En el 2019, una encuesta de El Comercio-Ipsos midió la postura de los limeños frente a la inmigración venezolana. En aquel entonces, 67% dijeron no estar de acuerdo con la llegada de los extranjeros. De ese porcentaje, un 54% señaló que se debía a que el ingreso de venezolanos “aumenta la delincuencia”.
Pese a que el rechazo a la inmigración responde a una percepción que no se condice con las cifras –menos del 2% del total de denuncias reportadas en el 2019 tuvieron como acusado a un venezolano y menos del 3% del total de la población penitenciaria en diciembre del 2020 eran extranjeros, según el INEI y el INPE-, distintos aspirantes al sillón presidencial han apelado al temor del electorado. El ejemplo más reciente, un video hecho viral en el que se ve a Daniel Salaverry, candidato a la presidencia por Somos Perú, enfrentarse –a punta de gritos, lisuras e insultos– a un ciudadano venezolano en la vía pública.
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“Anda a hacer lo que quieras a tu país, ¿crees que estás en tu país? (…) Los voy a expulsar a todos, delincuente de m…”, gritó el excongresista en Cercado de Lima.
La escena causó que el embajador de Venezuela en el Perú, Carlos Scull, se refiriera a las declaraciones de Salaverry como “xenófobas y discriminatorias” y pidiera que se deje de usar la migración venezolana como bandera de campaña política.
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No es, sin embargo, la primera vez que en la campaña electoral enarbola la expulsión de extranjeros. El mismo Salaverry ha jugado antes dicha carta. A mediados de febrero, en entrevista con el diario El Peruano, dijo que los extranjeros irregulares “tienen que ser deportados en el acto”.
“Se acabó. El extranjero que quiera trabajar decentemente, que regularice su situación migratoria, el que no, mira, lo subimos a los barcos y para afuera, no me interesa”, sostuvo.
En Willax TV fue más radical aún: “Me van a decir de todo. No me interesa. Hay que darles seguridad a los peruanos. No podemos permitir que sigan asaltando y asesinando todos los días a los peruanos (…). Esos delincuentes venezolanos, ¿has visto el video del muchacho, que lo agarran y lo tiran por un puente? Esta gente está enferma, ya no tiene arreglo. Y que se encargue (Nicolás) Maduro, pues. Si no viene a recoger a sus compatriotas, señor Maduro, yo se los voy a mandar en barco y por miles”.
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Lo curioso es que, a pesar de las enérgicas declaraciones, en el plan de gobierno de Daniel Salaverry no hay referencia alguna a la problemática de la inmigración, ni mucho menos a las mentadas expulsiones de extranjeros.
No es, sin embargo, un caso aislado. El Comercio revisó los planes de gobierno de los 18 candidatos a la presidencia. De estos, solo cuatro (Avanza País, Juntos por el Perú, Partido Nacionalista y Renovación Popular) plantean propuestas a la problemática de la inmigración en el Perú. De estos, solo uno plantea la expulsión de extranjeros que delinquen [ver infografía].
Otros casos
George Forsyth Sommer, candidato por Victoria Nacional, nació en Caracas, Venezuela el 20 de junio de 1982. Su padre, el diplomático Harold Forsyth, trabajaba por aquel entonces en la embajada de Perú en dicho país. El lugar de nacimiento del exalcalde de La Victoria, sin embargo, no había sido un problema para su campaña sino hasta el pasado 19 de enero, cuando un programa televisivo señaló que tenía, además de la peruana, nacionalidad venezolana y chilena. Esta última debido a que su madre, Verónica Sommer, es originaria de Chile. Forsyth, sin embargo, ha precisado que solo cuenta con nacionalidad peruana.
“Yo creo que el Perú entero ya sabe que yo nací en Venezuela por el trabajo de mi padre. Yo soy peruano nacido en el extranjero. Yo soy peruano de nacimiento (…) Tampoco soy chileno, a pesar de que mi madre es chilena, pero antes que yo nazca ella se nacionalizó peruana. Entonces, yo tengo la nacionalidad peruana y lo que heredé por parte de mi madre es el pasaporte alemán”, dijo en entrevista con Jaime Bayly a inicios de marzo.
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Tan solo tres días después, la oficina de prensa de la campaña del excalcalde de La Victoria envió una nota de prensa titulada “Forsyth increpa al gobierno por permitir que extranjeros sigan ingresando al país violando las leyes”.
“El Estado hace rato dejó de defendernos. Camiones de extranjeros entran por la frontera de Tumbes ¿Dónde está el Estado para defender al peruano? Todos los que entran tienen que hacer cuarentena, pero ellos hacen lo que quieren”, declaró Forsyth según el documento.
Desde entonces, el candidato de la campana ha declarado múltiples veces sus planes para enfrentar los problemas de la inmigración. Una de ellas fue durante el debate presidencial de El Comercio, el pasado 9 de marzo. Allí, se refirió una vez más a los “malos extranjeros”, a quienes propuso no expulsar del país, sino también encarcelar en caso retornen.
“Y los malos extranjeros, los que se portan mal, deben ser expulsados de inmediato. Y, si se atreven a volver a entrar al Perú, automáticamente se irán a la cárcel”, aseguró.
