Me advierten que no le gustan las entrevistas de ‘crítico de cine’. Todo lo que tenía que decir sobre las constantes y vertientes de su enorme obra (68 películas, entre ficciones y documentales), ya lo dijo, para que no lo fastidien, a Paul Cronin en las 600 páginas de “Werner Herzog. A Guide for the Perplexed” (Faber & Faber, 2015). De modo que me concentraré en anécdotas de lo que rodó en el Perú y le diré que “Aguirre, la ira de Dios”, es, para mí, la mejor película hecha en mi país. Y, con suerte, le pediré rasgar la verdad de alguno de sus documentales de seres extremos y, con frecuencia, felices. Me presento en inglés, pero insiste en que hablemos en pausado español.
En estos días ha estado en el Cusco, ¿nostalgia, búsqueda de un nuevo proyecto?
Estoy celebrando la amistad con José Koechlin y con Jorge Vignati, y presentándole a mi esposa el Cusco, el Valle de Urubamba, Machu Picchu y los lugares donde he trabajado.
¿Es cierto que Koechlin le contó la historia de “Fitzcarraldo”?
Sí, y también ha salvado la producción de “Aguirre” en un momento muy crítico, cuando necesitábamos US$50 mil inmediatamente. Mi hermano [Tilbert] le decía: “Mis garantías son mi cara, mi honor y mi mano”, y él nos daba el dinero.
¿Sigue pensando que el cine es más ‘athletics’ que ‘aestetics’?
Hasta cierto punto. Existe un lado físico para mí, pero no quiero que nos perdamos en estas profundidades.
Seguirá haciendo cine hasta que el cuerpo aguante.
Sí, y estoy haciendo cine más que antes. Terminé “Queen of the Desert” con Nicole Kidman en Navidad del año pasado, y he hecho “Salt and Fire” en el salar de Uyuni en Bolivia, con Veronica Ferres, una estrella alemana, y Gael García Bernal en un papel más pequeño. Y el martes estoy empezando “Into the Inferno”, una película sobre volcanes.
“Aguirre” y “Fitzcarraldo” son locos extremos. La definición que recoge Paul Cronin, ‘holy fool’, ¿le acomoda?
Mmm, mejor no nos perdamos en definiciones y categorización de caracteres. Las películas tienen tanta vida que rechazan la idea de categorías. Santos, tontos, eso no es todo.
En “La conquista de lo inútil” (diario de “Fitzcarraldo”) cuenta que Mick Jagger hizo de chofer, llevando gente a locaciones en Iquitos, y que pasó con él un depresivo día en El Silencio.
Viniendo de la selva, la vida en las playas era una decepción, era algo extraño.
Y habla de la ‘siempre odiosa y nublada Lima’.
[Ríe]. Probablemente sea la maldición de los conquistadores, la niebla y el frío, pero eso no tiene mucha importancia. Trabajaba en la selva virgen mes tras mes, y volver a Lima era un choque de culturas.
Melville, en “Moby Dick”, dice que Lima es una ciudad muy triste.
Ha cambiado. Hoy, Lima se ha desarrollado enormemente, es casi una explosión de modernidad e intensidad de vida.
En 1999 regresó e hizo “Wings of Hope” con Juliane Koepcke y “My Beloved Enemy” sobre Klaus Kinski.
Y luego regresé para hacer una pequeña parte de mi largometraje “My son, my son, what have ye done” [2009] en Perú. “Mi enemigo íntimo” está contado con humor y con calor, porque después de años de la muerte de Kinski las perspectivas cambiaron y ahora es una película de amistad.
Hay otro tema que conjura en esa película. El documental de Les Blank “Burden of Dreams” es conflictivo para usted porque lo pinta obsesionado. Pero en “Mi enemigo íntimo” usa muchas imágenes de él, así que no solo se amista con Kinski, sino con Blank.
