Vino el tiro libre de Senegal desde la derecha y Enner Valencia, en su intento de rechazar, le dejó servida la pelota a Kalidou Koulibaly, el gigantesco zaguero del Chelsea la tomó como venía y con un derechazo la cruzó a la red de Galíndez. Senegal se ponía 2-1 arriba en el cartel. Faltaba mucho aún, 27 minutos. Enner se tomó la cabeza, por su error y porque sabía que iba a ser difícil empatar. Y así fue. Esos 27 minutos se fueron diluyendo en una agonía amarga, como la de aquel que se va ahogando y ya no puede manotear nada. Ese 2-1 fue la despedida de la Copa del Mundo para la Tricolor, una selección con más elogios que méritos. Que mostró personalidad en cada partido, pero que se vuelve a casa temprano sin lograr el objetivo de mínima, que era pasar a segunda ronda. A Senegal, en cambio, le cabe la satisfacción de haber clasificado sin su estrella, capitán y líder: Sadio Mané.
Ecuador llegó al partido con una ventaja que suele ser traicionera: con el empate clasificaba. Y eso lleva mentalmente a esperar, a dejar que el otro haga. Generalmente sale mal. Y al minuto 7 ya Senegal había creado dos jugadas clarísimas de peligro, un gol que se devoró sólo Idrissa Gueye por el centro y una entrada por derecha de Bia, que remató desviado al segundo palo. Y el penal con que se abrió el marcador a los 43′. Ecuador no se había aproximado a Mendy. En el segundo pujó un poco más la Tricolor, aunque sin molestar al arquero del Chelsea.
Antes del torneo pensábamos que el “A” podía ser un grupo complicado, por Holanda, que siempre tiene pinta de cuco, porque Senegal contaba con Sadio Mané y porque el más flojo, Catar, al menos era local y los locales nunca había perdido en su debut. Sin embargo, al moverse la pelota todas esas previsiones quedaron desvirtuadas, los tres eran mucho menos de lo pensado. Holanda un equipo ganable, aburrido y burocrático, muy criticado por la prensa de su país. Senegal, sin Mané, una selección corredora y fuerte físicamente, aunque con pocas luces. Y Catar el más flojo del torneo, que jugando en casa perdió sus tres partidos; único anfitrión de la historia de los Mundiales que termina sin un solo punto. Era un grupito al final. En ese contexto, Ecuador sólo pudo vencer a Catar. Claramente, saldo deudor. Había enormes expectativas previas porque esta es una excelente generación ecuatoriana, y joven, pero termina su aventura mundialista siendo el primer sudamericano en ser eliminado. Otro que puede seguirlo es Uruguay, y cuidado con Argentina, que tampoco le sobra.
La buena noche ante Holanda -en juego, no en resultado- quedó desdibujada completamente en este último choque, convertido en una final. No apareció el equipo, nunca encontró el partido ni se sintió cómodo en él y no pudo superar en ningún momento la línea defensiva senegalesa con una jugada elaborada. Sintió horrores la baja de Jhegson Méndez porque fue muy evidente que Gruezo no estaba pronto para jugar. Su salida al final del primer tiempo y la de Alan Franco -cambios muy tempraneros- demuestran que el técnico no acertó con sus inclusiones. Ninguno de los dos rindió satisfactoriamente. El biotipo físico, que le da ventajas en Sudamérica, frente a Senegal no podía hacer diferencia. Al contrario, son incluso superiores en ese rubro.
Los dos goles africanos llegaron por errores defensivos. El penal, una imprudencia de Hincapié, que estuvo errático, descolocado, muy extraño en un jugador tremendo, seguro como es él. Hincapié está acostumbrado a agarrar, a empujar a los rivales, a entrarle fuerte, pero el área es un lugar prohibido. Ahí se paga un peaje carísimo. El segundo, está dicho, por un rebote defectuoso de Enner Valencia.
Cuando hay que ir a buscar el empate o el triunfo le cuesta a Ecuador porque está más estructurado para defender que para atacar. La táctica de Gustavo Alfaro tiene cierto aroma defensivo y en este Mundial (y en el fútbol actual) la tendencia son los equipos osados, con gran vocación ofensiva. En Ecuador hay agradecimiento y conformismo con el desempeño de su selección, una sensación muy diferente a la de 2014, cuando también quedó fuera en fase de grupos, pero envuelta en críticas, sobre todo a Reinaldo Rueda, que no es muy diferente de Alfaro. Son percepciones. De afuera lo ven distinto. Eduardo Luis López, narrador colombiano de Win Sports televisión, señaló: “Vimos hoy a la Selección de Ecuador que Alfaro nos acostumbró fuera de la Altura de Quito. Le faltó ambición. Le servía el empate y salió a empatar. Fue dominado, superado y derrotado por Senegal que resultó muy superior. Era para hacer historia y no fue por ella. Una pena”.
Por su parte, Rubén Uría, columnista español de la cadena COPE, señaló: “Senegal superó la baja tremenda de Sadio Mané y estará en siguiente ronda. A Ecuador le pudo la presión. Una lástima por Enner Valencia. Países Bajos pasa como primera de grupo. Qatar, de lejos, la peor selección anfitriona de la historia de la Copa del Mundo”.
El balance es negativo en cuanto a las metas trazadas. También creó escasísimas situaciones de gol. Pero hay buenas también. Este grupo puede competir contra cualquiera. No se achica con nadie, es joven y virtuoso. Futbolísticamente no se sintió la ausencia de Byron Castillo, por lo cual se podría haber ahorrado toda la angustia y la desazón previa que generó ese episodio. Es preciso buscar un arquero (o que aparezca alguien nuevo) y un delantero que pueda acompañar mejor a Enner. Estrada jugó los tres partidos, pero estuvo virtualmente ausente del Mundial. Encontrando un segundo punta importante se avanzaría mucho, se redondearía el plantel y, sobre todo, el once titular. Otro que no se vio fue Gonzalo Plata. No le salió nada en los tres partidos.
Lo bueno es que no hay lugar para crucificar a ninguno, nada que reprocharles, simplemente dar vuelta la página y poner la mente en la Eliminatoria que comienza en marzo. ¿Se va Alfaro? Con estos jugadores igual debería ser una fija para el 2026. La reflexión final: nos quedamos en Sudamérica. Saquemos a Brasil, por la cantidad de talentos que alumbró en los últimos tres años, pero en todos los continentes juegan a otra cosa: intensidad, posesión y ataque, búsqueda afanosa del arco rival con velocidad. Acá andamos con una marcha menos.
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