¿Qué le queda a México tras la visita del papa Francisco?
¿Qué le queda a México tras la visita del papa Francisco?

Tras la visita del a ,  los indígenas volvieron a sus comunidades pobres, los jóvenes a buscar empleo, los sicarios a las armas y los políticos a lo suyo.

Según una encuesta que publica hoy el diario "Reforma", el 66% de los mexicanos opina que Francisco abordó todos los temas salvo la pederastia clerical, pero sólo cuatro de cada diez creen que su visita vaya a provocar cambios en pobreza, seguridad o corrupción.

"El papa ya regresó al Vaticano y en México, después de este fugaz episodio, todo volverá a ser como antes", escribió el columnista Alfonso Zárate. "Al final de cuentas, Francisco habrá predicado en el desierto".

Es imposible saber hasta dónde habrá calado el mensaje del papa Francisco en la sociedad, la Iglesia y la clase dirigente y cuáles serán sus efectos a futuro. Su mensaje a los políticos fue que los privilegios para unos pocos generan exclusión, corrupción y violencia. Además pidió a los obispos que se dejen de comportar como príncipes y llamó a todos a abrir los ojos ante la injusticia.

Antes de viajar a México había advertido: "Voy a México, no como un Rey Mago cargado de cosas, sino como un peregrino". Dijo, en definitiva, que iba a hablar claro, pero no a resolver los problemas del país.

Algunos analistas consideran que habló en términos demasiado generales, que no mencionó por su nombre sectores específicos de víctimas como los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, con cuyos familiares evitó reunirse en privado.

"A lo mejor no sólo con los 43 sino con un grupo de víctimas de muchos temas que hoy duelen al país, una palabra de consuelo hubiera sido muy significativa para ellos", dijo el defensor de derechos humanos Edgar Cortez, del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.

Sin embargo, tuvo palabras de consuelo para las víctimas de la violencia, en especial en la Basílica de Guadalupe, y en sus 13 mensajes u homilías dejó material suficiente como para motivar cambios.

Nadie en México había enunciado antes de esa forma -con tanta autoridad y con un mensaje imposible de pasar inadvertido por la relevancia de la visita- los problemas de un país.

Con 46,2% de pobreza y enormes riquezas repartidas entre pocos, México además lucha contra la inseguridad, empleos precarios y falta de oportunidades para los jóvenes. Que Francisco no utilizara "el dedo flamígero" para señalar culpables, "no quiere decir que el papa no haya dicho nada", escribió el columnista Pascal Beltrán del Río.

"Lo que pasa es que nadie acusa recibo de las pedradas que caen en su propio tejado", indicó. "En este país las culpas siempre son de alguien más y de las soluciones muy pocos se hacen cargo".

Fuente: DPA

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