"Deroga y reemplaza, deroga y reemplaza".
Ese es el mantra que han repetido los dirigentes del Partido Republicano desde que en Estados Unidos se aprobó en 2010 la ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, más conocida como Obamacare.
Ese mismo lema fue adoptado por el actual presidente estadounidense, Donald Trump, durante la pasada campaña presidencial.
"Tenemos que hacer una cosa: derogar y reemplazar el desastre conocido como Obamacare. Está destruyendo a nuestro país, destruyendo nuestros negocios (…) es un programa de salud malo al precio más alto", dijo el entonces candidato republicano durante el tercer debate con su rival demócrata, Hillary Clinton.
El pasado 20 de enero, el mismo día de su toma de posesión, Trump firmó una orden ejecutiva dando instrucciones a sus funcionarios para comenzar a desmontar el Obamacare tanto como puedan dentro de las facultades legales.
Unos días antes, la mayoría republicana tanto en el Senado y en la Cámara de Representantes se había aprobado una resolución que les permitiría eliminar partes importantes del Obamacare por la vía presupuestaria, al tiempo que fijaban plazo hasta el 27 de enero para presentar las propuestas para derogar la ley.
Se creaba así la sensación de que la eliminación del Obamacare era inminente.
Sin embargo, un mes después de la toma de posesión de Trump y pese a que los republicanos tienen ahora el control no solo del Congreso sino también de la Casa Blanca, sigue sin estar claro cuándo ocurrirá el prometido "deroga y reemplaza".
Mientras, paradójicamente, el Obamacare está contando por primera vez desde su promulgación con el apoyo de una mayoría de los estadounidenses.
¿Cómo es posible?
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—Fuegos de artificio—
Entre enero de 2011, cuando recuperaron el control de la Cámara de Representantes, y marzo de 2014, los republicanos aprobaron 54 iniciativas legislativas destinadas a eliminar o a modificar el Obamacare.
De estas, solo 9 fueron finalmente aprobadas por ambas Cámaras y firmadas por el ex presidente Barack Obama, lo que indica que solo estas contaron con suficiente apoyo parlamentario y con el visto bueno del mandatario demócrata.
En enero de 2016, la mayoría republicana en el Congreso dio luz verde a una ley que apuntaba a eliminar el Obamacare prácticamente en su totalidad.
Los legisladores sabían que la norma iba a ser vetada por Obama, lo que efectivamente ocurrió. Sin embargo, buscaban un efecto propagandístico con miras a las elecciones de noviembre pasado.
"Ahora hemos demostrado que, si elegimos un presidente republicano, podemos usar este mismo camino para revocar el Obamacare sin contar con 60 votos en el Senado", dijo entonces el presidente del Congreso, el republicano, Paul Ryan.
Una vez cumplidas esas condiciones, sin embargo, la derogación de la ley de salud sigue sin tener una fecha precisa.
Trump ha dicho que ocurrirá en algún momento durante el próximo año, aunque en una rueda de prensa la semana pasada dijo que ocurrirá en marzo; mientras que Ryan ha prometido que se hará en la primavera.
¿Por qué tardan tanto?
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—La búsqueda de una alternativa—
La primera dificultad reside en el hecho de que los republicanos aún no cuentan con una propuesta consensuada entre ellos para sustituir el Obamacare.
"No es fácil derogar y reemplazar el Obamacare. Este programa otorga una ayuda financiera significativa a decenas de millones de personas para contratar un seguro médico", dijo Henry T. Aaron, investigador del programa de estudios económicos del centro de estudios Brookings Institution, en una entrevista con BBC Mundo.
El experto señaló que durante años, los republicanos sabían que cualquier cosa que ellos aprobaran en contra de la ley iba a ser vetada por Obama por lo que podían rechazar la ley sin ningún costo político y sin necesidad de especificar lo que harían para reemplazarla.
"Ahora que se encuentran en control del gobierno, seis años después de la aprobación de la ley, aún no tienen un acuerdo acerca de cuál alternativa apoyarán", dijo el experto.
