Río de Janeiro (DPA). Las fuerzas de oposición en Venezuela no buscan derrocar al presidente Nicolás Maduro ni tampoco fomentar un "estallido social" en el país, aseguró hoy el candidato derrotado en los comicios de 2013, Henrique Capriles.
"No queremos golpe de Estado, ni tampoco estallido social", afirmó Capriles en un artículo exclusivo publicado en el portal brasileño UOL, del diario "Folha de Sao Paulo", horas antes de iniciarse en Caracas una nueva ronda de conversaciones entre gobierno y oposición para superar la ola de protestas.
Según Capriles, el diálogo "es la principal herramienta de los movimientos que quieren justicia y se niegan a utilizar la violencia como método".
"Dialogar no significa marchar atrás en los ideales, sino encontrar un camino para que nos reconozcamos", dijo.
No obstante, advirtió que el éxito de las conversaciones depende de que el gobierno cumpla una serie de condiciones previas, a empezar por "la liberación de los presos políticos" y "por el regreso al país de los perseguidos por causas políticas".
"También debe ser devuelto el mandato de una de nuestras diputadas (María Corina Machado) y ser restablecido el respeto a la función parlamentaria y al debate en la Asamblea Nacional", agregó.
Además, demandó el desarme "de los paramilitares armados por el gobierno", el fin "de la censura a los medios de comunicación" y el respeto a los derechos humanos de la población.
"Maduro no puede seguir fabricando teorías de conspiración en las que anónimos quieren derribarlo", afirmó Capriles, al aseverar que hay "miles de motivos para protestar en Venezuela, y el gobierno no puede criminalizarlos".
El político dibujó un panorama muy negativo de la situación actual en su país y sostuvo que las fuerzas políticas deben inspirarse en otros modelos latinoamericanos para buscar la unión nacional para superar la crisis.
"Nuestro continente todavía recuerda el acuerdo de paz de Chapultepec, firmado en México en enero de 1992 entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN), que puso fin a 12 años de guerra civil salvadoreña", destacó el político, que también se refirió al proceso de conciliación nacional en Chile tras el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
"Venezuela está muy mal, vivimos una situación extremadamente crítica. A la crisis económica, se suma la crisis política. Queremos que esto se resuelva, porque, de mantenerse esta situación, las consecuencias pueden ser las que no queremos", concluyó.