Está por cumplirse un año de la guerra entre Rusia y Ucrania en el este de Europa y no existe, por ahora, ni la más tibia esperanza de que el conflicto llegue a su fin en el corto plazo. No hay un atisbo de que la vía diplomática pueda acallar los estruendos de una conflagración que inquieta al mundo entero.
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El embajador de Rusia en nuestro país, Igor Romanchenko, accedió a contestar por escrito un cuestionario sobre la actuación de su nación en esta pugna bélica, las relaciones con el resto del mundo y las posibilidades de que el diálogo permita a la paz abrirse paso.
—A un año del conflicto entre Rusia y Ucrania, ¿diría usted que Rusia está logrando los objetivos que se trazó Vladimir Putin al inicio de la llamada por él operación militar especial?
En primer lugar, quisiera recordar que la crisis actual en Ucrania surgió en el 2014, cuando, con el apoyo activo de Estados Unidos y la UE, se llevó a cabo un golpe de estado en Kiev, como resultado del cual llegaron al poder nacionalistas radicales, y este país se convirtió en un trampolín para el debilitamiento de Rusia. Crimea y el Donbás se opusieron al nuevo régimen. Crimea obtuvo su independencia, y el régimen de Kiev desató una guerra contra el Donbás que se cobró la vida de 14 mil personas, efectuó la ucranización forzosa de facto de la población de habla rusa, el bloqueo económico y energético, todo esto con el apoyo de formaciones neonazi.
Durante la operación especial la población rusohablante liberada de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, y de las regiones de Jersón y Zaporiyia, expresó su deseo por referéndum de que estos territorios se convirtieran en parte de Rusia, y así fueron incorporados a nuestro país. Coadyuvamos activamente al establecimiento de una vida pacífica allí. Además, eliminamos el potencial militar no solo de Ucrania, sino también de los países de la OTAN que participan abiertamente en el conflicto y han declarado la necesidad de “infligir una derrota estratégica a Rusia en el campo de batalla”. Desde estos puntos de vista, Rusia cumple con éxito los objetivos de la operación militar especial.
—Con tantas bajas militares en ambos bandos y civiles en Ucrania, y tanto sufrimiento para los deudos de las víctimas en ambos países, ¿no había acaso otro camino u otra vía de solución que la operación militar ordenada por Putin el 24 de febrero del 2022?
Con la mediación activa de Rusia se firmó el Paquete de Medidas para la Implementación de los Acuerdos de Minsk el 12 de febrero del 2015, aprobados por la Resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU. Se hicieron base legal sin alternativa para el arreglo de paz dentro de Ucrania. Pero, como saben, estos nunca se cumplieron. Ahora, tanto Volodymyr Zelensky como la excanciller alemana Angela Merkel y el expresidente de Francia Francois Hollande admitieron que los acuerdos de Minsk eran necesarios para dar tiempo a Kiev con el fin de fortalecer las fuerzas armadas de Ucrania. Mientras tanto, continuaba el sufrimiento de la población rusohablante en el Donbás.
Además, como es sabido, a fines del 2021 Rusia elaboró y envió propuestas a los socios occidentales sobre la provisión de garantías jurídicas de seguridad, incluyendo la no expansión de la OTAN hacia el este, el retorno de su infraestructura militar a la configuración de 1997, cuando se firmó el Acta Fundacional entre Rusia y la OTAN. Intentamos resolver nuestros problemas con el bloque a través de la diplomacia, pero nuestras propuestas fueron rechazadas rotundamente.
"Rusia ha sido golpeada con un número récord de sanciones diseñadas para destruir la economía rusa. Sin embargo, la economía y el sistema de gobierno rusos han demostrado su fortaleza"
—Salvo Bielorrusia, Serbia y alguna otra exrepública soviética, el grueso de países de Europa y Occidente, en general, ha condenado las acciones de Rusia. ¿Cuánto afecta ello a Rusia? ¿Será posible recomponer esa relación con Europa en algún momento o esto es ya un punto de no retorno?
Rusia ha sido golpeada con un número récord de sanciones diseñadas para destruir la economía rusa. Sin embargo, la economía y el sistema de gobierno rusos han demostrado su fortaleza: el crecimiento económico en el 2022 disminuyó un 2,1 % (en lugar del 20%-25 % previsto).
Sin embargo, este problema tiene otra cara lamentable a escala global: nuestros socios en todo el mundo se ven obligados a congelar los contactos bajo la amenaza de sanciones secundarias de Estados Unidos.
Los países en desarrollo -en Asia, África y América Latina- han sido golpeados por la crisis alimentaria y energética, y Estados Unidos se ha beneficiado de esto, como en los tiempos de la Primera y Segunda Guerra Mundial, bajo la apariencia de restricciones y sanciones ganando los mercados de gas y petróleo.
Sin embargo, Estados Unidos y los países europeos no son el mundo entero. Todavía tenemos muchos amigos y socios, incluidos nuevos centros de poder como China, India, Sudáfrica, Turquía y Brasil. En general, adoptaron una posición neutral sobre la operación militar especial, mientras que una serie de estados apoyaron a Rusia. Todos ellos continúan la cooperación mutuamente beneficiosa con nosotros.