"Es como el perro que todos los días sale corriendo detrás de un auto y cuando un día por fin el auto se detiene y el perro lo alcanza, no sabe qué hacer. Los republicanos han alcanzado al Obamacare y no saben qué hacer con él", agregó.
Según la prensa estadounidense, la semana pasada los líderes republicanos en la Cámara de Representantes comenzaron a estudiar a puerta cerrada un documento de 17 páginas con algunas primeras ideas, pero se trata de una iniciativa aún en fase embrionaria.
"Hoy no hubo un intento de llegar a un consenso, fue una reunión más informativa. Creo que se va a necesitar tiempo para digerir esto", dijo el viernes Morgan Griffith, un parlamentario republicano electo por el estado de Virginia, a The Hill, un medio especializado en actualidad política estadounidense.
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—"Un lío tremendo"—
Pero hay más dificultades.
Según Aaron, para derogar y reemplazar el Obamacare los republicanos van a necesitar contar con el apoyo de miembros del Partido Demócrata en el Senado.
El experto explicó que esta ley tiene dos tipos de componentes: unos presupuestarios y fiscales y otros normativos.
Los primeros pueden ser modificados por la mayoría republicana en el Senado, pero para cambiar los segundos necesitan contar con el voto de una parte significativa de los demócratas.
"Los republicanos pueden derogar ciertos aspectos del Obamacare con su mayoría. El problema es que si sólo puedes cambiar lo relacionado con el gasto vas a terminar creando un caos en el mercado de seguros", dijo.
Las consecuencias de este tipo de medidas irían más allá de perjudicar a los 22 millones de personas que gracias a esta ley de salud lograron tener un seguro médico.
De acuerdo con un estudio del Urban Institute, una derogación parcial del Obamacare por la vía presupuestaria dejaría sin seguro a 29,8 millones de personas: 82% de estas personas pertenecen a familias de clase trabajadora, 80% no tiene estudios universitarios, 56% son blancos no hispanos y 38% son personas jóvenes de 18 a 34 años.
"Es un lío tremendo. Para mí es muy claro que gente bien informada, incluso miembros del liderazgo republicano en el Congreso, realmente no entienden en lo que se están metiendo", comentó Aaron.
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—Una ley, dos nombres—
Según Aaron, Estados Unidos vive "una situación esquizofrénica" en relación con el Obamacare, pues las encuestas de opinión demuestran un amplio apoyo a la mayoría de los componentes de la ley vistos individualmente pero un rechazo a la ley como un todo.
El experto señaló que cuando la ley empezó a discutirse los republicanos tuvieron bastante éxito en generar escepticismo en la población.
Una vez aprobada, se produjeron numerosos problemas administrativos en su aplicación que parecieron confirmar idea de que la ley no era buena.
"El gobierno solucionó esos problemas administrativos, la gente empezó a recibir los beneficios y resultaron ser populares. Pero, es importante tomar en cuenta que los nombres importan. La gente sigue estando en contra del Obamacare, pero está a favor de la Ley de Salud Accesible porque muchas personas no entienden que se trata de lo mismo", explicó.
Además, en los últimos dos años varias compañías aseguradoras se han retirado completa o parcialmente del programa -alegando que están sufriendo pérdidas económicas- y las primas han subido de forma notable. Según cifras oficiales, en 2017 aumentaron en promedio 25% en relación con el año anterior.
Ese aumento de primas, así como la expectativa de que la ley iba a desaparecer con la llegada de Trump a la Casa Blanca sirven para explicar por qué en 2017 el número de personas aseguradas con el Obamacare se redujo 4% en comparación con 2016, según estimaciones realizadas por la agencia AP a partir de los datos preliminares disponibles hasta ahora.
El encarecimiento de las primas también es una de las razones que explica el eco que tuvieron entre los electores las críticas de Trump en contra del Obamacare, así como su promesa durante la campaña de crear algo "mejor y más barato".
