No hay duda de que la guerra en Ucrania es responsabilidad de Vladimir Putin, pero en el conflicto hay un actor que tiene un rol mayor al de un simple espectador. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) juega un papel trascendental en los reclamos de Rusia, que se opone ferozmente a que Kiev forme parte de dicha alianza militar de defensa.
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Los expertos señalan que la OTAN ha cometido serios errores que crearon el escenario perfecto para que se desatara el conflicto el curso. El primero es el ofrecimiento hecho en el 2008 a las exrepúblicas soviéticas de Georgia y Ucrania para que se unan a la alianza, pese a que esto representaba una provocación hacia Rusia. Otra crítica que recibe el bloque es que tras tenderle la mano a esas naciones luego no las aceptó en sus filas y solo dejó la puerta abierta a los reclamos de Moscú.
Además, como señala Thomas L. Friedman, columnista sobre asuntos internacionales en “The New York Times”, la alianza no solo creó las condiciones para este conflicto, “sino que la sola proximidad de la guerra a los aliados de la OTAN conlleva el peligro de que pueda atraer a otras partes de maneras inesperadas”. Es el fantasma de un papel más activo de la OTAN en la guerra lo que hace temer un enfrentamiento a escala mundial.
Ante este escenario, es inevitable preguntarse cuál es la función que tiene la OTAN en estos días y si su rol debería ser replanteado.
Las dudas sobre el futuro de la OTAN no son nuevas e incluso se han expresado dentro de sus filas. Hace un par de años fue el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien dijo que la OTAN estaba experimentando una “muerte cerebral” debido a la falta de coordinación estratégica y de liderazgo estadounidense.
Objetivos desactualizados
La OTAN nació en 1949 como una coalición de líderes europeos y de Estados Unidos para contener a la Unión Soviética, una lógica estratégica que luego se trasladó a Rusia.
Román Ortiz, analista español del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), afirma que después de la Guerra Fría la OTAN cambió EL énfasis de su trabajo y evolucionó hacia una alianza que cumplía dos misiones.
Por un lado, gestionaba la seguridad europea, pero con el fin de la Unión Soviética durante un tiempo la amenaza principal en Europa desapareció. “Entonces la alianza se convirtió fundamentalmente en un gestor de la seguridad europea, no tanto en una herramienta de defensa de sus socios, sino en una herramienta de gestión de la seguridad y, por otra parte, enfatizó las misiones fuera del espacio europeo”.
Para el experto, lo ocurrido con Ucrania demuestra que, más que replantearse, la OTAN debe volver a sus orígenes, ya que progresivamente se han ido deteriorando las situaciones de seguridad en Europa a medida que Vladimir Putin ha ido incrementando la tensión, rompiendo los acuerdos de control de armamento o realizando agresiones contra Ucrania y Georgia.
“Finalmente, la invasión de Ucrania ha vuelto a hacer emerger a Rusia como una amenaza de primer orden en Europa y, en consecuencia, lo que la alianza tiene que hacer es retomar su rol defensivo porque realmente existe un nivel de amenaza muy grande y la alianza tiene que volver a tomar ese rol básicamente de defensa territorial de sus miembros, que era algo que después del fin de la Guerra Fría había dejado de ser necesario”, afirma.
Ese ajuste, apunta, implica que la alianza probablemente deberá hacer cambios en términos de estructura, de una discusión nueva de armas nucleares, en términos de un incremento del presupuesto de defensa y del compromiso de todos los países de la alianza y de un ajuste entre el bloque y la Unión Europea, que ahora tiene un rol más importante en términos de seguridad.
Los nuevos desafíos
La necesidad de cambios es reconocida dentro de la alianza. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo este miércoles 9 que la invasión rusa de Ucrania y la guerra en ese país obliga a abordar un replanteamiento a largo plazo de la alianza, aunque no quiso adelantar cuáles deben ser los cambios, que los miembros discutirán en los próximos meses.
Ortiz señala que el modelo de agresión al que se enfrenta la alianza atlántica en este momento es distinto al que se enfrentó durante la Guerra Fría porque es un modelo de agresión híbrido, lo que quiere decir que en este momento hay nuevos dominios, como el cibernético.
“Pero además de eso quiere decir que la diferenciación que era tan nítida durante la Guerra Fría entre lo doméstico y lo internacional, es decir, entre lo que era la amenaza externa que era la Unión Soviética en ese momento y la seguridad interna que tenía que ver con dinámicas muy autónomas, hoy está mucho más difuminada porque tenemos evidencia de que operadores de la inteligencia rusa han realizado ataques dentro del territorio de países de la OTAN, como el que realizaron en el 2014 en la República Checa para volar un depósito de armas”, explica.
Añade que esta diferenciación entre lo doméstico y lo externo ahora es más difuminada y la alianza va a tener que pensar cómo se posiciona y qué rol asume frente a ese tipo de retos.
Además, desde la creación de la OTAN en 1949 no se había visto ninguna confrontación con una gran potencia en Europa como la hemos visto ahora. “Hoy tenemos una guerra real que involucra a Rusia. Hay que desarrollar nuevos conceptos para ver como respondemos a un escenario en el que la alianza va a tener no solo que disuadir, sino tener la capacidad para responder a acciones agresivas reales”, concluye.
PUNTO DE VISTA
“La OTAN se va a seguir fortaleciendo”
Ani De la Quintana
Directora asociada de la consultora en gestión de riesgos globales Control Risks
Más que un replantamiento de la OTAN como tal, tiene que tener un rol muy claro a nivel político y a nivel de acción militar. Su misión de promover los valores democráticos y cooperar en cuestiones relacionadas con la defensa y la seguridad de sus miembros para para prevenir conflictos no va a cambiar. Así como tampoco el rol mantener un poder militar necesario para llevar a cabo operaciones de gestión de crisis.
Lo que está cambiando no es tampoco la estrategia, sino la forma en la cual está afrontando la crisis ante el peligro de más acciones rusas en Europa sobre los estados miembros. El apoyo a Ucrania, que no es un estado miembro, sale del rol tradicional que tiene, pero va acorde a la misión de protección.
La alianza va a continuar, se va a seguir fortaleciendo y va a tener mayor presencia y financiamiento de los países europeos, en particular de Alemania y Francia. Las amenazas directas serían aquellas relacionadas a la intervención física de Rusia sobre un Estado miembro. Se puede interpretar que la invervención ya comenzó con los ataques cibernéticos previos a la invasión. Las campañas de activistas cibernéticos que se originan fuera de Ucrania probablemente alentarán los ataques de represalia de los actores de amenazas rusos contra las organizaciones occidentales, particularmente aquellas en el sector gubernamental con sede en los países miembros de la OTAN.
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