El juicio de Nikolas Cruz, quien confesó el asesinato de 17 personas el Día de San Valentín de 2018 en una escuela de Florida, Estados Unidos, comenzó este lunes. Se fijará por fin su condena: si pena de muerte o cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Cruz, de entonces 19 años, tomó un Uber armado con un rifle semiautomático AR-15 a la secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, de la que fue expulsado un año antes por motivos disciplinarios. En nueve minutos acabó con la vida de 14 estudiantes y tres empleados del centro educativo al realizar 139 disparos. Llevaba munición extra en una mochila.
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El homicida huyó para camuflarse entre las personas evacuadas. Sin embargo, la policía lo detuvo poco después cuando Cruz se encontraba caminando tras haber asistido a un local de comida rápida.
El caso es, sin duda, una de las peores matanzas en Estados Unidos, país que hoy atraviesa una oleada de violencia armada por tiradores similares.
Este lunes, el acusado ya de 23 años, que llevaba vestimenta oscura, al igual que su mascarilla contra el coronavirus, se presentó en un tribunal de Fort Lauderdale, donde se encaró con varios familiares de las víctimas del tiroteo.
El juicio
Los fiscales piden pena de muerte para Cruz, pero el juicio determinará si se lleva a cabo este este castigo severo o no. Para que la medida sea aprobada, el jurado entero deberá tomar la decisión por unanimidad, sin el rechazo de ninguno de los 12 miembros, según la ley de Florida.
Por el contrario, si la opinión del jurado es dividida, el tirador será condenado a cadena perpetua sin libertad condicional.
La defensa pide la cadena perpetua para Cruz, aunque esta vez se eximió de exponer sus argumentos en la audiencia y pidió hacerlo cuando le toque el momento de presentar su posición. Esta podría plantear algunos atenuantes, como que antes del tiroteo no tenía antecedentes penales o que actuó bajo un estado de perturbación mental extrema.
El juicio durará probablemente varios meses, quizás cuatro. El jurado observará pruebas, oirá argumentos y testimonios que le permitirán llegar a un veredicto.
Como se recuerda, en octubre de 2021 el asesino se declaró culpable de los 34 cargos en su contra: 17 por asesinato y 17 por intento de asesinato quienes sobrevivieron a las heridas de bala.
Un mes después, el Departamento de Justicia anunció que los 17 supervivientes y familiares de las víctimas recibirán 127 millones de dólares debido a que el FBI no investigó a Cruz pese a que le llegó una denuncia sobre su “comportamiento errático”.
Tras el voto del jurado, la magistrada Elizabeth Scherer será quien tenga la responsabilidad de la decisión final sobre el caso de Cruz. Según la jueza, para votar por la ejecución, las circunstancias agravantes de la acusación deben superar a los atenuantes de la defensa.
Premeditado
“Voy a ser el próximo tirador en una escuela de 2018. Mi objetivo es al menos 20 personas”, dijo el acusado en una video grabado tres días antes de la masacre. “Va a ser un gran evento, y cuando me vean en las noticias sabrán quién soy. Todos ustedes van a morir”, añadió.
El fiscal principal del caso, Michael Satz, calificó el tiroteo de acto “frío, calculado y premeditado”. Mencionó que sus actos fueron especialmente atroces o crueles.
Se presentaron en la audiencia de testigos como la estudiante Danielle Gilbert y profesora Britanny Sinitch, exalumna de la escuela también.
Sinitch, quien en 2017 empezó a enseñar allí, subió al estrado y recordó que ese día escribían cartas por el Día de San Valentín cuando fueron interrumpidos por los disparos. Ella tenía 22 años el día de la masacre. Se quebró en la sala el escuchar la grabación de la llamada que hizo al 911.
Gilbert, por su parte, recordó que en su clase cuatro personas resultaron heridas y una falleció. El tribunal difundió imágenes que ella grabó en pleno ataque: se escucharon disparos y gritos de desesperación. En ese momento, algunos familiares, claramente afectadores, se abrazaron entre llantos y otros tuvieron que abandonar la sala.
“Loco por las armas”
Estudiantes de la escuela secundaria Stoneman Douglas definieron a Cruz como “un chico problemático”, “solitario” y “un loco por las armas”. Además, se evidenció que sus redes sociales mostraban mensajes preocupantes, en especial sobre armas, antes del crimen.
Al enterarse de que Cruz se declaró culpable, un estudiante de la escuela le dijo a la cadena CBS que este era “problemático”. Aseguró, además, que siempre “cargaba armas con él” y que no tenía reparos en mostrarlas a sus compañeros.
“Aunque era un tipo solitario, si le preguntabas por algo, comenzaba a hablar. Por ejemplo, una vez que hicimos un trabajo juntos me contó que se quería unir al ejército y que le encantaba cazar”, declaró a CNN Brandon Minoff, excompañero de Cruz.
El profesor Jim Gard dijo al diario Miami Herald que los trabajadores fueron advertidos de que Cruz suponía una amenaza y no se le debía permitir el ingreso al colegio con una mochila. “Hubo problemas con él el año pasado por amenazas a estudiantes, y creo que se le pidió que abandonase el campus”.
Según el medio South Florida Sun Sentinel, Cruz y su hermano, Zachary, quedaron huérfanos en noviembre de 2017: su madre adoptiva falleció. El esposo de la mujer ya había muerto años antes. Desde aquel evento, los hermanos Cruz vivían con la familia de un amigo.
“Sé que tenía algunos problemas y que pudo haber estado tomando medicación. Tenía algún tipo de dificultades emocionales”, explicó Barbara Kumbatovich, cuñada de la madre adoptiva.