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—Reemplazar, no derogar—
De ese compromiso de Trump, así como de las dificultades para mantener algunos aspectos -como la obligación de asegurar incluso a quienes padecen enfermedades preexistentes- surge el difícil reto que enfrentan los republicanos para derogar el Obamacare.
Para complicar aún más la situación, esta controversial ley de salud consiguió en los últimos meses por primera vez desde su entrada en vigor el apoyo de una mayoría de los estadounidenses.
Una encuesta realizada a mediados de enero para NBC News y The Wall Street Journal mostró que por primera vez desde que ese estudio comenzó a indagar sobre el Obamacare, los estadounidenses que tienen una opinión favorable sobre ese ley son una ligera mayoría, en comparación con quienes no la apoyan.
50% de los encuestados consideran que la ley funciona bien (6%) o solo necesita unos ajustes menores (44%), mientras que 49% cree que hacen falta cambios significativos (33%) o debe ser eliminada totalmente (16%).
Otro estudio de opinión, realizado a comienzos de diciembre por la Kaiser Familiy Foundation, señala que sólo 20% de los estadounidenses apoyaba la derogación simple de la ley, mientras que 75% se opone a su derogación (47%) o prefiere que antes de derogarla se den a conocer los detalles de la nueva ley que la sustituiría (28).
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—La ayuda de Trump—
Paradójicamente, un elemento que puede haber ayudado a la mejor percepción del Obamacare ha sido el debate generado a partir de la promesa de Trump de derogarlo.
Según reveló la investigación de la Kaiser Family Foundation, las opiniones de los ciudadanos sobre este programa de salud varían al escuchar los distintos argumentos.
Así, tras oír las ideas sobre los altos costos de la ley para el Estado y los ciudadanos, el porcentaje de personas que apoyan la derogación de la ley aumenta hasta 60%.
Sin embargo, al escuchar sobre la gran cantidad de personas que perderán su cobertura sanitaria y sobre los efectos negativos que tendría sobre quienes padecen enfermedades preexistentes, el apoyo a la derogación de la ley se reduce a 27%.
Así, al haber generado un debate público sobre el Obamacare, Trump puede haber ayudado a aumentar la conciencia entre los ciudadanos acerca de los beneficios del mismo y de los efectos negativos que tendría sobre una parte de la población su derogación.
A juzgar por las encuestas, en relación con el Obamacare, el mandato del gobierno y del Congreso parece ser claro.
En el estudio de la Kaiser Family Foundation, 67% de los encuestados incluyeron entre una serie de opciones el reducir el gasto que hacen los ciudadanos en atención sanitaria como la "mayor prioridad" que debería tener el gobierno de Trump.
Esa postura es compartida en proporciones similares por votantes republicanos, demócratas e independientes.
En comparación, en la misma pregunta, solo 37% incluyó la derogación del Obamacare como en la lista de prioridades.
Del mismo modo, una sólida mayoría (62%) prefiere que el Estado asegure una cierta cobertura sanitaria y ayuda financiera para los ancianos y para las familias de bajos ingresos, incluso si eso implica un mayor gasto federal.
En esa misma línea, una encuesta realizada en enero por el Centro de Investigaciones Pew reveló que 52% de los republicanos con ingresos anuales inferiores a los US$30.000 consideran que el gobierno federal tiene la responsabilidad de asegurar la cobertura sanitaria de todos los ciudadanos.
El apoyo a esa postura en ese grupo de personas se ubicaba hace un año en 31%.
Eso ayudaría a explicar por qué, en lugar de haber derogado el Obamacare de un plumazo, los republicanos en el Congreso y en la Casa Blanca están trabajando en cambios que permitan estabilizar en lugar de eliminar el mercado de seguros, con miras a mantener bajas las primas y a atraer de vuelta a las aseguradoras que en los últimos años se han retirado del programa.
"Deroga y reemplaza" tomará tiempo.
Fuente: BBC
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