
¡Una noticia que sorprende en Nueva York! Un inmigrante de Long Island fue arrestado y acusado de haber obtenido la ciudadanía estadounidense tras omitir un presunto crimen en su país natal. Se trata de Faustin Nsabumukunzi, un cultivador de abejas, que fue detenido por aparentemente estar involucrado en un genocidio en Ruanda, de donde proviene.
EL CASO DEL CIUDADANO ESTADOUNIDENSE QUE ERA BUSCADO EN SU PAÍS POR GENOCIDIO
“Tras huir de una masacre atroz y violencia sexual, un apicultor ruandés se instaló en una vida tranquila con su familia en los Hamptons, retomando la humilde profesión que se vio obligado a abandonar cuando casi un millón de sus compatriotas fueron masacrados rápidamente. Pero su nueva vida en Long Island ocultaba un oscuro secreto”, sostuvo la fiscalía federal de Nueva York, una información que reportó The New York Times.
De acuerdo a la fiscalía, en lugar de huir del genocidio, Nsabumukunzi participó de este crimen, ordenando a la mayoría étnica hutu que matara a la minoría tutsi. Se presume que habría atacado a los tutsis con un garrote y ordenó que se deshicieran de los cuerpos, llamándolos “basura”.
Siguiendo con la información de los fiscales del Distrito Este de Nueva York, Nsabumukunzi habría mentido sobre su participación en este caso de genocidio cuando solicitó la condición de refugiado en Estados Unidos en 2003. Realizó el mismo discurso cuando tramitó la residencia permanente y ciudadanía.
Este hombre fue arrestado el último jueves en Bridgehampton siendo acusado de fraude migratorio. Si es encontrado culpable, podría enfrentar una pena de hasta 30 años de prisión. Sin embargo, también podría ser deportado a Ruanda, donde es buscado durante casi dos décadas.
Al comparecer ante la jueza Joanna Seybert en Central Islip, Nsabumukunzi, de 65 años, se declaró “no culpable” y fue puesto en libertad bajo fianza de $250,000 dólares. El dinero fue pagado por Steve Felsher, un antiguo empleador del hombre de Ruanda.
El abogado de Nsabumukunzi, Evan Sugar, señaló que su cliente carecía de recursos económicos para huir del país y padecía artritis. “Estamos hablando de un hombre de 65 años con el cuerpo destrozado”, afirmó.

EL GENOCIDIO RUANDÉS, UN CASO QUE CONMOCIONÓ A ESE PAÍS
El genocidio en Ruanda, una de las matanzas sistemáticas más atroces de la historia reciente, fue consecuencia de las tensiones acumuladas entre hutus y tutsis. La violencia estalló el 7 de abril de 1994, tras el derribo de un avión que transportaba a los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de origen hutu, cuando se disponía a aterrizar en Kigali, la capital ruandesa.
Aunque aún se desconoce quién estuvo detrás del atentado, el gobierno hutu responsabilizó de inmediato a los rebeldes tutsis. Desde entonces, emisoras de radio incitaron abiertamente al exterminio, usando expresiones como “exterminar las cucarachas” y “talar los árboles altos” para referirse a los tutsis.
Durante más de tres meses, los hutus arrasaron hogares, asesinaron a machetazos y cometieron violaciones masivas contra los tutsis. Para julio de ese mismo año, aproximadamente 800,000 personas habían sido asesinadas. En investigaciones recientes, testigos entrevistados en Ruanda señalaron que Nsabumukunzi, considerado hasta entonces un simple apicultor, jugó un papel clave en la organización de las matanzas.
Según los fiscales, en los primeros días del genocidio, Nsabumukunzi convocó reuniones públicas en las que prometió protección a los tutsis para evitar que huyeran. Sin embargo, más tarde organizó encuentros secretos con hutus, a quienes instruyó para asesinar a sus vecinos tutsis y montó controles de carretera para bloquear sus vías de escape.
Dos semanas después del inicio de la masacre, Nsabumukunzi habría ordenado la ejecución de tutsis reunidos en el terreno de su oficina administrativa. Además, de acuerdo con la acusación, promovió la violación y esclavización sexual de mujeres tutsis.












