El Instituto Geofísico del Perú (IGP), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente (Minam), ha realizado el monitoreo comparativo del ruido de los suelos de Lima y Callao, antes de la cuarentena decretada por el Gobierno para frenar el avance del coronavirus (COVID-19), y encontró que tras el cumplimiento del aislamiento social, los ruidos han disminuido hoy hasta en 90% en algunos distritos.
El IGP, con el apoyo del Estado, concluyó hace ocho años la implementación de una red de aproximadamente 200 acelerómetros distribuidos en todo el Perú para el estudio de los suelos.
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En el caso de Lima y el Callao, están distribuidos 55 acelerómetros, los cuales muestran que hoy, a diferencia de los registros reportados antes del 13 de marzo, ha disminuido considerablemente el ruido.
El acelerómetro ubicado en el distrito de La Victoria (avenida José Olaya) indica que el ruido ha disminuido en un 90%; en Chorrillos (Av. San Juan) ha disminuido en un 80%; en Santa Anita (Av. Alcanfores), en 78%; mientras que en Ventanilla (Av. Amazonas), en 70%.
Los suelos que conforman los primeros metros de la superficie de la corteza terrestre están constituidos mayormente por gravas, arenas, limos y arcillas y son, en general, los que amplifican las ondas sísmicas a la ocurrencia de un sismo, pudiendo incrementarse el desastre en las ciudades.
En Lima y Callao, durante un día cualquiera, los suelos también son excitados por las vibraciones generadas por el tránsito de vehículos, personas y maquinaria industrial.
En ingeniería, estas vibraciones son conocidas como ruido sísmico ambiental y el IGP ha estado utilizándolos para conocer mejor la respuesta dinámica de los suelos ante la ocurrencia de sismos.
El hecho que la actual cuarentena ha obligado a las personas de todo el Perú a permanecer en sus casas, implica que las calles se han quedado vacías.
Por lo tanto, las vibraciones del suelo producidas por el tránsito de vehículos, así como la maquinaria industrial, han disminuido considerablemente. Se podría decir que hoy, el suelo de Lima y Callao vibra muchos menos que hace 30 días atrás.
“En estos escenarios tendríamos que aceptar que los suelos de Lima y Callao durante la última semana han sido menos afectados o su comportamiento dinámico menos alterado. Por ejemplo, si tuviéramos un recipiente lleno de arroz sobre una mesa vibradora, los granos de arroz estarían acomodándose continuamente, si la vibración cesa, los granos de arroz son menos alterados y pueden, en mejores condiciones, compactarse”, explicó Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP.
Desde el punto de vista científico, dice Tavera, podría decirse que ahora los sensores del IGP podrían registrar en mejores condiciones eventos sísmicos muy pequeños y que antes no era posible, porque eran enmascarados por el ruido.