Este año, el papa Francisco ha decidido reaccionar con más fuerza ante las denuncias de abusos sexuales en la Iglesia Católica. La reciente eliminación del “secreto pontificio” durante la investigación de estos casos forma parte de las acciones que el pontífice sigue llevando a cabo para rectificar las actitudes del Vaticano ante el encubrimiento y las denuncias.
Después de la lluvia de críticas que recibió en su visita a Chile, en enero del 2018, al minimizar los casos de obispos abusadores y encubridores, Francisco ha emprendido una serie de cambios, que pueden parecer lentos, pero que apuntan a ser estructurales. Estos cambios, en este año, se pueden resumir así: desde la reunión especial que tuvo en febrero pasado con los obispos de todo el mundo para tratar específicamente el tema de la pederastia, pasando por la promulgación en mayo de una ley que conmina a los clérigos a denunciar y el fin del secretismo vaticano que procuraba tapar los abusos.
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Esto, además de las expulsiones del sacerdocio de emblemáticos miembros del clero, como el cardenal estadounidense Theodore McCarrick, el cardenal australiano George Pell, que además era un asesor cercano al pontífice, y decenas de religiosos acusados de abuso sexual.
Estos avances buscan resarcir en algo a las víctimas, que durante todos estos años han manifestado su enorme frustración por la sistemática política de encubrimiento dentro del Vaticano.
La Asociación Infancia Robada, la primera que agrupa a las víctimas de los curas pederastas en España, manifestó “su contenida alegría por esta nueva instrucción del papa Francisco”. “Alegría porque los supervivientes de abusos y agresiones sexuales del ámbito eclesiástico en general y nuestros asociados en particular, siguen apreciando los pasos importantes que se están dando en la más alta instancia vaticana”.
Estos son algunas decisiones claves que este año tomó el pontífice sobre los casos de abusos sexuales en la Iglesia:
El cónclave de febrero
En febrero de este año, el Papa convocó en Roma a una conferencia llamada "Protección de los menores en la Iglesia", que contó con la participación de los presidentes de las Conferencias Episcopales de 130 países, un cónclave inédito que buscaba tratar el tema de la pederastia desde el propio seno de la Iglesia.
Durante cuatro días, se discutió una hoja de ruta para establecer las normas sobre cómo manejar los casos de abuso, un código de conducta para los sacerdotes y la capacitación de personas para distinguir un abuso e informar a la policía.
Aunque se escucharon desgarradores testimonios de algunas víctimas, para muchos de los participantes -sobre todo los que sufrieron el abuso en carne propia- solo se hablaron generalidades y se hizo una declaración de buenas intenciones, pero no hubo avances concretos sobre cómo afrontar y enfrentar las denuncias y los procesos judiciales de los sacerdotes abusadores.
“El papa solo ha pronunciado frases hechas y no ha hablado de procedimientos concretos, dimisiones de obispos, denuncias”, dijo en su momento el italiano Francesco Zanardi, presidente de la Red de Víctimas en Italia.
Nuevas leyes
En marzo, Francisco emitió una ley que ordena que los funcionarios y diplomáticos del Vaticano denuncien y aborden rápidamente cualquier denuncia de abuso sexual o se enfrenten a una posible cárcel.
En mayo, el Papa siguió tratando el tema con la promulgación de la ley "Vos estis lux mundi" (Ustedes son la luz del mundo), que aplica para todas las iglesias en el mundo y señala que los sacerdotes deben reportar a sus superiores las denuncias de abuso o conductas inapropiadas. Antes, esto dependía de cada país y de cada diócesis, pero el pontífice decidió hacerlo global.
La ley, escrita de 'motu propio' por el Papa, habla del abuso sexual de menores de 18 años, de adultos vulnerables que tienen discapacidad física o mental y de personas de quienes se saca provecho porque se encuentran en posiciones en las que no pueden ejercer completa autonomía. También abarca la creación, posesión o uso de pornografía infantil.
“Si estos delitos son encubiertos por obispos u miembros de la Iglesia, o si estos tienen la intención de interferir o eludir investigaciones civiles o investigaciones canónicas, entonces ellos también serán sujetos de investigación”, escribió Francisco.
“La ley es importante porque brinda una declaración clara de una obligación”, dijo en su momento el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, miembro del grupo de trabajo que dirigió la reunión de febrero y uno de los funcionarios del Vaticano que viajó a Chile para investigar, por encargo del Papa, los abusos y denuncias en ese país.
Casi dos años después de haber criticado férreamente a Francisco por su tibia reacción ante los casos de abusos, el chileno Juan Carlos Cruz, víctima del sacerdote Fernando Karadima, aplaudió la última decisión pontificia: “Ahora los abogados tendrán acceso a información que los obispos criminales querían esconder. A todos esos obispos chilenos y de otras partes del mundo se les terminó el carnaval de secreto y oscuridad”.