamente visitado por seres humanos, uno se preguntaría por qué no se ha regresado recientemente. Por otro lado, es el cuerpo más cercano: está “aquí nomás”, a unos 385.000 km aproximadamente; por ello, de todas maneras siempre será más fácil llegar ahí. El viaje dura solo tres días. Misiones tripuladas por humanos sirven para que se puedan llevar a cabo exploraciones más completas in situ que las que hacen los robots, por ejemplo.
En lo inmediato, los planes que se tienen y los proyectos que la NASA ha seleccionado para explorar la Luna, se enfocan en enviar astronautas para 2024 y, luego, establecer una base, a fin de preparar a los futuros astronautas que estarán bajo condiciones diferentes de la Tierra (gravedad, radiación), para ir luego a Marte, donde las condiciones son todavía más distintas y el viaje es mucho más largo. Por otro lado, las compañías comerciales que trabajan en alianza con las agencias espaciales tienen interés en ver qué tanto se puede explotar económicamente la Luna, pues nuestro satélite contiene reservas de agua, silicio, aluminio, titanio, tierras raras, entre otras.
*Myriam Pajuelo será parte de la mesa “50 años después de la llegada a la Luna”, organizada por este suplemento y la Cámara Peruana del Libro, en la Feria Internacional del Libro de Lima. Participará también el astrónomo Mario Hamuy (Chile).
La cita es el lunes 29 de julio a las 17:00, en la sala Clorinda Matto.