La primera vacuna que llegará al país será del laboratorio Sinopharm, que en setiembre del año pasado inició en los ensayos clínicos en Perú. (Foto: AFP)
La primera vacuna que llegará al país será del laboratorio Sinopharm, que en setiembre del año pasado inició en los ensayos clínicos en Perú. (Foto: AFP)
Gladys Pereyra Colchado

El mismo día en que el presidente anunciaba la primera compra de vacunas contra el , la abogada Rosa Apaza, uno de los rostros más visibles del movimiento antivacunas en el Perú, instaba a la población a rebelarse contra la futura vacunación. Le llamaba un acto que “linda con el genocidio”, en un video que llegó a reproducirse más de 462 mil veces en Facebook, más del doble del alcance que ha tenido el último video del Ministerio de Salud sobre vacunas en la misma red social. Horas antes, desde el Congreso, el parlamentario Posemoscrowte Chagua adelantaba que promovería una demanda de inconstitucionalidad contra la ley que permite su distribución y, al mismo tiempo, aparecían pintas contra la vacunación como competencia al proselitismo electoral que invade las paredes en estas fechas.

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En las últimas semanas, el movimiento antivacunas ha persistido y la más reciente encuesta de Ipsos para El Comercio pone en cifras cuánto repercute esto en el futuro de la inmunización: un 48% de peruanos asegura que no se vacunaría. Se trata de más del doble de lo reportado hace cinco meses. En agosto, era apenas un 22% de encuestados quienes no deseaban vacunarse. Hace un mes, la cifra creció a 40%, pero aún era inferior a quienes sí querían (57%). Hoy, sin embargo, ambas posturas comparten la misma cantidad de adeptos.

Temores, efectos y procesos

Según el estudio, realizado entre el 13 y 15 de enero, las dos principales razones para rechazar las vacunas es el temor a posibles efectos secundarios (52%) y su desarrollo acelerado en los laboratorios del mundo (30%).

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Para Juan More Bayona, doctor en inmunología comparada e investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), este temor es comprensible considerando que la población no está familiarizada con el desarrollo de las vacunas y su funcionamiento en el organismo. Por eso, sostiene que es indispensable que el Estado promueva una campaña orientada a responder cada una de estas dudas. Las demoras del Ejecutivo para reforzar los mensajes pueden repercutir en la cobertura de la inmunización y, por ende, en la efectividad de la vacuna. “Todo este tiempo ha habido un silencio inentendible del Gobierno. No se comprende la inacción”, señala More.

Encuesta Ipsos El Comercio sobre la vacuna contra el COVID-19 (Infografía: Raúl Rodríguez)
Encuesta Ipsos El Comercio sobre la vacuna contra el COVID-19 (Infografía: Raúl Rodríguez)

Con el coincide el epidemiólogo Edward Mezones-Holguin, quien agrega que la campaña de comunicación no puede ser tarea exclusiva del Gobierno sino que debe debe integrar a la sociedad civil, científica y colegios profesionales para articular mensajes claros y diferenciados para cada región del país. “El Perú no es homogéneo, la campaña no puede ser centralista”, dice en diálogo con El Comercio.

Aquí la información es la clave. Por eso, para responder la interrogante sobre los posibles efectos adversos, Yesenia Rodríguez, especialista en farmacovigilancia, explica que todos los productos farmacéuticos pueden tener respuestas inadecuadas en el organismo si no se suministran en dosis evaluadas por médicos y de acuerdo a las características de cada persona. “Las sospechas de reacciones adversas dependen del medicamento y de la forma en que se ha consumido. Si hablamos de vacunas, lo que más se ha visto en otros casos es hipersensibilidad, dolor local o fiebre. La mayoría son reacciones simples, pero también se dan graves que obedecen a problemas neurológicos o síndromes como Guillain-Barré. Son eventos raros e infrecuentes. La automedicación es mucho más peligrosa, sostiene.

Es, precisamente, la automedicación otro de los problemas que también deben erradicarse cuando se habla de los tratamientos contra el nuevo coronavirus. Esta semana, la la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) alertó que el consumo sin receta de la por parte de pacientes con COVID-19 puede generar complicaciones que hagan necesario su internamiento en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y hasta causarles la muerte. La especialista agrega que existen medicamentos que tienen interacciones farmacológicas incluso con los alimentos, por lo que es necesario que su consumo sea siempre con prescripción médica. “La vacunación, en cambio, es una estrategia básica para seguir con vida ante tantas infecciones virales o bacterianas”, enfatiza Rodríguez.

El segundo punto de preocupación de los encuestados tiene que ver con la celeridad de los laboratorios en el desarrollo de la vacuna. Sobre este tema, Mezones-Holguin explica que gran parte de las demoras de estudios para vacunas previas responden a problemas logísticos y de financiamiento. “Ahora ha habido mucha inversión e interés de la industria privada y del gobierno. Esas facilidades financieras han hecho que esas vacunas avancen rápidamente”, indica. A esto se suma el desarrollo de la tecnología y la investigación sobre los coronavirus, antes de la aparición del Sars-CoV-2, virus que causa el COVID-19. “Para el Sars-COV-1 y el Mers-Cov ha habido intentos de vacunas. Ya se conocen las estructuras y se han venido ensayando”, dice.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), contra la COVID‑19, de las cuales solo 26 se encuentran en etapa de ensayos clínicos (pruebas en humanos). Es en esta etapa en la que, a través de tres fases con voluntarios, se evalúa parámetros de seguridad y eficacia de las candidatas. Antes de que se distribuyan, las reguladoras de fármacos y medicamentos de cada país, como la FDA para EE.UU y Digemid en Perú, son las que brindan autorización.

Supuesto preventivo

La encuesta también pone en evidencia los efectos de la promoción de la ivermectina como supuesto profiláctico que evita el contagio. Un 13% de encuestados dice que la vacuna “no es necesaria” precisamente por la existencia de este antiparasitario de uso veterinario, pese a que no existe evidencia sólida que avale su uso preventivo. Así lo indica el epidemiólogo Edward Mezones-Holguín, quien remarca que no hay estudios que sustenten que consumiéndolo una vez al mes se evita la enfermedad. Aunque reconoce que sí hay investigaciones sobre su administración terapéutica – el Minsa autoriza a los médicos usarlos según criterio únicamente para casos de pacientes ambulatorios – indica que estos también tienen poca validez o presentan errores de precisión.

“No hay a este punto un medicamento que pueda prevenir la enfermedad. La ivermectina no cuenta con evidencia para prevención. Incluso cuando se dice que hay que darla cada 30 días, es farmacológicamente imposible porque tiene horas para ser desechada del organismo”, asevera el especialista. 

Según precisó la médica Yamilee Hurtado Roca en su cuenta de Twitter, el último concluyó que respecto a la ivermectina aún ha evidencia sobre posibles beneficios o daños.

Mezones agrega que para que la vacuna sea efectiva es necesario que se alcance una cobertura importante de población inmunizada. “Necesitamos ganar la inmunidad de rebaño y eso se va a lograr con vacunas. La idea es que, al tener la mayor cantidad de gente vacunada, habrá menos susceptibles a que se enfermen”, explica.

En su último mensaje junto al Gabinete, el presidente Sagasti adelantó que pronto lanzarán una campaña para promover la vacunación. “Señores y señoras, pongamos el hombro por el Perú y vacunémonos todas y todos cuando llegue el momento”, dijo el mandatario. Mientras se espera esa campaña, sin embargo, suman cinco meses en los que los fake news que contribuyen a miedos y desinformación viajan con casi la misma rapidez de los contagios.

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