Dejó la carrera de medicina en tercer ciclo para convertirse en diseñador, y once años después, formó parte de los pocos referentes nacionales -junto a Carlos Vigil o Fátima Arrieta- en lucir su trabajo en París, la meca de la moda. Su emoción es grande, pero su responsabilidad y obsesión porque todo salga perfecto es mayor. Eso lo caracteriza: su perfeccionismo. Noe Bernacelli invirtió mucho tiempo (y trabajo) – junto a un equipo de 20 profesionales, entre costureras, bordadoras, modistas y sastres- en crear una colección de 10 piezas femeninas que refleje su trabajo en más de una década dentro de la ‘fashion industry’: siempre elegante, siempre femenino, siempre sofisticado. Ese es su mantra.
La noticia sobre París llegó de improviso. Él disfrutaba de la tranquilidad de la arena y el mar al sur de Lima, cuando su relacionista pública le escribió para darle las buenas nuevas. "Fue como "wow", me voy a presentar en el Ritz de París. Imagínate. Llegas a tu primera semana de la moda en París y es en el Ritz. Aún recuerdo cuando llevaba una especialización allá y siempre pasaba por ese hotel para tomarme un té o café, pero en realidad solo quería una foto porque el lugar es increíble. Estoy súper contento", cuenta.
Cuando Noe decidió convertirse en diseñador de modas lo hizo con una misión: la de inspirar a las generaciones venideras. Para él, su vida no tendría sentido si no la usa para servir al otro. Y tiene mucha razón. Tal vez por eso, sus prendas llevan raíces peruana latentes, enfundadas en tejidos bandera como la alpaca o el algodón pima, pero con un toque extra que las transporta al siguiente nivel.
"Yo creo que mi fuerte es trabajar con las fibras banderas del Perú, pero a un nivel más sofisticado. Que no solo fabriquemos, como lo venimos haciendo, materia prima para Max Mara o Saint Laurent… que no solo exportemos fibra, sino también diseño", sentencia.
¿Siempre supiste que serías diseñador de modas?
En verdad, lo de diseño de modas fue un poco de casualidad. Estaba estudiando medicina, pero me quedé en tercer ciclo. Vengo de una familia de médicos y abogados, ninguno es artista o trabaja en algún rubro parecido al mío (…). Toda mi vida me dijeron que medicina era lo mío y que mi amor por las proporciones, por la belleza, iba a tener un fin especial que sería cirugía plástica.
Entonces, ¿cómo te enamoraste de la moda?
Fue amor a primera vista. Viajé a Santiago de Chile a estudiar unos cursos de artes, sobre pintura y cosas por el estilo, y conocí a los amigos de una amiga española que eran diseñadores. Me gustó mucho lo que hacían. En ese momento, no tenía ni idea de cómo era esta industria o cuáles eran los pasos a seguir hasta llegar a mostrar una colección en un show o una tienda, no sabía nada de costura… nada de nada, pero me encantó cómo el diseñador puede llegar a transmitir algo más con las prendas y el consumidor capta esa esencia. No terminé los cursos que fui a llevar y regresé con la idea de dejar medicina y convertirme en diseñador de modas.
De medicina a diseño... es un gran cambio. ¿Recuerdas cómo le dijiste a tu madre que dejarías medicina para ser diseñador?
Recuerdo el momento cuando le dije a mi madre que dejaría medicina para ser pintor. Para eso viajé a Chile, para decidirme. Mi madre me dijo que me tomé un año sabático y deje en pausa la carrera de medicina, que viaje, pinte y me relaje un tiempo. Me fui a encontrarme y saber si sería médico o pintor y regresé siendo diseñador de modas. "¿Vas a dejar medicina para hacer vestiditos, Noe?", me dijo eso literal. Nunca lo voy a olvidar.
Y luego, ¿cómo sigue la historia?
