La sexta vacunatón superó la meta de aplicar 600 mil inoculaciones contra el COVID-19. Sin embargo, hay un problema latente y es la brecha que aún no se puede cerrar con respecto a las personas que no se no se han vacunado a pesar de que hace meses empezó la campaña de inmunización para sus grupos etarios.
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En general, de los más de 27 millones de la población objetivo para ser vacunada, que la conforman las personas de 12 años a más, solo el 30% ha recibido ambas dosis. Esto es, 30 de cada 100 personas están completamente protegidos contra el virus, según estimaciones realizadas por este Diario.
Esto es muy importante porque no basta con tener una dosis, sino es necesario contar con las dos para disminuir el riesgo de hacer la enfermedad grave del COVID-19 y morir.
¿Qué sucede con las brechas? Veamos: la campaña de vacunación para las personas mayores de 80 años de edad a más empezó en marzo, sin embargo, a pesar de haber transcurrido más de cinco meses, todavía hay un 26% de ellos que no han recibido sus dosis.
En el caso de los septuagenarios (cuya campaña de vacunación inició en abril), la brecha está en 22% y en el de los sexagenarios (mayo), 24%. Mientras, la brecha de los cincuentones ( junio) está en 35% y la de los cuarentones (julio), en 60%.
Así, de las 12´074.285 de personas de 40 años a más, el 60% tiene sus dosis completas, por lo mismo todavía hay un 40% que no las tiene. Esa es la brecha total que falta cerrar.
Esta situación –con grupos etarios que hace tiempo debieron haberse vacunado– contrasta con las imágenes de vacunatorios vacíos en días de semana o, como ocurrió hace dos semanas, cuando el segundo vacunatón, organizado por el actual Gobierno (el quinto desde que empezó esta estrategia) en Lima, el Callao y 15 regiones, no logró llegar a la meta de aplicar 600 mil dosis.
Este problema no solo se centra en la capital. La región Madre de Dios, por ejemplo, realizó su primera vacunatón el sábado 21 de este mes, en la ciudad de Puerto Maldonado. La meta era aplicar 1.500 dosis, pero solo se logró colocar 560.
-Es momento de hacer cambios-
Los especialistas le dijeron a El Comercio que es el momento en que Ministerio de Salud (Minsa) haga modificaciones y despliegue más estrategias para vacunar a las personas que aún no se han inmunizado. Esto sobre la premisa de que en lugar de esperar a que la gente vaya a los vacunatorios, sea la vacuna la que llegue hasta donde ella está.
El exministro de Salud Víctor Zamora dijo que, en paralelo a las vacunatones de los fines de semanas, se debe coordinar y organizar con los alcaldes vacunatones barriales de lunes a viernes, por ejemplo, en los parques, lozas deportivas, capillas, etc., esto es, en zonas estratégicas.
Asimismo, agregó, se puede organizar jornadas de vacunación contra el COVID-19 en las empresas para inmunizar a los trabajadores, empleados, incluso a sus familiares. Esto, en coordinación entre el Minsa y el personal de salud de las compañías.
De esta manera, subrayó, se puede cerrar las brechas porque la gente va a tener cerca de sus casas las vacunas. Las personas que todo el día se la pasan trabajando regresan muy de noche a sus hogares. Pero al ver que están aplicando las vacunas en la capilla o la loza, puede ir y vacunarse, comentó.
El exministro hizo hincapié en que es necesario cerrar las brechas, pues “más del 90% de los que mueren por COVID-19 tiene más de 40 años. Gente con menos de 40 años es raro que muera o tenga una enfermedad grave. Cuanto más joven eres es menos probable de que fallezcas”.
Enfatizó que la vacunación debe priorizar a los más vulnerables -que son justamente aquellos donde se reportan grandes brechas, así como las personas con comorbilidades- y no la cantidad de dosis aplicadas.
