Un hombre sin mascarilla para prevenir el coronavirus cruza una calle en Manhattan, Nueva York (Estados Unidos), el 27 de abril de 2021. (Angela Weiss / AFP).
Un hombre sin mascarilla para prevenir el coronavirus cruza una calle en Manhattan, Nueva York (Estados Unidos), el 27 de abril de 2021. (Angela Weiss / AFP).
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Redacción EC

Muchos vacunados contra el en han dejado de llevar mascarilla en la calle después de que las autoridades sanitarias afirmaran hace una semana que ya no es necesaria para ellos, aunque la directriz genera confusión y recelo en la sociedad.

Mientras, empresas e instituciones tratan de adaptarse ahora a este súbito cambio en la nueva fase de la pandemia.

Después de más de un año con los cubrebocas como herramienta contra la pandemia, las nuevas directrices de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), divulgadas hace más de una semana, han provocado un terremoto social.

“Todo aquel que esté completamente vacunado puede participar en actividades en el interior y el exterior, grandes y pequeñas, sin tener que llevar mascarilla o guardar una distancia física. Si está completamente vacunado, puede comenzar a hacer las cosas que dejó de hacer por la pandemia”, dijo Rochelle Walensky, directora de los CDC, en una rueda de prensa ante el asombro general.

Personas sin máscaras posan para fotos en Times Square durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el distrito de Manhattan de la ciudad de Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, el 14 de mayo de 2021. (REUTERS/Carlo Allegri).
Personas sin máscaras posan para fotos en Times Square durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el distrito de Manhattan de la ciudad de Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, el 14 de mayo de 2021. (REUTERS/Carlo Allegri).
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Antes y después

Las palabras de Walensky querían marcar un antes y un después en Estados Unidos, así como servir de motivación para que los no vacunados dieran el paso de inocularse.

La realidad, sin embargo, es más compleja y ha generado un inesperado rechazo.

Si bien un gran número de los vacunados han acatado la normativa, especialmente al aire libre, el problema se da en los espacios interiores, donde las empresas y establecimientos tienen que encarar el riesgo potencial de contagio, dado que no todos pueden o quieren exigir prueba de vacunación a sus trabajadores o clientes.

En Washington, la capital estadounidense, muchas de las cafeterías y restaurantes han modificado sus carteles en las puertas de entrada para subrayar que se seguirán exigiendo el uso de mascarillas en el interior pese a la nueva normativa.

Un cliente con una máscara protectora sale de una tienda en Broadway en el distrito comercial minorista del barrio SoHo del distrito de Manhattan de Nueva York, el viernes 14 de mayo de 2021. (AP/John Minchillo).
Un cliente con una máscara protectora sale de una tienda en Broadway en el distrito comercial minorista del barrio SoHo del distrito de Manhattan de Nueva York, el viernes 14 de mayo de 2021. (AP/John Minchillo).
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Confusión y ansiedad

Uno de los concejales de la capital, Charles Allen, reconoció esta semana que el cambio de postura de los CDC ha generado “ansiedad” en los pequeños negocios.

Los pone en la posición poco envidiable de tener que verificar el estatus de vacunación, lo que es algo imposible de pedirles. Su preocupación es que esto va a aumentar los conflictos”, indicó Allen en una reunión del Gobierno del Distrito de Columbia, donde se encuentra Washington.

En los parques en Washington, la situación es paradójica: algunos padres vacunados ya van sin barbijo de acuerdo a la normativa, mientras que los niños deben seguir jugando con las mascarillas.

Otros reconocen que ya no es necesaria, pero la siguen llevando por inercia y por seguridad reforzada.

Los neoyorquinos, por su parte, se han tomado con cautela el levantamiento de la obligación. En la calle, centros comerciales y tiendas de barrio la mayoría de la gente prefería seguir cubriéndose la boca y la nariz.

“Casi todos la siguen llevando, porque siguen preocupados”, asegura a EFE el dueño de la pescadería Ocean Fish Market, en el barrio de Astoria, que se identifica como Nico, pertrechado con una pantalla protectora en el rostro

Al otro extremo del país, en Los Ángeles, también hay espacio para episodios contradictorios: la gente pasea con cubrebocas por el muelle de Santa Mónica, pero los que están en la arena de la misma playa no la llevan puesta.

Un peatón pasa por un letrero en el escaparate que enumera los protocolos de protección COVID-19 requeridos para ingresar al distrito comercial minorista del vecindario SoHo del distrito de Manhattan de Nueva York, el viernes 14 de mayo de 2021. (AP/John Minchillo).
Un peatón pasa por un letrero en el escaparate que enumera los protocolos de protección COVID-19 requeridos para ingresar al distrito comercial minorista del vecindario SoHo del distrito de Manhattan de Nueva York, el viernes 14 de mayo de 2021. (AP/John Minchillo).
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Mascarilla, símbolo político

A todo ello, se suma el componente político que distorsiona la situación ya que al inicio de la pandemia, con Donald Trump como presidente y quien mostró su escepticismo ante su efectividad, se convirtió en un símbolo partidista.

Los republicanos consideraron el requerimiento de llevar tapabocas como una imposición del Gobierno federal y algo que atentaba a la libertad personal, mientas que los demócratas la esgrimían como una señal de protesta contra el recelo de Trump ante los consejos de la ciencia.

Ahora, que las autoridades sanitarias señalan los avances en la vacunación, los ciudadanos reconocen estar desorientados.

Sobre esta polémica y la confusión general, el doctor René Sotelo, profesor de la Universidad de California del Sur (USC, en sus siglas en inglés), consideró que “más allá de partidismos”, lo que hay es “fatiga” por parte de los ciudadanos.

La gente esta absolutamente cansada del uso de la mascarilla... Mi gran preocupación es que mientras no tengamos el 80 % de la población vacunada, va a ser muy difícil identificar si las personas que no llevan protección en la calle están inoculadas o no”, argumentó Sotelo, de origen venezolano.

Para Sotelo, el mensaje, más allá de las mascarillas, es este: “La gente debe vacunarse y tratar de entender que esta vacuna no es un virus atenuado, ya que tiene un mecanismo de acción absolutamente diferente y es segura”.

La gente camina en la calle sin usar mascarilla en medio de la pandemia de coronavirus en Miami Beach, Florida (Estados Unidos), el 13 de noviembre de 2020. (CHANDAN KHANNA / AFP).
La gente camina en la calle sin usar mascarilla en medio de la pandemia de coronavirus en Miami Beach, Florida (Estados Unidos), el 13 de noviembre de 2020. (CHANDAN KHANNA / AFP).
/ CHANDAN KHANNA

Cifras en Estado Unidos

Estados Unidos alcanzó este viernes 33′084.236 casos confirmados de la COVID-19 y 589′216 fallecimientos por esta enfermedad, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

Este balance recogido a las 20 horas (local) fue de 688 muertes más que el jueves y 28.622 nuevas infecciones.

La pandemia de nuevo coronavirus ha provocado al menos 3′445.582 muertos en el mundo desde que la oficina de la OMS en China dio cuenta de la aparición de la enfermedad en diciembre de 2019.

Con información de AFP y EFE.

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