"EE.UU. debe convencerse de que los inmigrantes no son amenaza"
"EE.UU. debe convencerse de que los inmigrantes no son amenaza"
Jesús Moya Choy

La situación del inmigrante tiene un respiro tras la suspensión del veto migratorio del presidente de , , una batalla jurídico-política que ha concentrado la atención de políticos y organizaciones.

El juez federal de Seattle (Washington) James Robart ordenó suspender temporalmente la ejecución del decreto de Donald Trump, en vigencia desde el 27 de enero, que prohíbe la entrada a Estados Unidos de los ciudadanos de Irán, Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen durante 90 días y bloquea el programa de acogida de refugiados por 120 días. 

El mandatario apeló la decisión, pero la Corte rechazó restablecer la medida, por lo que el enfrentamiento entre el Gobierno de Estados Unidos y la Justicia recién empieza.

Para comprender los alcances de la política que el presidente estadounidense defiende, El Comercio conversó con Joel Millman, vocero en Ginebra de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia oficial de migración de las Naciones Unidas.

—¿Qué visión del inmigrante plantea el veto migratorio?

Es una advertencia clara sobre la nueva época de seguridad internacional. [Plantea] el propósito de que cada persona que entre como inmigrante puede ser un caballo troyano, un concepto que tiene siglos en Estados Unidos, pero había desaparecido durante las últimas décadas. Es algo teatral para dar algo a los votantes que apoyaron a este presidente durante la campaña.

—¿El decreto expresa discriminación?

En letras probablemente no, pero hay que ver el espíritu de la medida. Yo pienso que existe en este nuevo gobierno una tendencia a cambiar el sistema para permitir inmigrantes a entrar más por su educación, su clase o su riqueza que en siglos pasados. No estoy seguro si pueda salir bien porque el milagro de la migración en el mundo, especialmente en Estados Unidos, es la capacidad de aceptar personas de herencias humildes y transformarlas con un sistema moderno.

—Quienes defienden la medida consideran que es importante por los peligros que suponen los inmigrantes. ¿Son los controles actuales suficientemente estrictos en materia de seguridad?

Los controles son estrictos y no solo eso, sino también la cadena de eventos para pasar de ser inmigrante legal a ser ciudadano. Eso es mucho más difícil que antes porque es un balance. Los partidos norteamericanos sí quieren trabajadores legales, pero no quieren votantes democráticos, no quieren ciudadanos que apoyan las líneas políticas de otro partido. Gobiernos republicanos reciben a los cubanos, que fueron siempre fieles a ellos y los demócratas, a los haitianos, que siempre los respaldaron. Eso no va a cambiar.

—Entonces, ¿no hay relación entre el inmigrante y la delincuencia?

Podemos decir que los inmigrantes normalmente son la parte de la cadena más débil. A veces no tienen el derecho de estar en la fuerza laboral, ni a votar porque no son ciudadanos, entonces para muchos políticos es casi irresistible demonizarlos porque son los únicos que no tienen el voto para contraatacar, aunque la gran mayoría de votantes rechacen estas políticas.

—¿Qué se puede hacer al respecto?

Es una tensión que existe en la política ante las zonas rurales y las zonas urbanas, pero tiene más fuerza en esta época que los políticos quieren aprovecharlo. La lucha hoy es para convencer a los estadounidenses de que no tienen amenaza en los refugiados ni inmigrantes. Ellos sí tienen la capacidad de cambiar y ser ciudadanos buenos, pero es algo de percepción que hay que combatir.

—¿Estamos hablando de propaganda?

Sí. Los partidos tratan de manipular esta propaganda. Las imágenes de estos lugares [Iraq, Irán, Siria, Libia, Sudán, Somalia y Yemen] tienen mucho terror. La concepción que tiene la persona que ve las noticias por televisión unos minutos es de violencia, conflicto, guerra, terrorismo. Ese enlace no lo pueden hacer con otros países como Nigeria, México, Colombia, donde no tienen una imagen fija de odio. Pero la historia de esos países como amenaza a los Estados Unidos no existe.

—¿Cuál sería el destino de los inmigrantes si se restablece el veto migratorio?

La mayoría probablemente va a ir a Estados Unidos, así tome un tiempo. Es como un imán, siempre está atrayéndolos. Creo que lo vimos más en América Latina como ‘el sueño chileno’, ‘el sueño brasileño’, por sus economías más dinámicas. Por ejemplo, los peruanos saben muy bien que las posibilidades de ganar en Chile son muy buenas. Entonces vimos flujo de inmigrantes del Perú, Venezuela, Cuba, Haití hacia Chile por muchos años. De igual modo, una parte del flujo de inmigrantes va a buscar otros destinos como Canadá, pero Estados Unidos sigue siendo el tesoro que todos buscan. Europa tiene hasta cuatro generaciones de inmigrantes que provienen de los países vetados, pero los musulmanes, los árabes, los chinos y todos siempre quieren vivir en Norteamérica.

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Autor: Jesús Moya Choy

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