¿De qué planeta viniste, Messi? Triunfo cardiaco de Argentina ante México para seguir creyendo | CRÓNICA

Messi, ese ser que ha hecho ordinario lo extraordinario, tiene una cuenta pendiente con su grandeza, con su inconmensurable grandeza. Amado indiscutiblemente por los argentinos recién desde hace un año, cuando levantó su primera Copa América en el Maracaná, ha sido vapuleado increíblemente a lo largo de toda su carrera. ¿Su pecado? Haberle costado una vida ser un líder como Diego Armando Maradona, ese Dios sucio, como diría Galeano.

Perdimos tanto tiempo con aquella comparación absurda entre dos gigantes. El muchachito tímido que sufría para hablar en el camerino hoy es alguien capaz de lanzar una arenga que te pone los pelos de gallina. Pero sobre todo es alguien que la pide en los partidos más calientes, como el de hoy ante México. En algún momento, los mexicanos parecieron poblar toda la cancha, como si de un acto de ilusionismo se tratase. Estaban en todas partes. Y arriba, tenía a un revoltoso como el Chucky Lozano para exponer a los defensores argentinos.

Scaloni realizó cinco cambios en relación a aquella hecatombe que supuso caer ante Arabia Saudita en el debut. No se quedó de brazos cruzados en estos días de incertidumbre. Pero había que ponerse esta mochila. A De Paul, por ejemplo, jamás se le vio tan desesperado, tan inconexo. Hasta el minuto 64′, Argentina parecía ser la de Rusia 2018 o incluso la de Corea Japón 2002, cuando arrasaron en las Eliminatorias y se fueron a casa en primera fase. Un tiro libre de Messi a las nubes hizo presagiar lo peor. Si hasta parecía el tiro libre de la final de Brasil 2014.

Pero entonces Di María sirvió para Messi a los 64′, y el extraterrestre hizo al borde del área lo que le hemos visto hacer cientos de miles de veces: pegarle como los dioses. Y entonces, el éxtasis. Messi alzando los brazos, con el corazón escapándosele por el pecho, mientras un continente temblaba de alegría. El gol más esperado por toda Latinoamérica unida. O quizá no. Claro que no. México hizo su parte. Siempre lo hace. Pero de este lado del charco fue indescriptible.

Luego Enzo Fernández, desde el banco, anotó un golazo a la altura de este día. Argentina venció por 2-0 a México y depende de sí misma para que este sueño, que no solo es el sueño de Messi, se cumpla. A curar un poco los nervios con unas cuantas bebidas. Hacen falta.