Ramala / Jerusalén. "No creí la noticia hasta que le vi comer de mis propias manos", cuenta entre sollozos Nawal Musa, de 75 años, madre del palestino Jader Adnan, en vilo durante dos meses por la larga huelga de hambre de su hijo en protesta por ser detenido sin cargos ni juicio durante casi un año por Israel.
"Pidió que yo fuese la primera en alimentarle. Le había preparado sopa y la tomó de mi mano. Ahora le alimentamos su esposa y yo", declaró por teléfono esta mujer, que ha visto como durante meses y meses a lo largo de los años Israel ha detenido a su hijo hasta una decena de veces bajo la forma de "detención administrativa", que no exige presentar acusaciones concretas ni cargos.
Jader Adnan. (Foto: Twitter)
Esta figura permite al Ejército arrestar durante seis meses, prorrogables indefinidamente, sin imputación de un delito, sin necesidad de presentar el caso a juicio y bajo acusaciones tan poco específicas como "amenazar a la seguridad nacional".
"Me ha pedido que le haga calabacines rellenos y todos sus platos favoritos para cuando salga de aquí", dice la madre, antes de asegurar que su hijo "es un héroe".
El pasado lunes pasada la media noche, cuando todo el mundo alertaba de que la situación del reo era crítica y que podía morir en cualquier momento, las autoridades israelíes alcanzaron un pacto con él y se comprometieron a ponerlo en libertad el próximo día 12 de julio si abandonaba su protesta.
Días antes, toda la familia se había puesto en huelga de hambre ante el hospital en que llevaba ingresado desde hacía varias semanas, Asaf Harofe, al sureste de Tel Aviv, donde era custodiado por funcionarios de prisiones y permanecía atado a la cama mientras se negaba a ingerir nada que no fuese agua sin complementos de sales, azúcares ni vitaminas.
Adnan, panadero de 36 años y miembro de la Yihad Islámica que asegura que solo tiene tareas de portavoz y niega haber estado nunca involucrado en ninguna acción militar, dejó de comer durante 56 días, tras más de diez meses en prisión por causas que Israel incluso se negaba a comunicar a su abogado. Así es la prisión administrativa.
"Todos nos pusimos en huelga con Jader. Su mujer y sus seis hijos también, hasta que alcanzó el pacto con los israelíes. Cuando oímos la noticia no podíamos creerlo, solo cuando le vi comer lo creí", dice Musa.
Su marido y padre del recluso, Adnan Musa, señaló que junto con su mujer y sus hijos se sentaron frente al hospital "para exigir su liberación" y que sintieron "que no estaban solos en esta causa".
"Cientos de activistas llegaron al hospital de todas partes el lunes por la noche. Venían de Lod, de Ramleh, de Jerusalén y especialmente de (el barrio jerosolimitano de) Silwan. La gente cantaba: 'sacrificaremos nuestras vidas por ti'. Y se quedaron ahí hasta las dos de la mañana, arropándonos, hasta que se conoció el pacto", dijo el esposo.
"Estamos muy contentos, esta victoria no es solo para nosotros, sino para todo el mundo islámico", asegura.
La familia de Adnan ve en la próxima liberación de su hijo, dentro de diez días, un triunfo de los derechos palestinos sobre la injusticia de las detenciones administrativas.
Así lo cree también su abogado, Jawad Boulos, que aseguró que "su lucha tendrá consecuencias positivas en muchos casos de palestinos en cárceles israelíes", recluidos ahí mes tras mes sin que se deba formalizar una acusación.
Israel tiene en estos momentos detenidos 426 palestinos en prisión administrativa, según datos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), una cifra que la portavoz israelí de Prisiones, Silvan Weizman, rebaja a 370.
En total, hay cerca de seis mil que Palestina considera "presos políticos" (excluyen los encarcelados por motivos criminales no nacionalistas o por estancia ilegal en Israel), que se reparten en 17 prisiones y 8 centros de interrogación y detención dentro de Israel, según la OLP en violación de la Cuarta Convención de Ginebra, que exige que una potencia ocupante mantenga a los detenidos dentro de su territorio.
Adnan -que en 2012 hizo otra protesta similar durante 66 días que acabó siendo secundada por cientos de presos, se ha convertido en un símbolo de la lucha palestina contra la prisión administrativa- una batalla personal que ha estado a punto de costarle la vida.
Israel defiende su uso, que considera esencial para luchar contra grupos armados palestinos y evitar atentados contra su población.
Fuente: EFE