Mientras Joe Biden ya trabaja con sus próximos ministros para cuando asuma el poder el próximo enero, el aún presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue señalando con tenaz insistencia que él ganó la elección y que todo ha sido un fraude. Pese a que las evidencias dicen lo contrario, el republicano ha desplegado un inmenso equipo legal -aunque ya varios abogados han desertado- además de millones de dólares para seguir pidiendo recuentos de votos y poniendo trabas para que los estados retrasen lo más que puedan la certificación oficial de los votos.
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