Parece no agotarse nunca: de tocar, de luchar, de dar la contra. Foronda (Lima, 1985) es la voz cantante de Área 7, además de comunicadora social, blogger, diseñadora y gestora cultural. Está al frente de la sexta edición del festival Girls of Rock, un concierto que reunirá a solistas y bandas femeninas. Será el sábado 16 de abril en Escena 7 (Av. Grau 701 Barranco), desde a las 22:00.
Según Wikipedia, tu hermana y tú fundaron Área 7 en 1999. ¿Cómo es haberte pasado más de la mitad de la vida tocando nu metal en un grupo de chicas?
Sin darte cuenta, en lo que te vas poniendo la valla más alta y teniendo nuevos objetivos que alcanzar. Creo que no hemos dejado de tocar después de tanto tiempo porque nos divertimos, de cierta manera nos relaja de nuestras ocupaciones cotidianas, de la existencia laboral. No ganamos dinero, la banda solo logra autofinanciarse. Y así y todo, es lo más importante en mi vida.
Pero no ganar no es deliberado, solo no se ha podido…
Claro. Nosotras seguimos por amor a la música. Todo esto ha sido un aprendizaje y una aventura. Perseverar haciendo rock en el Perú y, en especial, con una banda de chicas, te fortalece. Cuando empezamos era aun más complicado, el público no estaba acostumbrado, era en su mayoría machista, agresivo. Tuvimos que pasar muchas cosas, y eso mismo nos animaba la rebeldía, romper esas barreras. Ahora, trabajar con chicas es complicado porque las hormonas a veces se revuelven… [risas]. Nos gusta es sonar fuerte, la distorsión, el doble pedal, tocar en vivo. Por eso en tantos años hemos hecho solo tres discos: porque nos concentramos más en tocar, que es donde entregamos todo.
Aunque no luzcan tan parecidas a primera impresión, Fátima y tú son gemelas. Se dice que los gemelos tienen un nivel de conexión superior al común y ustedes, además, tocan juntas. ¿Cómo es ello?
No es que pueda ver lo que ella piensa o cosas por el estilo, pero sí tenemos una conexión poderosa. Componemos juntas, por ejemplo. La vida adulta nos ha costado bastante porque tuvimos que desligarnos del exceso de esas afinidades. Seguimos tocando y trabajando, pero nos hemos esforzado en darnos mutuamente libertad y desarrollar nuestros propios proyectos.
¿Cuáles son los tuyos?
Bueno, desde hace seis años organizo el Girls of Rock. También me estoy preparando para integrar el equipo de conductores de un programa cultural que saldrá en señal abierta a mediados de año; y hago blogs y tutoriales para una marca de ropa donde me refiero, principalmente, al hecho de tener y cuidar una estética diferente.
A propósito de esa estética, ¿con qué prejuicios lidias más frecuentemente?
Lo que me molesta más es que la gente de por hecho cosas que no son solo por tu aspecto. O que piensen que no hago nada, que soy improductiva. Me pasó en la universidad, me pasa en el micro, en el banco, cuando voy a cobrar un cheque y la gente se queda mirando mis tatuajes, hablando entre sí.
Ahora sí: cuéntame de Girls of Rock.
Bueno, ya estamos en la sexta edición, cada vez con más público, más bandas, ahora también solistas. Ya tenemos un equipo de producción, auspiciadores… Está bonita la cosa, creciendo. La idea es llegar a hacerlo dos veces al año, con grupos de todos los géneros, de provincias, incluso del extranjero. Me gustaría hacerlo en espacios más grandes.
¿Por qué hacer un festival solo de chicas? Entiendo la intención, pero ¿no termina siendo autodiscriminatorio?
El festival existe por necesidad, por discriminación, para servir de tribuna a nuevas bandas. Es increíble cómo suelen subestimarlas: escuchas cosas como “tocan bien para ser una banda de mujeres”. Cuando tocamos, por ser chicas siempre hay más riesgo de que nos cambien el horario, nos releguen, nos discriminen o no nos paguen. Quisimos enfrentar el problema y hacer un festival bonito, donde las chicas tengan sus toallas, dónde cambiarse, dónde maquillarse. Es un espacio “femenino”, en comparación con los ambientes incómodos y machistas de la mayoría de festivales. Me dije: “¿Por qué no crear un espacio de encuentro, hacer que crezca, crear una audiencia?”. No es un tema de feminismo, sino de igualdad. La idea que la cosa mejore para todos, hombres y mujeres.
¿De qué vive una banda?
Área 7 de los conciertos.
¿Y los discos, las plataformas digitales?
Los discos no se venden, y lo digital y las redes sociales funcionan solo como promoción. Personalmente te repito que la recompensa no es monetaria. Es crear recuerdos valiosos y sentidos. Si he pasado tanto tiempo luchando por esto, no tener plata no me va a parar. Sé cómo es la industria local, y por eso no me quejo: simplemente autogestiono.
Tras tantos años en la escena local, ¿cómo la ves hoy? Es curioso que haya más difusión del nuevo rock nacional en la televisión que en la radio.
Es realmente poca la gente que consume música nacional, por lo que es difícil que grandes empresas apoyen de verdad, pues no tienen una demanda importante de su público. En cuestión de festivales, la cosa no ha cambiado mucho, a excepción de Vivo x el Rock. Por otro lado, me gusta que ahora haya bandas que hagan fuerza común y se apoyen entre sí. Las redes sociales también han dinamizado las cosas, porque las radios…
¿Hasta cuándo vas a tocar? ¿Te llegarás a cansar en algún momento?
Creo que “cansar” no sería la palabra, a lo mejor podría experimentar otras cosas y darles la energía que le doy hoy a la banda. Por ejemplo, todavía no sé lo que es tener una familia. Pero sin o con hijos, por ahora no pienso dejar de tocar.
¿Cómo te ves en 17 años más?
Con un disco solista, tocando en el extranjero. Con una marca de ropa. De hecho también me imagino enseñándole fotos a mi hijito y diciéndole “Mira, así era tu mamá”.