El blanco es una tonalidad que destila frescura, pureza y amplitud. Su uso no solo es el lienzo perfecto para la intervención de un espacio, también es perfecto para que la casa se perciba mucho más sofisticada.
Usualmente solemos usarlo en las áreas sociales y en los dormitorios, ya que son ambientes donde más se juega con la mezcla de estilos, colores y texturas. Además, según la corriente japandi, que da mayor relevancia a lo espiritual, es perfecta para elevar el descanso y el relax. No obstante, también hay un otros espacios de la casa en los que se puede lucir con mucho éxito, como lo es la cocina. Si no te anima mucho la idea, te dejamos algunos motivos con los cuáles terminarás decidiéndote por usarla en el interior.
Genera contraste
Por lo general, es uno de los espacios de casa con mayor almacenamiento de electrodomésticos, lo cual hace que el ambiente se aprecie algo más frio. No obstante, con la ayuda del blanco (que propicia el exitoso ingreso de luz natural), se consigue restar frialdad y hacerlo aún más acogedor y amigable.
Se adapta a todo
Gracias a su aspecto neutro, es perfecto para que en el interior se pueda jugar con diferentes estilos, texturas y colores sin tener como consecuencia un ambiente abigarrado. Ideal si estás buscando dejar de lado lo tradicional y renovar por completo el look de tu cocina.
Puede llevar entramados
Con el blanco como base es posible dejar volar la creatividad sin perder el rumbo de la sofisticidad. Por ejemplo, en un papel vinil con estampado floreado, pero con fondo blanco o en un acabado en mármol (que de hecho, es una de las tendencias que darán la hora durante este año).
Es el aliado del minimalismo
Para este año, el famoso “menos es más” también estará en su máximo apogeo. Como ya se sabe, una de las normas que dicta el estilo es el uso de colores neutros, en los que figura el blanco. Por ello, si estás pensando decorar tu vivienda con un estética menos recargada y mucho más virada al diseño purista, esta es una gran alternativa para ti.
¿No se mancha?
Sabemos que en la cocina el uso de insumos es constante, por lo que la salpicadura de aceite, de salsa o de cualquier otro ingrediente puede quedar impregnado en algún rincón del espacio. No obstante, no hay de qué preocuparnos, la clave está en elegir pinturas con acabados que sean fáciles de retirar y que no almacenen manchas.