“Si nosotros nos alocamos por el número, por vacunar a toda la población, podemos sacrificar por el número la prioridad. Mañana podemos vacunar a los mayores de 20, a los de 30 años y hacer vacunatones [...] y seguramente vamos a pasar la meta. Nos ponemos contentos por pasar la meta, pero uno tiene que ponerse contento de que estamos cubriendo a los más vulnerables”, expresó.
“Todas las estrategias tienen que desplegarse: el vacunatón del fin de semana, pero si de lunes a jueves las carpas están vacías, ese personal de salud puedes pasarlo a los barrios, a las empresas. Tienen que ser varias estrategias convergentes, especialmente para cerrar la brechas de los más vulnerables”, agregó.
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La semana pasada, el doctor Elmer Huerta dio el campanazo señalando que la campaña de vacunación de los adultos mayores de 40 años estaba estancada.
“La población que más se complica es de 40 para arriba. ¿Hace cuánto tiempo estamos vacunando a los de ochenta, setenta, sesenta, cincuenta? Se ha estancando en un 50% la inmunización en el Perú. Igual que en Estados Unidos, estamos estancados en el proceso de vacunación, así parezca que estamos maravillosamente bien. Estamos estancados. Las pruebas son los vacunatorios vacíos y que estamos solo en 50% [ahora está en 60%] de la población mayor de 40 años, o un poco más, completamente vacunada”, indicó.
En diálogo con El Comercio, Huerta, quien es especialista en Salud Pública, se ratificó en sus cuestionamientos. En primer lugar, se refirió a la teoría de difusión de innovaciones. ¿Que plantea esta teoría? Que las personas reaccionamos de manera distinta cuando nos exponemos a algo nuevo. En un extremo, están aquellas que lo adoptan de manera inmediata y en el otro aquellas que nunca lo harán. Todo esto pasando por grupos intermedios, unos más cerca que otros a uno de los dos lados.
Esta teoría los denomina así, y les asigna un porcentaje: innovadores (2.5%), adopción temprana (13.5%), mayoría temprana (34%), mayoría tardía (34%) y adopción retrasada (16%).
Llevada esta teoría a la vacuna, explica Huerta, los innovadores son aquellas personas que madrugan y hasta han acampado en la cola de los vacunatorios para recibir las dosis, y los adoptadores tempranos son aquellos que si bien no van el primer día a vacunarse, si lo hacen en los días siguientes.
A continuación, viene el grupo de personas de la mayoría temprana. Estas van a esperar hasta cuatro semanas para ir a los vacunatorios, es decir, esperan más tiempo pero se quieren vacunar. Junto con los otros dos grupos, suman “el 50% de la gente que quiere vacunarse y se va a vacunar, ya sea tempranito o un poquito más tarde pero se quiere vacunar”, indica Huerta.
Luego, se encuentra la mayoría tardía, a quienes hay que darles incentivos, abrir vacunatorios especiales los fines de semana, llamarlos a sus casas, hay que convencerlos. “Estos son duros, no se quieren vacuna así nomás. Estos son los que explican los vacunatorios vacíos que hemos estado teniendo”, anota el especialista.
“De ahí viene un 16%, que son los que..., Dios mío, son antivacunas, no se quieren vacunar, muy difícil que se vacunen”.
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Dicho todo lo anterior, Huerta subrayó que el que se haya superado la meta en la última vacunatón puede generar una falsa expectativa de que la vacunación avanza.
¿Hace cuánto tiempo estamos vacunando a las personas de 40 a 49 años de edad?, se preguntó. ¿Dos, tres semanas?
“[¿Usted es de la opinión de que se mantengan los vacunatones y en paralelo se realicen otras actividades, o cómo lo plantearía?] Lo que plantearía es que la campaña de vacunación debe tomar en cuenta esta teoría de adopción de innovaciones. Lo que estamos ofreciendo es la papayita, lo mas fácil, para los innnovadores, para los adoptadores temprano y para esa mayoría temprana. Ahí no hay que hacer nada, ofreces la vacuna y las personas van a ir”, indicó.