“Burden of Dreams” es hasta cierto punto problemático para mí, pero es bueno que haya perspectivas distintas y es una buena película. It’s ok for me.
¿Le parece una ironía que algunos digan que es tan buena como “Fitzcarraldo”?
O quizás mejor [ríe]. Son diferentes aspectos, es muy difícil hacer una comparación. Pero la película de Les Blank es de profundidad, introspección, tiene mucha vida. Y también existe “La conquista de lo inútil” [señala un ejemplar que he puesto sobre la mesa], una tercera versión de todas estas cosas. Mi predicción es que este libro va a sobrevivir a “Fitzcarraldo” y a “Burden of Dreams”, tiene la substancia, condensa todo.
La de Juliane Koepcke (única sobreviviente de un accidente aéreo) fue una de las grandes historias de mi infancia.
Recuerdo que busqué artículos en el archivo de El Comercio, un increíble archivo. La historia de Julianne era importante, estuve a un paso de tomar ese avión. El accidente fue en la Navidad de 1971, yo comenzaba el rodaje de “Aguirre”.
Sentó a Juliane en el mismo asiento en el que tuvo el accidente. ¿Es la crueldad de Herzog o su
método fílmico?
[Ríe]. ‘Cinema knows no mercy’ [el cine no conoce la piedad]. Fue difícil, pero ella sabía que era necesaria la intensidad de sus recuerdos.
Ella no es un personaje típico de su cine, es una sobreviviente, un personaje de esperanza.
He hecho “Queen of the Desert”, donde Nicole Kidman es un personaje parecido, y en “Salt and
Fire” hay una mujer igual.
¿La edad lo está volviendo más esperanzado?
[Ríe].
En “Guide for the Perplexed” cuenta que jugó con Alberto Gallardo en 1972.
Conocía a Rudi Gutendorf [crack alemán, entrenador del Cristal] y me invitó a un partido de entrenamiento de su equipo A con el B, y faltaba un jugador. Me dijo: “Ahora tú tienes que jugar, ¿qué posición quieres?”. Yo le dije que quería jugar contra el mejor en el mundo, Alberto Gallardo. Fue seleccionado por la prensa como parte del equipo mundial ideal, luego de México 70. Nunca corrí tanto en mi vida. Fui a unos arbustos y vomité por hora y media.
Consiguió un documento falsificado que le abrió varias puertas para el rodaje de “Fitzcarraldo”.
A veces es necesario cuando la burocracia es demasiado lenta. La burocracia es la enemiga natural de la fantasía.
Le ha puesto voz a un personaje secundario en “Los Simpson”, Walter Hotenhoffer.
[Ríe]. Sí, es mi apoteosis en la cultura popular. Y también he desempeñado el papel de un villano en “Jack Reacher” con Tom Cruise. Fui ‘really frightening’. Me pagaron muy bien para aterrorizar.
EE.UU., donde reside, ¿es un país bizarro?
Vivo en los EE.UU. por amor. He encontrado a mi esposa (Lena) en los EE.UU., ella viene de Siberia. Llevo 20 años casado y soy un hombre muy feliz. ‘I am a lucky man’.
La portada de “Guide for the Perplexed” lo identifica con Timothy Treadwell, el amante de los osos devorado por ellos. ¿El cine como una amenaza constante?
Esa foto es de Lena, mi esposa que es fotógrafa. Y todos piensan que es Photoshop. ¡No, no, es un verdadero oso detrás de mí! Todavía recuerdo su aliento. Este oso estaba habituado a la gente, pero nunca se sabe lo que van a hacer. Yo estaba negligente, indiferente. Lena estaba más asustada. La idea vino de los productores de “The Grizzly Man”, durante el festival de Sundance en Utah. A 100 km estaba este oso y me pidieron ir a sacarme fotos con él.
¿No está descartada una próxima película de Herzog en el Perú?
Depende. Si tengo una historia muy buena, voy a volver mañana para filmarla.