La conclusión principal para las relaciones ruso-europeas sería que la UE es absolutamente dependiente en la toma de decisiones importantes. Sin embargo, si Bruselas finalmente piensa en su propio destino y en un papel soberano en el mundo multipolar, estaremos dispuestos a cooperar en aquellas áreas donde realmente se requiera y responda a los intereses de nuestro país.
—¿Qué tiene que ocurrir para que el Kremlin se siente a negociar una paz que gran parte del mundo anhela? ¿Uno de los requisitos es que Volodimir Zelenski deje el poder?
Me gustaría recordar que Rusia ha reiterado en todas las plataformas y a diferentes niveles su disposición para las conversaciones sobre la solución del conflicto en Ucrania sin condiciones previas, pero fue Ucrania la que, por orden desde el exterior, abandonó las negociaciones iniciadas en marzo del 2022, cuando justamente era posible llegar a una decisión diplomática. Desde entonces, nadie ha tratado de convencer al régimen de Kiev de su importancia para el destino no solo de Ucrania y Rusia, sino del mundo entero, incluso cuando Zelensky firmó un decreto sobre la “imposibilidad” de sostener negociaciones con el presidente de Rusia.
Sin embargo, siempre estamos dispuestos para lograr nuestros objetivos a través de medios políticos y diplomáticos y quedamos pendientes para considerar cualquier propuesta seria de Occidente que tenga en cuenta el estado real de las cosas sobre el terreno, siempre y cuando ésta se ponga en la mesa. En lo que se refiere a la presidencia de Ucrania, corresponde al pueblo ucraniano elegir a sus dirigentes. No llamamos a un cambio de poder en Kiev, a diferencia de quienes lo hacen en relación con Moscú.
—Algunos expertos y analistas militares señalan que la contraofensiva ucraniana en el este, apoyada por Estados Unidos y otras potencias de la OTAN, es una estrategia para forzar justamente a Rusia a dialogar. ¿Qué comentario le merece tal aseveración?
Según mencioné anteriormente, Rusia está dispuesta al diálogo, es Ucrania la que lo evita. Hablar de la contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania con el apoyo de los países de la OTAN es en gran parte un acto mediático con el propósito de ejercer presión psicológica. Los intentos de contraataque solo provocan mayores pérdidas entre los ucranianos.
—Ucrania está requiriendo más armamento, más drones y más municiones a Occidente y varios países europeos están urgiendo a que se envíen pronto. ¿Ve Rusia ello con temor de que le impida lograr sus objetivos militares?
Temor no es exactamente la palabra adecuada. Rusia está preocupada por lo que está sucediendo, ya que es muy consciente de que estas armas se volverán a utilizar contra civiles en el Donbás.
Al mismo tiempo, los países occidentales que suministran armas al régimen de Kiev se convierten en parte de facto del conflicto y lo acercan a la peligrosa línea de un choque militar directo con Rusia. Tal situación favorece al complejo militar-industrial de EE.UU., lo cual es obvio no solo para expertos.
Además, la distribución descontrolada de armas enviadas a Ucrania conduce a que las mismas pasen a circular ilegalmente entre actores no estatales en diferentes regiones del mundo.
"Los países occidentales pueden acelerar el establecimiento de la paz cortando el suministro de armas a Kiev y convenciéndola de iniciar negociaciones basadas en condiciones realistas, y no en 'planes de 10 puntos' efímeros o convocando una cumbre de paz sin nuestra participación"
—Tanto Zelensky como otros líderes europeos sostienen que Ucrania no será el último objetivo de la ofensiva rusa sino que esta continuará hacia otros estados del antiguo bloque soviético. ¿Qué responde usted?
Nuestros colegas ucranianos incluso atribuyen a Rusia “el deseo de atacar a Alemania y exterminar a todos los alemanes, así como de desencadenar una guerra nuclear”. Tales acusaciones son completamente infundadas, las consideramos como otro intento de demonizar a Rusia en el marco de la guerra híbrida desatada contra nosotros.
—¿Cuánto tiempo más durará esta guerra? ¿Teme que esta se amplíe y adquiera un alcance continental o mundial?
Los países occidentales pueden acelerar el establecimiento de la paz cortando el suministro de armas a Kiev y convenciéndola de iniciar negociaciones basadas en condiciones realistas, y no en “planes de 10 puntos” efímeros o convocando una cumbre de paz sin nuestra participación.
Al mismo tiempo, es obvio que el conflicto ya ha adquirido una proyección global. La entrega de armas (que había empezado mucho antes del inicio de la operación militar rusa), datos satelitales y de inteligencia al régimen de Kiev, participación en la planificación e implementación de operaciones militares, entrenamiento de combatientes en el territorio de países occidentales para operaciones ofensivas, entrada en hostilidades bajo la apariencia de compañías militares privadas e instructores militares: todo ello ya convirtió a los estados de la OTAN en partes del conflicto. Se sintieron en todo el mundo las consecuencias de estas acciones, así como de sanciones ilegales contra Rusia que violaron los principios del libre comercio y provocaron las crisis alimentaria y energética.
Afortunadamente, muchos países entienden que no hay alternativa a la construcción de un mundo democrático, multipolar y justo en nuestro planeta, sin chantaje, dominación, intimidación de gobiernos indeseables y neocolonialismo.