Jartum (Agencias)
Un tribunal sudanés condenó este jueves a morir en la horca a una cristiana de 27 años por apostasía, al no renunciar a su religión para aceptar el islam, desoyendo los llamamientos de países occidentales a favor de la libertad religiosa. La joven, embarazada de ocho meses, está actualmente detenida con su hijo de 20 meses, asegura Amnistía Internacional (AI), que pide su liberación inmediata.
"Le dimos tres días para abjurar de su fe pero usted ha insistido en no volver al islam. La condeno a la pena de muerte en la horca", declaró -según AFP- el juez Abas Mohamed al Jalifa, dirigiéndose a la mujer por el apellido de su padre, de confesión musulmana.
Meriam Yahia Ibrahim Ishag (su nombre cristiano) también fue condenada a cien latigazos por adulterio. Esto porque, según la ley islámica, su matrimonio con un hombre que no es musulmán no es válido.
La joven permaneció impasible al conocer el veredicto. Antes, durante la audiencia, tras una larga intervención de un jefe religioso musulmán que intentó convencerla, dijo sosegadamente al juez: "Soy cristiana y nunca he cometido apostasía".
“Me siento tan frustrado. No sé qué hacer”, contó a la cadena CNN su esposo, Daniel Wani, un cristiano de Sudán del Sur.
Sus abogados han dicho que apelarán el veredicto. “Ella está muy fuerte y firme. Ella tiene muy claro cuál es su religión y que saldrá algún día de la cárcel”, dijo el letrado Mohamed Jar Elnabi.
Según Amnistía Internacional, Ishag fue criada en el cristianismo ortodoxo, la religión de su madre, dado que su padre, un musulmán, estuvo ausente durante su infancia.
El régimen islamista sudanés introdujo la ley coránica en 1983, aunque las condenas a muerte son escasas.
Repudio internacional
El Departamento de Estado norteamericano dijo estar "profundamente chocado" por la condena, y pidió al Gobierno Sudanés que "respete el derecho a la libertad religiosa contemplado en su propia Constitución interina del 2005".
Unas cincuenta personas se manifestaron contra la sentencia. "No a la ejecución de Meriam", "Los derechos religiosos son un derecho constitucional" se leía en las pancartas. Un manifestante afirmó a la agencia AFP que continuarán su movimiento de protesta con sentadas hasta que la joven sea liberada.
El secretario de Estado británico de Relaciones Exteriores encargado de África, Mark Simmonds, dijo estar "verdaderamente consternado". "Esta sentencia bárbara muestra la cruel brecha entre las prácticas de los tribunales sudaneses y las obligaciones internacionales del país en materia de Derechos Humanos", indicó en un comunicado.