Tras la muerte de la reina Isabel II del Reino Unido, sus corgis, Muick y Sandy, se quedaron en Windsor. Los dos canes quedaron al cuidado del príncipe Andrés de York y su exesposa Sarah Ferguson, que sigue residiendo en el Royal Lodge de Windsor junto a su expareja. La duquesa de York ha dado a conocer recientemente que los corgis ya no lloran a su difunta dueña. Esta es la historia.
Mientras este domingo conversaba con Rylan Clark en su programa de radio en BBC Radio 2, Sarah Ferguson afirmó que los dos corgis son “realmente felices” casi 7 meses después de la muerte de la monarca.
Muick y Sandy fueron obsequiados a Isabel II durante el confinamiento para “tenerla entretenida” mientras permanecía en el castillo de Windsor y Felipe de Edimburgo afrontaba el deterioro de su salud. Tras la muerte de la reina, Ferguson y su exmarido los adoptaron. Los corgis de la reina conmovieron al mundo entero cuando fueron fotografiados antes de despedirse por última vez de ella.
¿Cómo están Muick y Sandy?
“Ya levantan la cola, así que creo que han superado el duelo”, aclaraba Ferguson. Al abordar lo mimados que están, añadía que “por la noche duermen en camas reales, cada una con su propia corona”.
“Son una ricura. Creo que ella misma los entrenó para que fuesen así de dulces, de modo que cuando coges una galletita y la partes, como ella solía hacer con sus pequeñas manos… seguro que les ponía una galletita delante, porque la cogen con mucha suavidad”, añadió.
Ferguson ha sido recientemente entrevistada por la revista People con motivo del lanzamiento de su nueva novela A Most Intriguing Lady (“Una dama de lo más intrigante”), si bien en ella ha hablado tanto de la difunta monarca como de los cachorros que le legó.
“Le alegraría saber (a lsabel II) que (los corgis) siguen paseando donde solían hacerlo con ella”, dijo.
Ferguson también admite que en ocasiones cuidar de los perros de la reina puede ser una fuente de estrés: “Son dos iconos nacionales, así que cada vez que salen corriendo a perseguir una ardilla me entra el pánico”. Pero asegura que los dos corgis son “una ricura total”. También revelo una teoría un tanto espiritual: “cuando le ladran a la nada, significa que ella está pasando por aquí”.