Maquiavelo pasó a la historia popular por una frase que jamás dijo: “El fin justifica los medios”. A su mala fama contribuye, además, el término maquiavélico que según el diccionario quiere decir lo siguiente: “astuto y engañoso”; es decir una persona que actúa con perfidia para conseguir sus propósitos. Nada más lejos de los consejos que el pensador y escritor italiano dio en su obra más difundida, El Príncipe, para que los aspirantes a gobernantes pudieran conservar el poder en esos estados-reinos de la Europa mediterránea de comienzos del siglo XVI, cuando primaban las venganzas y traiciones. “Maquiavelo ha tenido mala prensa, pero en realidad es una fama que le corresponde a César Borgia, esos amores incestuosos, esos envenenamientos políticos, son obra de él y no de Maquiavelo, quien en “El Príncipe” sí lo toma como modelo en algunos pasajes”, dice el psicoanalista Moisés Lemlij.
Es más, Lemlij le recomienda al presidente Pedro Castillo leer a Maquiavelo, sobre todo, el capítulo VI, de “El Príncipe”. ¿Por qué? Leamos sus declaraciones.
—¿Qué debemos rescatar de las recomendaciones políticas de Maquiavelo en estos momentos?
Maquiavelo escribió varias obras, “El Príncipe” es una, “Los Discursos” es otra y hasta una comedia erótica como “La Mandrágora”, podemos decir que ha escrito desde literatura erótica hasta alta política. Fue miembro de relaciones exteriores de Florencia, viajó por toda Europa, conoció a todos los reyes y príncipes. Fue un gran observador de las estructuras políticas y de la naturaleza del ser humano. “El Príncipe” es un libro práctico de consejos de cómo más o menos se debe conservar el poder. Ahí le escribe a alguien nuevo que entra al poder, escaso de recursos. Aunque está dedicado al poder aristocrático, en los discursos Maquiavelo es un republicano. Él dice que para que alguien tenga éxito político necesita tener virtud y fortuna. Es decir, cierto tipo de talento y, sobre todo, suerte. Porque si tienes solo una de las dos cosas, vas a fracasar. Otra cosa que Maquiavelo te dice es que tienes que tener dos objetivos: lograr una estabilidad interna en tu zona de gobierno y una independencia externa. Yo veo ese mundo fraccionado de la Italia de la época, con reinos, ducados, principados, que se peleaban entre sí, muy parecidos a los partidos políticos de ahora.
—Todos enfrentados y divididos
Sí, donde tú realmente puedes acabar entendiendo que tus presuntos amigos te quieren destruir, y que tienes que usar a tus presuntos enemigos como aliados circunstanciales.
LEE TAMBIÉN: Pedro Castillo: ¿Cuál es su círculo de confianza y a quiénes escucha el presidente?
El enemigo en casa
—¿Qué afirma Maquiavelo que puede ser útil al nuevo presidente?
Yo le recomendaría a Castillo que lea a Maquiavelo, sobre todo “El Príncipe” que trata sobre el poder recién adquirido. Ahí dice en líneas generales que cuando un gobernante adquiere el poder, aquellos que lo ayudaron a subir van a creer que tienen todo el derecho de administrar y compartir ese poder, pero el gobernante tiene que tener muy claro que las características de quienes lo ayudaron a tomar el poder no son necesariamente las características que se necesitan para gobernar. Entonces, aconseja Maquiavelo, una de las primeras cosas que tiene que hacer el gobernante es buscar a quienes le pueden ser útiles para gobernar, así tenga que cambiar los aliados viejos y buscar otros nuevos.
—Una recomendación que parece dictada para este momento político
Así es. Y la segunda cita de Maquiavelo interesante es del capítulo VI de “El Príncipe” y dice: el gobernante tiene que tener muy claro —y aquí estoy haciendo una traducción libre—, que no hay nada más difícil de ejecutar ni nada de más dudoso éxito que introducir un nuevo sistema de normas y leyes cuando se empieza un gobierno. Esto porque aquellos que quieren introducir este nuevo sistema lo hacen para conseguir un beneficio que no es, necesariamente, el mejor para el príncipe; y aquellos que apoyan las viejas normas lo considerarán intolerable y se opondrán a él. Por eso, nunca hay que apurar nuevos sistemas legales, cuando uno empieza a gobernar.
“No hay nada más difícil de ejecutar ni nada de más dudoso éxito que introducir un nuevo sistema de normas y leyes cuando se empieza un gobierno”.
—El primer punto sobre prescindir de los que lo ayudaron a ganar, ¿no puede entenderse como una traición?
Lo que dice Maquiavelo es que tus principales deberes son la estabilidad interna, el bienestar del pueblo y la independencia política. Tú deber principal no es con tus aliados, tú deber principal es con aquellos a quienes gobiernas. Otra cosa que dice Maquiavelo es si centralizas todo el poder es más difícil que puedas gobernar. Es decir, si eliminas la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional, vas hacia la centralización del poder y será difícil tener éxito.
LEE TAMBIÉN: Pedro Castillo: “Nuestra primera gran tarea es continuar con la lucha contra el COVID-19″
Nuevos consejeros
—En ese punto no es autócrata, sino republicano
Es que el príncipe tiene que tener muy buenos consejeros. Por eso dice, cambia a tus consejeros con atributos militares, que te ayudaron a tomar el poder, por gente que sepa administrar, y fíjate en esta coyuntura: [Vladimir] Cerrón dice todo lo contrario, dice a mí no me importa el experto que gobierne bien, me interesa el que me obedezca. En esos momentos, dice Maquiavelo, el príncipe tiene que fortalecerte con nuevos aliados y solidificar sus instituciones, así le va a ser más fácil deshacerse de aquellos que lo tienen prisionero. Esa Italia fraccionada en pedazos es como estos 28 partidos, en donde tienes que encontrar, aunque sea, aliados circunstanciales y apostar por consolidar las instituciones, que te van a dar sustento político. Otra cosa que tienes que hacer es distinguir entre quiénes son tus rivales y quiénes tus enemigos. Por eso a Castillo le recomendaría que lea a Maquiavelo si no lo ha leído o que lo relea, sobre todo el capítulo VI, de “El Príncipe”.
TE PUEDE INTERESAR
- Más de 30 mil placas de la Colección Courret son declaradas como Patrimonio Cultural de la Nación
- Eva Ayllón, artista del Bicentenario: “Fue difícil cantar en teatros vacíos, teníamos que aplaudirnos nosotros”
- MUNA: Guía práctica para visitar gratuitamente el Museo Nacional de Arqueología
- La otra cara de José de San Martín: el niño soldado en África y el abuelo que construía muebles para sus nietas