El cabello largo, muy largo y pintado de azul. Los grabados y dibujos regados por la mesa, pequeños cuentos desde donde nos miran niñas solitarias de ojos profundos y trazos perfectos, ballenas blancas que vuelan por las nubes y magas que tienen el poder de desaparecer las cosas. Es el universo de Sheila Alvarado, quien está a punto de inaugurar una exposición (9 de julio) y de presentar tres libros ilustrados que recuerdan sus inicios como artista. Después de haber permanecido dormidos en un cajón, estos cuentos vuelven a la vida y serán presentados en la próxima Feria del Libro. “Los hice a los 16 y 17 años, cuando lo único que quería era dibujar para mí o para regalarlos entre mis amigos”, dice.
Estos dibujos parecen salidos del mundo infantil, pero tienen más bien cierto toque perverso. ¿Cómo los defines?
Es una mezcla de todo. Yo estaba pensando eso que dices porque los conozco, entre comillas, y llego a la conclusión de que son seres que de alguna manera han necesitado huir y perderse en el bosque para encontrarse ellos mismos. Son personajes salvajes que se dejan llevar por sus instintos y al hacerlo se convierten, de cierto modo, en monstruos.
¿En este caso el bosque eres tú?
Podría decir que sí. Se trata de personajes que se parecen mucho a mis amigos, a personas que han entrado y salido de mi vida. La gente conoce lo que dibujo, pero no lo que escribo. Hay personas que creen que saben quién soy porque han visto mi personaje Limeña Girl, pero ese es solo uno de los veinte o treinta que tengo.
¿Cuánto de ti hay en Limeña Girl? Pareciera que tú eres el personaje.
Es inevitable, porque me utilicé vilmente para crearlo. Era yo la que cambiaba el color de mi pelo y me transformaba en china, en morena, en más delgada. En realidad, usé todos los recursos que tenía a la mano para hablar de las cosas que me interesaban, como la sexualidad, la inteligencia emocional, el erotismo. Era un poco liberal, coqueta, atrevida, no sé, todo lo que engloba a una limeña en sí.
Sacudiste un poco el avispero…
Creo que toda mujer tiene un poco de Limeña Girl. ¿Quién no ha sentido ganas de lucir su feminidad, de coquetear con alguien que le gusta? Todas tenemos un poco de eso. Mis personajes femeninos son libres y muy salvajes, en realidad. Creo que permanecen en un estado puro y no tienen miedo a mostrarse como son.
¿Pero dirías que tienes una relación vivencial con tu obra?
Yo soy mi trabajo y mi trabajo es todo lo que hago. Obviamente, mis personajes tienen mucho de mí, pero no puedes agarrar uno de ellos y decir que soy yo. Pero, claro, hay mucho de lo que pienso y de lo que creo en ellos; en cierto modo, yo también soy un monstruo [risas].
¿Eres feminista?
¿Feminista?... Sí, en este mundo cualquier persona que crea que los hombres y las mujeres merecen los mismos derechos ya se considera feminista. A mí me preocupa que la gente no tenga conciencia sobre ello. Me molesta, por ejemplo, que no nos dejen decidir sobre nuestros propios cuerpos, que la religión se meta en cosas que no le competen, que tengamos derechos en la Constitución y que no se respeten.
¿Tienes alguna obsesión con tu cabello?
No… Es bien raro, cuando empecé a dejármelo largo lo hice como si fuera mi materia prima. Yo he hecho bordado con cabello sobre papel y luego sobre tela. Creo que mi pelo fue insertándose en mi trabajo a tal punto que llegué a disfrazarme como Limeña Girl para poder hacerme peinados o para ondularlo. Originalmente, el libro "Bocadito al amanecer" estuvo amarrado con cabello y fue hecho en serigrafía. También he llevado un curso sobre la importancia social de la trenza en el Perú y he realizado un trabajo muy interesante con una artista asháninka sobre cortes de cabello.
¿Desde cuándo no te lo cortas?
Creo que fue a los 16 años cuando decidí no cortármelo más.
¿Algo que no hayas hecho y que te gustaría hacer?
Sacar un disco de música. Canto desde hace algún tiempo y escucho música todo el día, y muy variada. Si vieras lo que tengo en mi computadora, una compilación muy extraña: están Chabuca Granda, Flex Flox, la Pastorita Huaracina, Sam Smith, Brad Mehldau, Maritza Rodríguez, Radiohead, William Luna… [risas].