Un niño juega durante un día caluroso en Sri Lanka. (Foto referencial: AFP)
Un niño juega durante un día caluroso en Sri Lanka. (Foto referencial: AFP)
Redacción EC

El escándalo por las llamadas "granjas de bebés" obligó a a suspender la adopción internacional en 1987. Sin embargo, para los miles de niños vendidos ilegalmente al extranjero se trata de una historia que está lejos de cerrarse.


Las "granjas de bebés" en el país asiático se nutrían de los hijos de mujeres embarazadas y familias desesperadas por la pobreza, que entregaban a sus hijos a cambio de dinero. Pero también llegaban a esos lugares bebés robados. Se trataba principalmente de pequeños a los que sus padres creían muertos por "confusiones" en los partos.

La compraventa de niños se había normalizado en la Sri Lanka de los 89 y 90. "Había muchas 'granjas'. Los niños se recogían allí para ser vendidos después a sus futuros padres adoptivos extranjeros”, reconoció hace poco el ministro de Sanidad de Sri Lanka, Rajitha Senaratne.

“Es un fraude. Todo ocurrió de forma ilegal y contra los derechos humanos de las familias afectadas. Lo investigaremos”, afirmó Senaratne.

De los cerca de 11.000 pequeños adoptados de ese modo entre 1982 y el 2000, 4.000 llegaron a Holanda.

El medio español "El Confidencial" contactó con varios de esos niños que terminaron en Holanda y que buscan reencontrarse con sus padres biológicos, organizándose en Internet y acudiendo a diferentes bancos de ADN en busca de respuestas.

“Los padres adoptivos dicen que no sabían que esto estaba pasando, pero eso no les hace menos cómplices. Han pagado dinero para obtener un bebé, ¿no les parecía raro? Es una comparación dura, pero cuando alguien se compra un auto, al menos se molesta en investigar si es robado, y si todo el procedimiento cumple las reglas”, dijo a "El Confidencial" Chamila Dilrukshi Seppenwoolde, joven holandesa originaria de de Sri Lanka, que trabaja en la Unión Internacional de Adoptados (UAI), en Holanda.

Reporteros holandeses citados por el diario español "El País" aseguran haber descubierto que un hospital de la ciudad de Matugama (a unos 70 kilómetros de Colombo, la capital de Sri Lanka) vendía los bebés, “según admiten sus enfermeras”. Una mujer también contó que su marido vio salir del centro a un médico con su hijo recién nacido en brazos, a pesar de que a ellos les dijeron que había muerto.

Otra modalidad consistía en pagar a mujeres anónimas para que fingieran ser las madres biológicas de un pequeño. Ellas daban su consentimiento y la adopción podía seguir adelante.

Joyce Bonné, adoptada por una familia de Heel, sospecha de un polémico centro de adopción de la ciudad de Wadduwa, a 30 kilómetros al sur de Colombo, cuya propietaria, Dawn da Silva, pasó 10 años en prisión por tráfico de niños y fraude, acusada de reclutar a madres solteras con la finalidad de que le entreguen a sus hijos en adopción.

“La señora Da Silva se acercó a mi madre adoptiva con dos gemelos y le preguntó si conocía a alguien que le gustaría adoptarlos. O si no quería llevárselos ella. Esa mujer no quería ayudar, ganaba mucho dinero a nuestras espaldas. Para ella éramos puro negocio. Nos vendía al mejor postor”, dijo Bonné a "El Confidencial".

El medio afirma que los bebés de las “granjas” llegaron a Holanda con documentación falsificada. Muchas de las madres que supuestamente dieron a sus hijos en adopción no existen o las fechas de nacimiento que aparecen en los pasaportes son aleatorias.

Sri Lanka está estableciendo un banco de datos de ADN para que los adoptados y los padres biológicos que fueron víctimas de este fraude se encuentren y conozcan la verdad.

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