Cada epidemia y pandemia que ha golpeado nuestro territorio ha sido un agente de cambio histórico. Es decir, desde la Conquista hasta nuestros días, las crisis que desencadenaron la viruela, la peste bubónica, la fiebre amarilla, la influenza, la gripe o el cólera, trajeron importantes cambios demográficos, políticos, económicos, sanitarios y sociales. Esta es una de las conclusiones del libro “Pandemias y salud pública: Historias de cuarentenas y vacunaciones”, que presenta hoy el historiador Jorge Lossio, y que se puede descargar de manera gratuita en la Biblioteca Bicentenario.
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Un volumen que nos ofrece varias lecciones de cara al futuro. Una de ellas se resume en esta sentencia del autor: “Si seguimos conviviendo con la pobreza, el hacinamiento en cuanto a vivienda, la precariedad en el empleo y la educación de mala calidad, si esos problemas estructurales se mantienen, poco puede hacerse desde el sector salud para combatir una pandemia”.
Crisis demográficas
–¿Cuál es la trascendencia que han tenido las epidemias y crisis sanitarias a lo largo de nuestra historia?
A veces en la enseñanza oficial de la historia se enfatiza mucho el rol de las revoluciones políticas o guerras como agentes de cambio, pero se olvida el papel que han tenido las pandemias. En el caso de la viruela y la conquista española, una de las razones por las cuales colapsó el incanato fue por la cantidad de muertes que se produjo a partir de enfermedades como la viruela o el sarampión o, por ejemplo, en el caso de la pandemia de influenza española de 1918-1920, uno de sus efectos fue una participación mucho más activa del Estado en la salud, porque hasta inicios del siglo XX, este era un actor secundario. O se puede ver cómo las epidemias de cólera o fiebre amarilla, de mediados del siglo XIX, provocaron una serie de reformas urbanas en Lima, como cubrir las acequias, construir sistemas para el traslado del agua potable, instalar un servicio de recojo de basura; todas esas reformas nacen a partir de la experiencia de pandemia. Últimamente, en la causada por el sida, también se generó una serie de cambios en la percepción de las enfermedades de transmisión sexual.
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–En el Perú, cambios demográficos y sociales importantes como las de la Conquista o las del siglo XIX son asociadas también a las pandemias.
Sí, el hecho de que España haya traído población esclavizada de África al Perú fue una consecuencia de la despoblación ocasionada por la viruela y el sarampión; o el hecho que la gran epidemia de fiebre amarilla de 1868 coincidiera con la llegada de la migración china, en el contexto del boom del guano, tuvo mucho que ver en todos estos discursos xenofóbicos y racializados contra la población migrante. Un cambio histórico importante fue que, a partir de la epidemia de influenza española de 1918, el estado peruano se ocupó con mucha más fuerza del tema de salud, entonces se fundó una dirección de salubridad pública, se crearon institutos nacionales de vacunación y luego el Ministerio de Salud.
Cambios y continuidades
–Como señala en el libro hasta el siglo XIX la salud pública estuvo en manos de la Iglesia y era vista como un acto de caridad.
El libro tiene dos líneas de narración: habla de las continuidades en lo social, pues las pandemias han exacerbado los prejuicios de raza, clase y género existentes. Por ejemplo, en el siglo XIX se culpaba a las poblaciones de menos recursos por la irrupción del cólera, se les acusaba de llevar la enfermedad a las clases medias y altas; es un discurso que no ha cambiado mucho, pues ahora, cuando hubo la cuarentena, y hubo gente que tenía que salir a vender porque no recibía bonos ni un sueldo por hacer un trabajo virtual, se le acusaba de propagar la pandemia. El buscar culpables entre las víctimas es una respuesta clásica. Pero también, el libro busca enfatizar cambios y uno importante es el papel del Estado en la salud. Hasta el siglo XIX se asumía que una pandemia debía ser afrontada por las ordenes religiosas, por las sociedades de beneficencia, pues se entendía la salud como un tema de caridad cristiana. Sin embargo, en el siglo XX, la salud aparece ya como un deber del Estado. Otro cambio en este tema, se produce con las reformas neoliberales de la década de 1990, cuando aparece el discurso del Estado como gestor ineficiente y por ende quien debe hacerse cargo de la salud son sectores privados, o cada quien ver como se financia su salud.
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–¿Cree que esa idea en esta pandemia otra vez está en cuestión; es decir se vuelve a ver la importancia de la salud pública?
Sí, yo creo que con esta pandemia de COVID-19 se va a reforzar la idea que el Estado debe tener un rol central en algunas áreas, como la salud. Uno de los legados positivos, entre todo lo negativo de la pandemia, es que pueda haber también una revaloración de la ciencia en el Perú. Creo que la pandemia nos ha demostrado que es importante hacer investigación y tener una industria médica para no depender tanto de los otros países.
Tres lecciones
–Lecciones que tenemos que aprender hacia el futuro…
Yo diría que hay que sacar tres lecciones: uno que la salud es multisectorial, poco puede hacer el Ministerio de Salud si seguimos conviviendo con pobreza, con el hacinamiento de la vivienda, la precariedad en el empleo y la educación de mala calidad; una segunda lección es que tenemos que recordar siempre que somos un país multicultural y que existen distintas formas de entender la salud y la enfermedad, y por lo tanto hay que partir de esa realidad al momento de explicar cómo afrontar la pandemia, qué medidas tomar; y una tercera es revalorar la ciencia. Lo único que nos va a sacar de esta crisis es la vacunación; las campañas de vacunación han sido centrales en la historia para afrontar las pandemias. Gracias a ellas nos liberamos de la viruela, la polio, el sarampión.
–¿En el libro se señala que la viruela se llega a erradicar recién en 1980; es decir estuvo con nosotros más de cuatro siglos?
Sí, lo que pasa es que la vacuna contra la viruela se desarrolló en 1796, pero hubo mucha resistencia. La primera campaña de vacunación en el Perú empieza en 1806, pero vinieron las guerras de independencia, la época de los caudillos y se frenaron todos los esfuerzos. Con el boom del guano se reinicia la campaña, pero viene la guerra con Chile y otra vez se paraliza. Con el gobierno de Piérola (1895) se hace obligatoria la vacuna y desde ahí empieza una campaña sostenida y en el siglo XX el Estado empieza a intervenir más. En el Perú, en la década de 1940, ya casi no había brotes de viruela, pero como la enfermedad siguió existiendo a nivel global, regresó esporádicamente hasta que en 1980 se la erradicó en el mundo. Quizás otra lección sea esta relación entre inestabilidad política y pandemia, es algo que estamos viviendo hoy.
Más información
“Pandemias y salud pública: historias de cuarentenas y vacunaciones” será presentado en un conversatorio virtual, hoy 27 de abril, a las 6 p.m., a través del Facebook Live del Proyecto Especial Bicentenario. Participarán Jorge Lossio; Laura Martínez, directora ejecutiva del Proyecto Especial Bicentenario; y los historiadores Claudia Rosas, quien además es miembro del comité editorial del Proyecto Especial Bicentenario; y Marcos Cueto, especialista en historia de la salud.
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