“Lo que tenemos que hacer son campañas educativas desde ya, para convencer a los que están dudosos, y tratar de estudiar por qué motivo no se quieren vacunar: todavía desconfían de las vacunas, son víctimas de las teorías de conspiración, son antivacunas, tienen miedo a las seguridad de las vacunas, etc.”, agregó.
“Entendiendo esto, el Gobierno tiene que hacer campañas de vacunación para que ese 34% que se viene [adopción retrasada] u ojalá parte del 16% que no quiere vacunarse, o sea, el 50% se vacune, y no esperar hasta tener el vacunatorio vacío”, tal como sucedió en Estados Unidos, donde al darse cuenta de esta situación, ofreció una lotería de un millón de dólares, pero ni así ha funcionado, anotó.
En suma, indicó que se debe mantener la estrategia para los que se quieren vacunar temprano, esto es, los innovadores, adaptadores temprano y la mayoría temprano, pero a su vez “lo que hay que hacer es agregar una estrategia para llegar a los renuentes, los vaciladores, a esa mayoría tardía y ese 16% final”.
La estrategia para este sector de la población, añadió, parte por hacer encuestas para saber cuál es la razón que la detiene para ir a vacunarse. Con esta información, luego se pueden diseñar estrategias específicas, explicó.
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Por su parte, en su oportunidad, la exministra de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) y actual decana del Colegio de Enfermeros del Perú, Liliana La Rosa, subrayó que “el Ministerio de Salud tiene que salir a la comunidad, no esperar a que la gente venga, ya probaron eso, ahora tiene que ir a buscar a los que les faltan la segunda vacuna, buscar al adulto mayor, triangular con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) para lograr que todos los de Pensión 65 se vacunen, triangular con todos los clubes y organizaciones que tienen adultos mayores para que sean los grandes aliados, hay mucha gente que tiene liderazgo”.
Similar opinión tuvo Juan More Bayona, doctor en Inmunología Comparada e investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Refirió que el Minsa tiene que optar por una “vacunación activa”, es decir, buscar en sus casas a las personas que no se han vacunado o les falta una dosis.
“Evidentemente, esto tiene que ir con un menor manejo comunicacional de los beneficios de la vacuna. Desafortunadamente, en todo este tiempo que vamos de la pandemia, no hemos sabido transmitir los beneficios de la vacunación, las características de la vacuna, que son seguras, eficaces, que son efectivas contra las diferentes variantes”.
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-Este es el estado de la pandemia-
Mientras todavía permanecen pendientes las brechas por cerrar, este es el estado en que se encuentra en el país la pandemia. Hace un mes que las cifras de contagios y fallecidos por COVID-19 están por debajo de las que se reportaron el año pasado [ver cuadros 1 y 2].
El ingeniero electrónico y voluntario de OpenCOVID-19-Perú, Juan Carbajal, señaló que las cifras que en la actualidad se reportan sobre la pandemia se parecen a las que se registraron un mes después del inicio de la enfermedad, esto es, marzo del 2020.
“Los promedios diarios de casos bordean los 870. Son cifras similares a las de primera semana de abril del 2020. Y si uno lo ve a nivel de defunciones por COVID-19, el promedio diario actual es de 43, con lo cual las cifras son similares también a la primera semana de abril del 2020″, indicó.
Subrayó que el Gobierno más que hablar de una eventual tercera ola, debería enfocarse en vacunar lo más rápido posible.
Indicó que de los más de 200 mil muertos que ha dejado la pandemia, el 98% eran personas mayores de 40 años de edad a más y el 2%, menores de 40.
Sobre esa base, dijo que el Minsa debe concentrarse en terminar de cerrar las brechas de vacunación de los adultos mayores de 40 años, buscándolos, para así disminuir el impacto de una posible tercera ola.
