
He compartido algunos de los secretos más curiosos que pasan desapercibidos en los objetos que usamos a diario, como los agujeros en las pinzas para tender la ropa o esa ranura misteriosa en los cortauñas que casi nadie nota. Pero ahora ha surgido una nueva interrogante en Estados Unidos: ¿para qué sirve realmente el lado amarillo de la esponja de cocina?
Es uno de los objetos más comunes de la cocina, está ahí todos los días, al lado del lavaplatos, y rara vez nos detenemos a pensar en cómo usarlo correctamente.
La clásica esponja de cocina bicolor parece sencilla: mojar, frotar, enjuagar… y listo. Pero lo cierto es que muchos la están usando mal, sin darse cuenta, y podrían estar dañando sus utensilios o desperdiciando su eficacia.
La clave está en entender para qué sirve cada uno de sus lados. Y el lado amarillo, ese que parece el más suave e inofensivo, no está ahí solo para que se vea bonito o para absorber agua.
Tiene una función específica y crucial: es el lado pensado para limpiar superficies delicadas sin rayarlas, como copas, vajilla fina, sartenes con recubrimiento antiadherente o incluso electrodomésticos con acabados sensibles.

¿Y el lado verde?
Ese es el más abrasivo. Está diseñado para fregar suciedad difícil, grasa pegada y restos que requieren un poco más de fuerza. Funciona muy bien en ollas de acero inoxidable, platos con comida reseca o rejillas del horno.
Pero si usas el lado verde en superficies frágiles, como un sartén de teflón o un vaso de cristal, es muy probable que termines dañándolos sin querer.
¿Por qué es importante saberlo?
Porque muchas veces usamos la esponja al revés por costumbre o apuro, sin pensar en el material que estamos limpiando.
Y ese pequeño gesto diario puede acortar la vida útil de tus utensilios, rayar recipientes o deteriorar acabados que, en teoría, deberían durarte años.

Además, el lado amarillo no solo es más gentil: también es más absorbente. Si lo usas para aplicar el jabón y hacer espuma en superficies limpias o poco sucias, ahorrarás tanto detergente como esfuerzo.
La esponja está diseñada para trabajar como un equipo: un lado lava con cuidado, el otro remueve la suciedad más difícil.
Cómo desinfectar esponjas de cocina
Desinfectar la esponja de cocina es esencial para evitar que se convierta en un foco de bacterias peligrosas como la salmonela o la E. coli. Aunque la uses con jabón, la humedad constante y los restos de comida la transforman en un ambiente ideal para los gérmenes.
Por eso, lo ideal es desinfectarla al menos un par de veces por semana. Puedes hacerlo remojándola en vinagre blanco puro durante 10 minutos, o sumergiéndola por 5 minutos en una mezcla de cloro y agua (¾ de taza de cloro por cada litro).
También funciona meterla húmeda en el microondas por 1 minuto a potencia alta, o hervirla durante cinco minutos para eliminar bacterias con calor.
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