Me voy a Italia, Milano, y llevo la carrera de diseño de modas en tres años y medio. No solo fue la carrera, sino la experiencia de trabajar con otras marcas lo que me sirvió. Me tocó empezar desde cero, en una firma reconocida (Gianfranco Ferré) y eso me ayudó muchísimo. Aprendí cómo es el trabajo desde atrás.
En Italia se te presentaron muchas oportunidades de crecimiento profesional. Entonces, ¿por qué regresas a Perú y abres tu firma homónima aquí?
La verdad que regresé por ver a mi madre, a mi familia. Regresé y se abrieron un sinfín de oportunidades y fue así como decidí abrir la marca. Siempre quise hacerlo pero pensé que sería en Milán, porque las cosas se estaban dando muy fácil allá y estaba empezando a ser alguien, poco a poco. Pero se dio así. Creo que se trata de aprovechar las oportunidades y eso hice (…). Siempre ambicioné mucho. Siempre quise mi propio atelier, mi propia empresa, mi propia marca, Que la gente consuma mi marca y se identifique con ella. Proponer un estilo de vida con las prendas. Eso fue fundamental para llegar poco a poco e ir consiguiendo las cosas.
El año pasado cumpliste una década de trayectoria, de hecho tuviste un desfile de celebración. ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo durante todo este tiempo?
Como empresa hemos madurado y como diseñador o director creativo, también. Mi perspectiva está más refinada y tengo más claro hacia dónde voy. Ha sido un proceso de cambios y aprendizaje constante.
Pocos diseñadores nacionales han llegado a pasarelas en París, ¿cómo llegó esta oportunidad y cómo te sientes al respecto?
Nos llegó un correo de una organización (Fashion Week Studio) que capta diseñadores del extranjero como nuevos talentos y que, de alguna forma, los evalúa para ver que estén dentro de algunos estándares. Mariale, mi relacionista pública, recibió el correo mientras yo estaba en la playa. Fue emocionante porque es en el marco de la semana de la moda. Te emocionas, pero después dices: "¿Podré llegar a los tiempos y con una colección de 10 piezas que esté al nivel y supere las expectativas que tengan de nosotros?".
Cuéntanos sobre la pasarela parisina...
Solo llevamos 10 piezas de la colección para mujer. La colección nace de una historia fantasiosa en la que una pareja muy enamorada es castigada y hechizada por ese amor tan fuerte: ella se convierte en cuervo durante el día, mientras que él; es una serpiente de noche. Entonces, nunca se encuentran y están esperando ese eclipse en el que podrán verse como humanos ambos. En medio de la historia, el cuervo carga una llave que romperá el hechizo y es vital en el cuento. Por eso, la llave aparece durante toda la colección (…). Hay mucho negro, tratando de imitar el plumaje del cuervo y también estampados con este animal. En cuanto a siluetas, vestidos en semi sirena y princesa; así como la fusión de ambos. También tenemos sastrería, abrigos, chaquetas y faldas: mucha alpaca, mucho encaje, seda en organza y gasa, y charmous. Esta vez le hemos bajado el tono al bordado y el brillo. Si bien hay prendas 'statement' de la marca- con encaje, mucho bordado, mucho cristal y muchas técnicas de aplicación a mano- también tenemos piezas súper limpias, sin nada de aplicaciones, bordado ni encaje. Solo el corte y la destreza de las modistas de trabajar la seda a mano y sin más que la tela al sesgo.
Dato
Noe Bernacelli presentó 10 piezas de su colección femenina, 'Cuentos de Invierno', el miércoles 27 de febrero en París, en el hotel Ritz. Su viaje fue posible gracias al auspicio de Marca Perú, Barrington y Corporación Rey. El próximo jueves 28 de marzo se verá la colección completa- con 20 tenidas para mujer y hombre- sobre las pasarelas del LIFWeek, que tendrá lugar en el Museo de Arte Contemporáneo. Las entradas se pueden conseguir en Teleticket de Wong y Metro.