Asimismo, dijo que si bien la curva epidemilógica nacional muestra que las cifras de contagios y fallecidos están en descenso, esto no es uniforme en todas las regiones, sino que en algunas como Piura, La Libertad y Puno, por ejemplo, “se está viendo ciertos brotes”.
Es en estos lugares donde se requiere movilizar personal y logística para controlar la situación. Asimismo, agregó, se necesita intervenir en aquellos sitios donde las cifras de vacunación son bajas, pues lo que se observa en el mundo es que en los lugares donde la tasa de vacunación está por debajo de la tasa nacional los casos comienzan a dispararse porque es la “ola de los no vacunados”.
Las nuevas víctimas: los obsesos y los no vacunados
El médico infectólogo Fernando Mejía, quien trabaja en el Hospital Cayetano Heredia atendiendo a pacientes con COVID-19, relató que en la actualidad es poca la cantidad de personas que ingresan al nosocomio por coronavirus. Esta cifra, añadió, se compara a la de noviembre del año pasado, cuando cayó la primera ola pandémica.
Detalló que los pacientes, por lo general, son personas que no se han vacunado ( de 38 años de edad a más) y jóvenes con obesidad cuyos grupos etarios todavía no figuran en el cronograma de inmunización, por lo que tampoco han sido inmunizados.
Por ello, enfatizó que la vacunación debería acelerarse y priorizar a las personas con obesidad de cara a una eventual tercera ola, teniendo en cuenta además que una parte importante de la población tiene sobrepeso u obesidad y no va a dejar este estado en poco tiempo.
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También subrayó que es necesario mejorar la comunicación. Narró que cuando se les consulta a los pacientes por qué no se han vacunado, sus respuestas están ligadas a los ´fake news´: vieron en la televisión o en las redes sociales que alguien tuvo problemas por la vacuna o dijo haberlos tenido, luego eso les generó miedo hacia las dosis, aparte de que hay otros pacientes que no creen en las vacunas.
Asimismo, señalo que hay desinformación de parte del mismo personal de salud. Sostuvo que los pacientes le dicen que no se inmunizaron porque cuando les tocaba recibir la dosis, estaban enfermos de un mal distinto al coronavirus y no les vacunaron. Mejía enfatizó que no hay contraindicación para recibir la vacuna, salvo que la persona tenga COVID-19 en ese momento.
“No hay contraindicación para la vacuna. Todos deberían vacunarse. Eso es algo importante que tiene que reforzarse, tengas cualquier enfermedad que tengas”, remarcó.
Sepa usted...
- La segunda ola produjo menos contagios que la primera pero fue más letal. En la primera ola hubieron 1´459.527 infectados y 89.009 fallecidos, por lo que tuvo una tasa de letalidad de 6,10%. En tanto, en la segunda ola, que se registra desde diciembre hasta la actualidad, se reportaron 687.758 contagios y 109.106 muertes hasta el fin de semana. Tuvo una letalidad de 15,86%.
- Es decir, mientras en que en la primera ola seis personas murieron por cada 100 contagios, en la segunda se elevó a 15 por ese mismo número de infectados.
- Para saber si una persona tiene sobrepeso o no, lo que se hace es dividir el peso entre la estatura dos veces. Por ejemplo, si una persona pesa 70 kilos y mide 1.60, tendrá un índice de masa corporal (IMC) de 27.34 (70/1.60/1.60=27.34).
- Según explicó el médico infectólogo Fernando Mejia, el IMC ideal se sitúa entre 20 y 25; si está por debajo de 20, la persona está baja de peso o muy delgada; si está entre 25 y 30, la persona tiene sobrepeso; y de 30 a más es obesidad.
- Volviendo al ejemplo anterior. Al tener un IMC de 27.34, esa persona tiene sobrepeso, pero si pesara, por ejemplo, 62 kilos, su IMC sería de 24, con lo cual su peso sería el adecuado.
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