Pero a pesar del énfasis que el candidato viene poniendo en la problemática de la inmigración, en las casi 160 páginas de su plan de gobierno no se contempla la expulsión de extranjeros delincuentes, el control migratorio ni alguna otra medida al respecto. La única referencia que hay a los inmigrantes está en la página 13, bajo el subtítulo de “lucha frontal contra la discriminación”.
“Rechazamos toda forma de violencia o discriminación física, económica, racial, sexual, religiosa e ideológica, y fomentamos una cultura de tolerancia y respeto mutuo entre todos los peruanos. Condenamos toda forma de xenofobia y discriminación en contra de ciudadanos extranjeros residentes en el país, y damos la bienvenida a todo migrante que brinde un aporte valioso al desarrollo del país, con pleno respeto al orden legal, valores y reglas de convivencia pacífica de nuestra nación”, se lee en el documento.
Quien también ha propuesto deportar a extranjeros que cometan delitos “de manera inmediata” es Rafael López Aliaga, de Renovación Popular.
“Actualmente residen extranjeros que buscan trabajar y salir adelante, pero hay otros que cometen delitos atentando contra la vida y la tranquilidad pública de los peruanos. En nuestro gobierno se expulsarán de manera inmediata a los extranjeros que cometan delitos”, escribió en Twitter el 16 de febrero.
Actualmente residen extranjeros que buscan trabajar y salir adelante, pero hay otros que cometen delitos atentando contra la vida y la tranquilidad pública de los peruanos.
— Rafael López Aliaga (@rlopezaliaga1) February 16, 2021
En nuestro gobierno se expulsarán de manera inmediata a los extranjeros que cometan delitos.#Rafael2021 pic.twitter.com/asyRchkYKX
Semanas después, en entrevista con El Comercio, López Aliaga volvió a referirse a la expulsión extranjeros.
“Lo que yo voy a hacer es quitarle los miedos al Perú. Si el Perú está amenazado por venezolanos que, bajo leyes migratorias peruanas que nadie cumple, tendrían que ser deportados, si a usted le quita la paz un venezolano, un haitiano o cualquier persona que esté entrando al Perú de manera ilegal o, inclusive, de manera legal, a la primera que un extranjero viole la paz de un peruano tiene que ser deportado. El 28 de julio lo vamos a hacer, tenemos que limpiar el país”, dijo.
En el plan de gobierno de López Aliaga, sin embargo, no hay referencia alguna a dichas deportaciones. Lo que sí hay son propuestas para regularizar la situación de los extranjeros para permitir su inserción a la economía peruana. Para ello, por ejemplo, se propone eliminar “los trámites burocráticos establecidos en la norma migratoria”. Asimismo, se plantea que la nacionalidad peruana se obtenga a los cinco años de residencia (la norma actual indica dos años) y que los extranjeros que quieran invertir en el Perú un mínimo de S/ 500.000 obtengan la residencia de manera inmediata.
Una estrategia popular, pero peligrosa
Abanderar el tema de la inmigración como estrategia electoral es una tendencia global, de acuerdo al politólogo Paolo Sosa. Según este, pese a que no existe evidencia suficiente sobre los efectos del discurso antiinmigrante en los electores, este es usado estratégicamente para acercarse a un tipo específico de votante que es “culturalmente conservador o con preocupaciones directamente relacionadas al trabajo”.
“Es una estrategia populista usada para distraer al electorado de discusiones más programáticas y captar votos donde, de otra manera, no podrías. Esto se ve claramente en el caso de Donald Trump y el electorado pobre, pero culturalmente ‘blanco’. De pronto, es más estratégico decir que el desempleo es por culpa de la migración y no de la precariedad laboral”, sostiene Sosa.
Para la también politóloga Kathy Zegarra, el discurso xenófobo es utilizado por políticos en todo el mundo debido a que sirve para atribuir a los inmigrantes los problemas estructurales del país, como la falta de empleo o la delincuencia.
“Se crea una dicotomía entre ‘nosotros, peruanos, los buenos’ y ‘los otros, venezolanos, los malos’. Así, en lugar de asumir la complejidad de los problemas en el Perú, los reducen a que los ‘otros’ son los que crean. Así, se crea la expectativa de que deportándolos muchos problemas se solucionarán, lo cual no es cierto. Muchas de las problemáticas que enfrentamos son estructurales y complejas, pero es popular dar soluciones simplistas y rápidas, mas no efectivas”, explica.
Ambos especialistas coinciden en que el discurso antiinmigrante, pese a ser popular, es nocivo.
“Es peligroso porque no se busca realmente solucionar problemas y porque crea divisiones dañinas en la sociedad. Recordemos que muchos venezolanos huyen de su país y vienen en situaciones precarias”, indica Zegarra.
Para Sosa, la estrategia no solo agudiza la polarización en la población, sino que “usa chivos expiatorios en lugar de propuestas puntuales para resolver problemas urgentes, como la informalidad y el acceso a empleos dignos”. Asimismo, el politólogo considera que se trata de un “discurso irresponsable”, pues “deshumaniza a la población migrante, con lo cual justifica la violencia frente a grupos vulnerables, como los refugiados”.
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