La jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, pidió el jueves perdón al virtual candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, y reconoció que sus comentarios en los que lo tilda de "farsante" fueron "desacertados".
"Después de pensarlo, mis recientes observaciones en respuesta a peticiones de los medios de comunicación fueron desacertadas y lamento haberlas hecho", subrayó la magistrada, de 82 años e incluida en el ala progresista del alto tribunal.
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"Los jueces deben evitar los comentarios sobre un candidato que compite por un cago público. En el futuro seré más prudente", añadió Ginsburg en unas breves declaraciones distribuidas a la prensa por el Tribunal Supremo.
Los comentarios de la magistrada llegan después de que ayer Trump pidiera en su cuenta de Twitter la dimisión de Ginsburg tras asegurar que la cabeza de la jueza "no funciona bien".
Ginsburg no solo se reafirmó el martes en una entrevista con la cadena CNN sobre los comentarios que el fin de semana realizó al diario The New York Times, sino que fue más allá, tildó a Trump de "farsante" y criticó que la prensa sea "suave" con él al no insistir más en que no ha hecho públicas sus declaraciones de la renta.
"Es un farsante. No tiene consistencia. Dice lo primero que le viene a la cabeza en cada momento. Tiene mucho ego. ¿Cómo ha salido adelante sin hacer públicas sus declaraciones de renta? La prensa parece haber sido muy suave en eso", indicó Ginsburg a la cadena de televisión.
Ginsburg generó polémica el fin de semana cuando en una entrevista publicada en el referido diario dijo no poder imaginar qué sería de EE.UU. en caso de que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales, un gesto que criticaron medios y juristas tanto conservadores como progresistas al considerar que no es propio de una magistrada del Supremo.
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Horas antes de pedir su dimisión en Twitter, Trump había apuntado, en declaraciones a The New York Times, que veía muy "poco apropiado que una jueza del Tribunal Supremo de EE.UU. se involucre en una campaña política", que ello supone una "deshonra para la corte" y que Ginsburg debería pedir perdón a sus colegas.
"No lo podía creer cuando lo vi", lamentó el virtual candidato republicano.
Ginsburg no solo podría tener que juzgar políticas y medidas de Trump en caso de que este llegue a la Casa Blanca, algo que tras sus comentarios presentaría serias dudas sobre su imparcialidad, sino que incluso podría tener que decidir si este llega o no a presidente en caso de que se produzca alguna anomalía en las elecciones.
También otros destacados dirigentes republicanos como el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, criticaron las palabras de Ginsburg, al considerarlas "del todo inapropiadas".
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Ginsburg fue nominada para el Supremo por el ex presidente de EE.UU. Bill Clinton (marido de la actual presumible candidata demócrata, Hillary Clinton) en 1993, y durante los últimos años se ha erigido como la mayor defensora de las causas consideradas progresistas en el alto tribunal.
Fuente: EFE