Leopoldo López, un economista de 42 años que fue alcalde de unos de los distritos más ricos de la capital, dijo que el gobierno planeó el derramamiento de sangre para tratar de desacreditar a su movimiento pacífico.
"Me están culpando sin ninguna prueba (...) Soy inocente", dijo el miércoles a Reuters TV después de los disparos. "Tengo la conciencia tranquila porque llamamos a la paz".
"No vamos a retroceder y no podemos retroceder porque se trata de nuestro futuro, de nuestros hijos", agregó.
El paradero de López era el jueves desconocido. Sus partidarios dijeron no saber dónde estaba.
DIFERENCIAS EN LA OPOSICIÓN
Las protestas dejaron al desnudo las diferencias dentro de la oposición. Los sectores más moderados se oponen a las marchas violentas porque dicen que sólo hacen un favor al Gobierno que los acusa de saboteadores.
Nicolás Maduro, el sucesor designado por Chávez, fue elegido hace apenas 10 meses por escaso margen. La apuesta del ex conductor de autobús y sindicalista de 51 años es mantener la herencia izquierdista de su antecesor.
El presidente alega que extremistas de la oposición buscan derrocarlo, replicando lo ocurrido en el 2002 cuando enormes protestas callejeras desembocaron en un fugaz golpe de Estado contra Chávez.