“Todo comenzó en abril cuando se decretó el primer confinamiento en Quebec y, de la noche a la mañana, encontré que tenía más tiempo del que jamás había gozado en toda mi vida. Hice jogging, ordené, boté y regalé cosas. Restringido de movimientos y con el círculo social reducido a cero, mi vida se había simplificado al mínimo. Sentí que era un momento histórico y se me ocurrió salir con mi cámara por el barrio a retratar a mis vecinos. Desde el Facebook de la comunidad hice una serie de llamados para participar en el proyecto y la gente se mostró encantada”, dice Carlos Viani (50), fotógrafo limeño afincado en Saint-Henri, barrio multicultural y bilingüe --francés e inglés-- ubicado a 15 minutos caminando desde el centro de Montreal.
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