El batallón Azov y otras fuerzas militares ucranianas resistieron por más de dos meses el asedio de Rusia. Pero la defensa de Mariúpol desde la acería de Azovstal era insostenible. El resultado: el esfuerzo -cuyo poder bélico era insignificante comparado con el de Moscú- los volvió héroes para los propios, aunque también prisioneros de guerra.