La diplomacia temperamental y caótica que esgrimió Donald Trump durante sus cuatro años como presidente de Estados Unidos quedará en el anecdotario cuando el experimentado Joe Biden tome las riendas de la Casa Blanca e imprima a las relaciones exteriores su sello de sobriedad.
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La oficina de transición del demócrata Biden no está recibiendo la colaboración del Departamento de Estado, en tanto Trump se niega a reconocer su derrota en las elecciones del 3 de noviembre, cuando aspiró a un segundo mandato.
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Pero aún así, el exvicepresidente, con cerca de 50 años de experiencia política en Washington, está decidido a cumplir sus promesas de campaña sobre devolver la normalidad a la diplomacia estadounidense, recuperando un sopesado proceso de toma de decisiones mediante consultas con expertos en lugar de lanzar tuits impulsivos y arrebatados.
Luego de que el primer ministro canadiense Justin Trudeau -a quien Trump ridiculizó por Twitter tras una cumbre al calificarlo de “muy deshonesto y débil”- llamó a Biden para felicitarlo, el presidente electo emitió un comunicado asegurando que ambos “reafirmaron los lazos estrechos entre Estados Unidos y Canadá” y abogó por una cooperación contra el COVID-19 y futuras amenazas biológicas.
Tras su conversación con Angela Merkel, a quien Trump criticó abiertamente por dar refugio a migrantes, Biden “señaló su interés en colaborar estrechamente” con Alemania para hacer frente a la pandemia, el cambio climático y otras cuestiones, mientras elogió el “liderazgo” de la canciller alemana.
El mismo escenario de cordialidad se desarrolló tras una comunicación con el primer ministro australiano, Scott Morrison, con quien Trump habría tenido una acalorada discusión en su primera semana como presidente.
“A Trump le gusta hacer las cosas de forma bilateral y unilateral. La gran diferencia es que Biden respeta y entiende que, a veces, hay que trabajar multilateralmente”, estima Monica Duffy Toft, profesora de política internacional en la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia de la Universidad de Tufts.
Según la experta, la diplomacia de Biden “será menos personalista, menos caótica. Mucho más desarrollada sobre el protocolo y obviamente no por tuits”, añadió
Nuevas prioridades
Pero el regreso de Biden a una diplomacia más tradicional es más que un estilo personal.
También indica que prioriza trabajar con el mundo, dijo la profesora Duffy Toft.
La experta estima que Biden revivirá el papel del Departamento de Estado, ridiculizado por el siempre sospechoso Trump como el “Departamento de Estado Profundo”, y que se alejará de las conexiones personales y familiares.
El yerno de Trump, Jared Kushner, fue puesto a cargo de las relaciones con Oriente Medio y aparentemente charla por WhatsApp con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, quien seguramente recibirá una presión significativamente mayor de parte de Biden sobre los derechos humanos.
Dirigentes autocráticos han buscado asiduamente canales sin filtro para llegar a Trump, quien prescindió de los anotadores habituales cuando se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin y quien, según se dijo, atendía llamadas telefónicas que le hacía directamente su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan sin ninguna preparación protocolar.
“Si eras uno de esos líderes, era más fácil. Sabían que de alguna manera podían conseguir que Trump les prestara oído y obtener lo que querían”, dijo Duffy Toft.
Pero esa clase de cosas “resulta muy inquietante para otros líderes mundiales”, añadió.
Biden no siempre es el polo opuesto a Trump. Como el magnate, Biden es aficionado a hablar de cómo ha cultivado las relaciones con los líderes extranjeros y habla más el lenguaje del pragmatismo que de la gran estrategia geopolítica.
Pero es difícil imaginar a los aliados de Estados Unidos limitando el acceso a las conversaciones con Biden por la preocupación de embarazosas filtraciones, como Alemania supuestamente hizo con las llamadas de Trump.
Con Biden, “simplemente no será tan agotador”, resumió el expresidente Barack Obama, que apoyó la campaña del presidente electo.
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